Penya Barcelonista de Lisboa

dimarts, de setembre 14, 2010

¿Quién dudaba de este Barça?


¿Quién dudaba de este Barça?

Volvió la Champions al Camp Nou y regresó el gran Barça. El de las Seis Copas, el de los dos últimos años. El que no hay quien pare, el que lo gana todo, el que marea a sus rivales como si fueran la gallinita ciega, el que deja boquiabierto a cualquiera que ame este deporte. Si alguien tenía alguna duda de lo que podía pasar tras la derrota liguera del sábado ante el Hércules puede quedarse tranquilo. Desde luego, no la tenía Pep Guardiola. Ni casi ningún culé. "Tienen todo el crédito del mundo", afirmó el técnico en la víspera. Y su equipo respondió. Y de qué manera... El Barça salió 'enchufado', atacando el oleadas, como un auténtico ciclón, completante recuperado del mazazo que supuso el 0-2 ante el cuadro alicantino. Esta vez no hubo 'virus FIFA' ni cansancio, la alineación fua la de gala -Con Busquets, Xavi o Pedro de inicio-, y el balón circuló a la velocidad endiablada habitual, mientras los jugadores del Panathinaikos sólo podían mirar cómo iba de un lado a otro. Sobre todo, hacia adelante. ¿Cómo va a ser de otra forma con Piqué, Iniesta, Xavi, Busquets o Messi en el campo?. El 'baile' fue tal que los azulgranas sólo tardaron dos minutos en crear su primera ocasión, un cabezazo de Messi. Y tras ella se sucedieron más de una docena -Xavi en el 5', Messi en el 11...-. La goleada pudo haber sido de escándalo de no haber sido por Tzorvas, que paró lo imparable, incluso un penalty. A pesar del resultado final, el Panathinaikos puede darse con un canto en los dientes. Pero a pesar de eso la sombra del Hércules planeó sobre el Camp Nou cuando los griegos marcó el 0-1. Al igual que el sábado, el Panathinaikos se adelantó en su primer ataque. Saque en largo del portero, Cissé que asiste de espuela desde la media si que el balón caiga al suelo -pase digno de ver por TV- y Govou, solo ante Valdés, y dejando en evidencia a Abidal, no perdona (0-1, 20'). Pero el miedo en el cuerpo de los culés duró solo un minuto. El que tardó Leo Messi en empatar. La conexión con Xavi funcionó a la perfección. El de Terrassa se 'inventó' una de sus asistencias 'marca de la casa' casi desde el círculo central, vio el espacio donde nadie más podía verlo y dejó a Messi solo ante Tzorvas. Y el argentino no perdonó, superando a Tzorvas de vaselina, algo que parece ser su especialidad esta temporada. La calma absoluta llegó diez minutos después. Xavi, omnipresente, sirvió un córner, Busquets 'peinó' el balón de cabeza hacia atrás en el primer palo y Villa, solo a bocajarro, lo remachó a la red (2-1, 32'). Las cosas volvían a su sitio. La remontada ya estaba iniciada, y a partir de ahí sólo quedaba ponerse el babero. Porque con este Barça no se puede hacer otra cosa. En el 43', Messi remataba al larguero después de una triangulación increíble con Villa y Pedro. Un preludio de lo que iba a venir poco después. El 3-1, en el 44', fue una obra de arte. Una de las combinaciones más bellas y rápidas que se recuerdan en el Camp Nou. Y han sido muchas. Más que un equipo, el Barça pareció un billar. Alves inició la jugada desde la derecha, y el balón empezó a correr de pie en pie de forma vertiginosa. Messi a Xavi, Xavi a Pedro, Pedro a Messi... y el argentino superaba otra vez a Tzorvas. Poco importó que nada más iniciarse la segunda mitad Messi fallara un penalty, después de un claro derribo de Kanté sobre el '10' del Barça (53'). Lo tiró flojo y por el centro. ¿Qué más daba?. Los azulgranas fallaban una ocasión tras otra (Messi en el 57', Pedro en el 58...). Hasta que, en el 77', Pedro marcó el 4-1. Otra vez jugada de billar, pero por motivo distinto. Massi se internó hasta la línea de fondo y, casi sin ángulo, remató, peró el balón fue de poste a poste... y el canario, solo a puerta vacía, que marcaba el 4-1. Aún habría tiempo para un gol más. Para ver otra maravilla de un futbolista irrepetible. Leo Messi, una leyenda con sólo 23 años. Esta vez, el '10' de sacó de la chistera un pase elevando el balón sobre la defensa, y Alves, solo, lo envió a la red de cabeza superando por alto a Tzortas (5-1, 92'). Era el broche de oro a otra obra maestra de los de Guardiola. ¿Quién podía dudar de ellos?