Penya Barcelonista de Lisboa

divendres, de juliol 23, 2010

Wenger afloja y Cesc aprieta


Wenger afloja y Cesc aprieta


Un nuevo capítulo se abre en esta historia de supuestos encuentros y evidentes desencuentros. Un episodio que debe ser el definitivo...
Agosto está en puertas y Cesc Fàbregas debe viajar en breve a Londres para empezar los entrenamientos con el Arsenal pese a decir por activa y por pasiva que su etapa en el equipo londinense ha llegado a la última estación. Pero por lo visto, no ha bastado. Es necesario que el centrocampista catalán haga algo más, algo definitivo: apearse, pisar el andén.

Y eso es precisamente lo que espera la dirección de los ‘gunners’ y el propio Arsène Wenger. Que el jugador se ‘moje’ (como si no lo hubiera hecho hasta ahora...). Espera un gesto inequívoco para que no queden dudas, para que sea él quien asuma definitivamente que ha llegado el momento del adiós.
Así las cosas, Cesc tiene la llave de su futuro. Y desde su club se espera que fuerce todavía más la situación, que la acentúe, que le dé una vuelta más a la tuerca. Sólo así el Arsenal se daría ‘oficialmente’ por aludido y se vería obligado a negociar la salida del jugador.

Además de pedirlo por escrito, los ‘gunners’ quieren una muestra más (una declaración, por ejemplo) para que su hinchada vea en primera persona que desde la dirección se ha hecho todo lo posible pero que no se ha obtenido el resultado deseado: conseguir que Cesc no se mueva del Emirates.

De todas formas, dicha salida no sería posible a cualquier precio porque el FC Barcelona, como es ‘vox populi’, no tiraría la casa por la ventana. Estaría en condiciones de afrontar un traspaso por valor de 40 millones de euros como máximo.
Tal y como están las cosas, la estrategia del Arsenal debe pasar de retener al jugador a toda costa a sacar la mayor tajada económica posible. Y según fuentes cercanas al club inglés, la cifra desde la que se empezaría a negociar con el FC Barcelona sería de 55 millones de euros.

Se adivina, pues, una negociación intensa entre ambas entidades, pues sobre el papel ninguna de las dos estaría dispuesta a ceder. El Barça por no disponer de más líquido en estos momentos y el Arsenal para ‘contentar’ a su seguidores sacando, por lo menos, la cantidad que quería por desprenderse del internacional español.

REALIDAD
En las últimas horas el Arsenal y el propio Wenger, que dijo que ayudaría a Cesc a dejar el club, están asumiendo la marcha del jugador. El técnico, por otra parte, está agradecido a Sandro Rosell por no haber realizado movimiento alguno desde que alcanzara la presidencia de la entidad barcelonista y entiende que lo mejor que puede hacer ahora es aceptar la realidad, que no es otra que su capitán, después de siete años en Londres, quiere regresar a Barcelona, su casa, y concretamente, jugar en el FC Barcelona, club del que lo captó el Arsenal en su momento.

El entrenador francés también comprende que no se puede retener a nadie contra su voluntad, que no hay marcha atrás con su discípulo. Que ha llegado el momento de abrirle la ‘jaula de oro’.

Por otra parte, sabe que puede sacar una cantidad importante por el traspaso y que, de no aceptarla él, iría a las arcas de otro club, pues el FC Barcelona ha estado rastreando recientemente el mercado de centrocampistas a conciencia para buscar la pieza que le todavía le falta en la zona ancha.

Y el jugador también entiende que, después de la apuesta que el Arsenal hizo por él en 2003, tiene que salir de forma elegante pese a estar atado contractualmente con el club del Emirates Stadium hasta junio de 2014. Sabe que debe una explicación a Wenger y a la afición por lo sucedido en la celebración del Mundial de Sudáfrica, donde le pusieron una camiseta del FC Barcelona.

Y quiere que escuchen, de su propia voz, lo sucedido porque no fue una cosa meditada ni mucho menos. Salió así por parte de unos compañeros que, simplemente, querían gastarle una broma.
Una nueva entrega del ‘culebrón’ más popular del verano ya está en camino. La historia empezó bien para los intereses de Cesc y el FC Barcelona, luego, tras rechazar la oferta del equipo catalán el Arsenal (de 35 millones de euros), dio un giro radical y el pesimismo se adueñó del barcelonismo. Ahora las cosas adquieren otra dimensión. ¿Será el último coletazo de este esquivo ‘ofidio’?