Messi aún no sabe quién es Messi
Messi aún no sabe quién es Messi
Pep Guardiola, después de la exhibición de Messi frente el Panathinaikos y presionado por los medios para que valorase al argentino, no sólo reconoció que Leo es el mejor futbolista del mundo, sino que nos invitó a repasar su trayectoria para que, visto el rendimiento, todos pudiéramos llegar a la misma conclusión.
Y así es. Analizado el expediente de Messi nadie puede dudar de su jerarquía. En dos años, Leo ha metido 133 goles con el Barça, ha ganado ocho títulos y ha sido distinguido con todos los premios individuales habidos y por haber incluidos, por supuesto, la 'Bota de Oro' el 'Balón de Oro' y el 'FIFA World Player'.
Indiscutible. No hay otro como él pero, lo mejor del caso, es que, con 23 años, todavía es capaz de seguir creciendo. Estamos ante un genio sin límite. Un futbolista inmenso. Tan grande, que ni el mismo Messi sabe todavía quién es Messi. De ahí que, quienes mejor le conocen, insistan en que lo mejor de Leo no es lo que hace Leo sino cómo es Leo.
En el campo, pudiendo ser egoísta como el que más, es solidario como el más entregado de los obreros y en cada una de sus acciones encarna el espíritu del equipo. Messi piensa en el grupo antes que en él y, por eso, cuando falla un penalti como la noche del Panathinaikos, lo siente mucho más por el equipo que por él.
Y fuera del campo, por lo visto, ya es el acabose. Sus amigos destacan la humildad con la que Leo rehúye el divismo en el que otros, con menos valores, ya habrían caído. Y se refieren también a que, siendo reconocido como el mejor futbolista del mundo por sus compañeros de profesión, Messi ni se reconoce ni se siente una estrella. Todo lo contrario. Piensa que sólo es un tipo corriente de apenas 23 años incapaz de entender que siendo tan normal como se siente, resulte extraordinario todo lo que le rodea. De ahí que digiera mal que siendo como es, cualquier cosa vinculada a su vida acabe siendo noticia en los medios. Ya sea su familia, su novia, sus vacaciones en Cancún o en Río.
No entiende nada... porque, una vez más, Messi todavía no sabe quién es Messi. No es consciente de su magnitud ni de su talento futbolístico. Algo que, sin duda, explicaría que a Leo incluso le llegue a extrañar que en los actos públicos se le ponga protección para garantizar su seguridad.
En definitiva y aunque parezca una exageración, Messi, aún hoy,es de los que aún se pone colorado cuando le piden un autógrafo.Y de los que se ruborizan cuando en los restaurantes alguien quiere invitarle por el simple hecho de tenerle cerca. Y de los que es capaz de llorar cuanto pierde el Barça. Y de los que, por encima de todo, conjuga en su persona todas las virtudes de un futbolista modelo: humildad, talento y compromiso absoluto con el equipo... y con el club
Sandro Rosell, en viaje particular, se fue ayer a Estados Unidos. El presidente no asistirá al Atlético-Barça y será el vicepresidente Cardoner quien encabece en el Calderón la delegación blaugrana que completarán los directivos Moix, Coll, Guinovart y Vidal Abarca. Rosell volverá a Barcelona el martes y, al día siguiente, presidirá en el Camp Nou el partido Barça-Sporting de la jornada de Liga intersemanal.
Pep Guardiola, después de la exhibición de Messi frente el Panathinaikos y presionado por los medios para que valorase al argentino, no sólo reconoció que Leo es el mejor futbolista del mundo, sino que nos invitó a repasar su trayectoria para que, visto el rendimiento, todos pudiéramos llegar a la misma conclusión.
Y así es. Analizado el expediente de Messi nadie puede dudar de su jerarquía. En dos años, Leo ha metido 133 goles con el Barça, ha ganado ocho títulos y ha sido distinguido con todos los premios individuales habidos y por haber incluidos, por supuesto, la 'Bota de Oro' el 'Balón de Oro' y el 'FIFA World Player'.
Indiscutible. No hay otro como él pero, lo mejor del caso, es que, con 23 años, todavía es capaz de seguir creciendo. Estamos ante un genio sin límite. Un futbolista inmenso. Tan grande, que ni el mismo Messi sabe todavía quién es Messi. De ahí que, quienes mejor le conocen, insistan en que lo mejor de Leo no es lo que hace Leo sino cómo es Leo.
En el campo, pudiendo ser egoísta como el que más, es solidario como el más entregado de los obreros y en cada una de sus acciones encarna el espíritu del equipo. Messi piensa en el grupo antes que en él y, por eso, cuando falla un penalti como la noche del Panathinaikos, lo siente mucho más por el equipo que por él.
Y fuera del campo, por lo visto, ya es el acabose. Sus amigos destacan la humildad con la que Leo rehúye el divismo en el que otros, con menos valores, ya habrían caído. Y se refieren también a que, siendo reconocido como el mejor futbolista del mundo por sus compañeros de profesión, Messi ni se reconoce ni se siente una estrella. Todo lo contrario. Piensa que sólo es un tipo corriente de apenas 23 años incapaz de entender que siendo tan normal como se siente, resulte extraordinario todo lo que le rodea. De ahí que digiera mal que siendo como es, cualquier cosa vinculada a su vida acabe siendo noticia en los medios. Ya sea su familia, su novia, sus vacaciones en Cancún o en Río.
No entiende nada... porque, una vez más, Messi todavía no sabe quién es Messi. No es consciente de su magnitud ni de su talento futbolístico. Algo que, sin duda, explicaría que a Leo incluso le llegue a extrañar que en los actos públicos se le ponga protección para garantizar su seguridad.
En definitiva y aunque parezca una exageración, Messi, aún hoy,es de los que aún se pone colorado cuando le piden un autógrafo.Y de los que se ruborizan cuando en los restaurantes alguien quiere invitarle por el simple hecho de tenerle cerca. Y de los que es capaz de llorar cuanto pierde el Barça. Y de los que, por encima de todo, conjuga en su persona todas las virtudes de un futbolista modelo: humildad, talento y compromiso absoluto con el equipo... y con el club
Sandro Rosell, en viaje particular, se fue ayer a Estados Unidos. El presidente no asistirá al Atlético-Barça y será el vicepresidente Cardoner quien encabece en el Calderón la delegación blaugrana que completarán los directivos Moix, Coll, Guinovart y Vidal Abarca. Rosell volverá a Barcelona el martes y, al día siguiente, presidirá en el Camp Nou el partido Barça-Sporting de la jornada de Liga intersemanal.
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