Penya Barcelonista de Lisboa

dilluns, de desembre 25, 2006

Toda la verdad sobre la derrota del Mundial de Clubs


Toda la verdad sobre la derrota del Mundial de Clubs

Imagínense un jugador que lleva seis días durmiendo apenas una hora y que ni tan siquiera el orfidal le hace efecto, imagínense otro al que obligan a encerrarse en una habitación de hotel durante 28 horas y con la prohibición de que sus compañeros le visiten, imagínense otro más que tuvo que pincharse el tobillo tanto en la semifinal como en la final, imagínense otro que acabó la final con tal desgaste físico que después del encuentro miccionó sangre, imagínense un jugador que tenía ‘bula’ para saltarse sistemáticamente el desayuno con sus compañeros, imagínense un equipo que creyó tener la final en sus manos tras superar el difícil cruce de las semifinales, imagínense un entrenador que se vio sorprendido por la táctica del rival e intentó remediarlo en el descanso, pero los jugadores no acabaron de entender sus indicaciones. Pues bien, todo esto y algo más es lo que sucedió en el nefasto Mundialito de clubs que acabó con el Barcelona regresando sin la copa y con la sensación de haber perdido una oportunidad única para hacer historia.
Vamos a ir desgranando poco a poco todas estas pistas para no dejar en ascuas a nuestros lectores. El jugador que se pasó la semana en Yokohama prácticamente en vela y que sufrió todas las secuelas del ‘jet lag’ fue el islandés Eidur Gudjohnsen. Sus problemas fueron de tal índole que ni tan siquiera los somníferos conseguían que el jugador pudiera descansar las horas necesarias. En más de una ocasión se le vio paseando por los alrededores del hotel a altas horas de la madrugada.
Como ya es sabido, el jugador que estuvo 28 horas encerrado en su habitación fue el brasileño Edmílson. Una gastroenteritis le obligó a permanecer en cama, sólo ingiriendo líquidos durante casi dos días, lo que le hizo perder cuatro kilos. Los jugadores no podían visitarle durante ese tiempo por miedo de que fuera una infección vírica. Para Rijkaard esta baja fue un contratiempo importante porque entraba en sus planes para jugar la final contra el Internacional de Porto Alegre.
El mexicano Rafael Márquez, según reconoció él mismo, jugó tanto la semifinal como la final infiltrado en su maltrecho tobillo derecho. El mismo que le impidió estar con sus compañeros en el último partido de Liga del año ante el Atlético de Madrid.
También ya es conocido que el holandés Gio van Bronckhorst acabó la final tan exhausto que a la hora de pasar el antidoping tuvo muchos problemas y acabó miccionando sangre.
Ronaldinho era el único jugador que tenía patente de corso para no ir a desayunar con el resto de compañeros. Rijkaard en todo caso le había dado permiso, por lo que no hay nada más que hablar.
Y, por último, desvelar una situación que se produjo en el descanso de la final. Rijkaard se vio desbordado por la táctica del Internacional e intentó hacer algunos cambios de marcaje para reconducir la situación. Sin embargo sus órdenes no fueron lo suficientemente claras porque los jugadores acabaron por discutir quién marcaba a quién ‘in situ’ durante el partido.

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