Penya Barcelonista de Lisboa

dimarts, de novembre 03, 2009

De los 20 grados en Barcelona... a los -8 en Kazán







Paliza para llegar al frío
El vuelo, que duró cinco horas, se demoró dos más por problemas en el aeropuerto de El Prat. Kazán recibió al equipo con el mercurio en pleno descenso
Kazán no engañó a nadie. Anunciaban desde la ciudad rusa que su mejor aliado sería el frío y la humedad y así es como recibió la capital tártara a la expedición blaugrana. Nada más poner los pies en el aeropuerto internacional de Kazán, el termómetro señalaba los cinco grados bajo cero y pese a no estar nevando se vislumbraba casi un palmo de nieve blanca que había caído esa misma mañana. Una horas después, tras superar el control de aduana, el mercurio había descendido ya hasta los ocho bajo cero. En todo caso, y para restarle un poco de dramatismo, hay que señalar que el equipo aterrizó a las diez de la noche hora local, dos horas más tarde de la hora prevista para el partido de mañana, por lo que las temperaturas a la hora del encuentro podrían no ser tan exageradas.
En todo caso el impacto del cambio de temperatura fue simplemente brutal. En apenas cinco horas se pasó de los relucientes 22 grados que asomaban al mediodía en la Ciudad Condal a los desoladores cinco grados bajo cero que estremecían Kazán. Casi treinta grados de diferencia para, permitanme la ironía, calentar motores.
Esos motores que, por cierto, al avión que llevó al equipo a Rusia parecía que no acababan de encenderse. Y es que la expedición blaugrana tenía previsto salir a la una de la tarde de Barcelona, pero finalmente no fue hasta pasadas las tres cuando el avión despegó. Dos horas de retraso por culpa primero de un problema en todas las cintas transportadoras de maletas -hasta la guardia civil tuvo que personarse ante el cabreo monumental de los pasajeros- y posteriormente al haber perdido el ‘slot’ -el turno para salir- y tener que encontrar un nuevo hueco en la parrilla de la torre de control.
Así pues los problemas no acabaron sólo con el embarque porque el comandante tuvo que esperar casi una hora para poder despegar con los 151 pasajeros -incluyendo 29 aficionados y 53 periodistas- impacientándose a medida que el tiempo pasaba y la comunicación escaseaba. Algunos jugadores se quejaron amargamente porque empezaban a tener hambre, pero la tripulación no pudo sacar las bandejas de comida hasta una hora despues de haber despegado.
Solventados los problemas, el vuelo transcurrió sin mayores contratiempos. Es más, el piloto apretó el acelerador recortando casi en 40 minutos la travesía hasta Kazán. Durante esas cinco horas, muchos jugadores optaron por realizar una reparadora siesta aprovechando todas las comodidades de la clase ‘business’, aunque algunos, como Dani Alves, mostraron su carisma y don de gente, paseando por la zona donde estaban los seguidores para satisfacer sus autógrafos y hasta hablar con ellos. Mientras, Leo Messi se dedicaba a jugar animosamente a dados junto a Piqué y otros compañeros.
El presidente Joan Laporta encabezaba la expedición junto a los directivos Albert Perrín, Patrick Auset y Xavier Bagues. También estaban el director general corporativo, Jaume Olivier, y el responsable del fútbol, Raül Sanllehí. La hija del director general del Rubin, Natalia, que vive en Barcelona, también acompañó a la expedición.Nada más aterrizar se pudo comprobar que, pese a los años, en Rusia aún se mantienen algunos rasgos del férreo régimen soviético. Y es que nada más poner la escalerilla del avión salieron, como de la nada, cuatro militares luciendo ‘kalashnikov’, dos de paisanos y dos de camuflaje, para intimidar con sus gestos cualquier tipo de acción por parte de las cámaras de televisión y los fotógrafos a la hora de grabar a los jugadores. Evidentemente nadie se atrevió a ‘robar’ ninguna imagen.
Una jardinera recogió a los jugadores y los vips que les encaminaron rápidamente hacia el control de aduana. En poco más de media hora ya estaban en el autocar con destino al lujoso hotel Mirage. El Barcelona estaba avisado de los muchos problemas que tuvo el Inter de Milan para pasar el control -estuvieron casi una hora y media en el aeropuerto- e intentó poner remedio hablando con la seguridad del aeropueto.
En todo caso, el frío era tan apabullante que anularon el paseo de hoy por la mañana y la sesión matinal.