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dilluns, de setembre 06, 2010

Busquets: El crack de la calleEl centrocampista prefiere vivir alejado de los focos, pese a que se ha ganado en el campo la consideración de estrella


Busquets: El crack de la calle
El centrocampista prefiere vivir alejado de los focos, pese a que se ha ganado en el campo la consideración de estrella



Sergio Busquets representa el paradigma del fútbol base, no sólo por su talento, sino por su carácter y su forma de pensar.

Pese a haber coleccionado elogios desde su irrupción en el primer equipo, al hijo de Carles Busquets todavía le da vergüenza que le paren por la calle para pedirle un autógrafo, y se sigue sonrojando cuando le recuerdan que es un crack: “Yo no me considero un crack, los cracks son los elegidos y yo no me veo así, creo que soy un privilegiado por jugar donde juego, poder estar con los compañeros en el club de mi vida, pero soy una persona normal y la palabra crack es demasiado grande para mí”.

Busquets está en la cima del fútbol, pero no olvida sus orígenes ni de donde viene. Cuando el ya histórico 11 de julio la selección levantó la Copa del Mundo la primera reacción del joven azulgrana fue colocarse sobre los hombros la bufanda verdiblanca del CD Badia. “No tengo un primer recuerdo claro del fútbol, recuerdo que de muy pequeño siempre me gustó salir a la calle o a la plaza con los amigos, con una pelota enganchada en los pies. También jugaba con mi hermano Aitor, que es tres años más pequeño que yo”, explica.

De hecho, mientras los dos hermanos empezaban a dar sus primeros balonazos, su padre estaba a punto de relevar a Andoni Zubizarreta en la portería azulgrana. “Cuando éramos pequeños, mi padre siempre estaba jugando, viajando o entrenando y quien nos llevaba a los entrenamientos era mi madre o mi abuelo, hasta que murió. Mi hermano y yo jugábamos en categorías diferentes y en posiciones distintas, pero los dos éramos muy competitivos y nos ‘picábamos’ siempre, pero como yo era el más grande tenía ventaja”, recuerda el mediocentro.

Los dos hermanos coincidieron hasta que Sergio se fue al Jabac de Terrassa y Aitor al Badia.

Sergio asegura haber aprendido cosas de todos los entrenadores con los que ha jugado, “los recuerdo a todos con cariño, sobre todo a mis tíos que me entrenaban cuando era muy pequeño. Del Barberà me quedo con Pedro Nacarino, era una época en la que me lo intentaba pasar bien y el fútbol era como un hobbie”, de su época en el Lleida recuerda al técnico “Jesús Hernández, con quien empecé a entender el fútbol como un profesional” y en el Barça no olvida a Alex Garcia, “el primer entrenador que tuve al llegar y me ayudó a integrarme”, aunque como no podía ser de otro modo, el que más le ha marcado es Pep Guardiola, “estoy con él desde que el B estaba en Tercera y los dos nos conocemos muy bien”.

Durante todos los pasos que fue dando, nunca dejó de lado los estudios, “siempre me he considerado buen estudiante, he ido aprobando todos los cursos hasta segundo de bachillerato, aunque tampoco es que sacara matrícula de honor” y no descarta más adelante presentarse a la Selectividad.

desilusiones en el fútbol se las dio Luis Figo, “era mi ídolo y, como para todo aficionado súper culé, fue una desilusión muy grande cuando se fue, porque yo era un niño y aún no asimilaba aquellas cosas. Cuando se fue le regalé todas las fotos que tenía de él a mi tío, que era del Madrid”.

Busquets reconoce que tiene una cuenta pendiente con los niños de Badia, “me había comprometido con mi tío para hacer de ayudante de entrenador al juvenil, pero justo entonces di el salto al primer equipo y no pude cumplir con mi palabra”. De todos modos, hoy en día, el jugador tiene un campus de verano con su nombre, aunque confía en que “algún día podré ayudar a los niños del barrio, porque me gustan mucho los niños y esa parte de ser entrenador”. Y es que el jugador sigue teniendo una estrecha relación con Badia, “por suerte todos mis amigos y familiares trabajan, pero he visto como en Badia han cerrado muchas tiendas y otros conocidos que se han quedado sin trabajo”.

Hoy en día, lo sigue pasando mal cuando la gente lo reconoce por la calle, “no me gusta ser el centro de atención, quizás la posición en la que juego es un reflejo de mi personalidad, trabajo en la sombra. Esta posición dice mucho de mí, porque soy discreto”. Por eso reconoce que “me da mucha vergüenza firmar autógrafos, aunque te tienes que acostumbrar a todo”.

Sergio se declara fan incondicional de la cocina de su madre, “es súper buena cocinera y lo hace todo buenísimo. Yo en cambio, cocino poco, no soy un gran chef, pero podría hacerte cualquier plato de pasta o cosas a la plancha, cocina de supervivencia”. Y para relajarse durante el tiempo libre, cualquier grupo de pop español le sirve, “tengo predilección por El Canto del Loco”.

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