Penya Barcelonista de Lisboa

divendres, de juny 04, 2010

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Vamos a contar mentiras, tralará
El nivel de la campaña está siendo lamentable, pero cuidado: puede empeorar
Sergi Pàmies

Cuantas más posibilidades tienen de ganar, peor parecen comportarse los precandidatos. La inversión desembolsada y la ilusión estresan más a los favoritos (Rosell, Ingla, Ferrer) que a los que no lo son (Plaza, Salvat, Benedito y Guixà). Mientras tanto, la junta electoral juega al límite del reglamento, no sé si para favorecer el continuismo continuador o si para desactivar las alternativas de cambio. Han sido unos días extenuantes, pero los próximos aún lo serán más. De cara a la galería, todos dicen que no entrarán en una guerra sucia. De espaldas a la opinión pública, en cambio, se rifan toneladas de mierda.

Resumen abreviado de algunas mentiras, anécdotas y rumores que me han contado estos días: el precandidato A tiene mucho que ocultar, el B no es trigo limpio, del C, mejor no hablar y el D es tonto. Un mejunje delirante de ex esposas y ex socios despechados, vertidos tóxicos, ex suegros damnificados y travestis sobornados. También hay chantajes políticos, ruinas inminentes, juergas prostibularias, dossiers de cortar y pegar, mafiosos de cuneta, psicofonías nuñistas y pactos con violentos. Incluso hay una escena extraña y terrorífica: uno de los precandidatos está hablando con alguien y, por razones que desconozco, sujeta un pajarito (vivo) en la mano; el interlocutor observa que el pájaro se está asfixiando pero, lejos de reaccionar, el candidato sigue hablando, tan tranquilo, con el pájaro, ya muerto, en la mano. ¿Significa que en estas elecciones vale más pájaro muerto en mano que cien vivos volando?

Transcribo estas pestilentes habladurías no porque me las crea, sino para que les dé el aire. En un contexto así, el periodismo sufre para distinguir lo tóxico de lo cierto y para no dejarse influir por los pronósticos (el más espectacular ha sido el del péndulo del mago Fèlix en RAC 1: Rosell no ganará). Estoy de acuerdo con Josep Maria Minguella: la campaña está siendo nauseabunda. Pero añado: podría serlo mucho más. En lugar de resolver las dudas del socio, se lanzan globos sonda. En lugar de reflexionar sobre el futuro y sus amenazas (el endeudamiento y el crecimiento de la corrupción a través de las apuestas ilegales, por ejemplo), se atiza la discordia. La táctica funciona: cuanta más porquería circule, más se desconcierta al socio.

Eso sí: todos hablan de lo importante que es La Masia. Precisamente por eso, propongo que incluyan en sus programas la creación de una Masia para directivos. Hay que aprovechar los tesoros del palco y enseñar los fundamentos de dirección del club. El primero: sólo podrás presentarte si eres millonario en aplicación de un despotismo ilustrado que establece (se lo he escuchado a directivos de ayer y de hoy) que "si ya eres rico, evitas la tentación de robar". Partiendo de este principio hiperdemocrático, convendría establecer un programa de asignaturas formativas. Albert Peirón podría impartir cursos de retórica peleona y exabrupto chusquero. Marc Ingla podría enseñar a hablar raro, con expresiones como "lo tengo en el salvapantallas" (¿mande?) o su gran hit "soy tan independiente que me llaman inglapendiente". Rosell enseñaría a abrazar (nadie lo hace con su simpatía) y a decir una cosa, luego otra, más tarde desmentir las dos y, al final, llamar a la unidad con una convincente sonrisa. Por su parte, Jaume Ferrer enseñaría el arte de la resistencia al dolor y la humillación. Cómo dejarte insultar, espiar y que te cuelen directores generales por la escuadra poniendo cara de esclavo de las Cuevas del Sado.

Y no podemos renunciar al activo del presidente Joan Laporta: impartiría clases de grandeza, intuición y valentía por la mañana y, por la tarde, de grandilocuencia, bravuconería populista y vehemencia reactiva. Con semejantes profesores, la cantera directiva sería invencible.