Penya Barcelonista de Lisboa

dijous, de juny 11, 2009

Carles Puyol, orgullo de capitán


Carles Puyol, orgullo de capitán

Carles Puyol ironizaba hace años afirmando que quizás sea “el punto de inconsciencia que siempre me acompaña el que me ha traído hasta aquí”. Cuando alguien se refiere al capitán del Barça siempre hace referencia a su incombustible capacidad de lucha, a su tenacidad, a su compromiso y a su espíritu de sacrificio. Unos valores que son la base sobre los que se sustenta cualquier colectivo, un ‘punto de inconsciencia’ que le ha convertido en insustituible durante una década después de que estuviera con un pie fuera del Camp Nou. Es posible que muchos no recuerden que Puyol empezó jugando como delantero y que luego se reinventó como centrocampista, lateral y defensa central. Esto habla de su polivalencia, pero sobre todo de su perseverancia. Los años previos a su llegada a La Masia no son muy diferentes a los de otros chavales que ven cumplido el primero de sus sueños, excepto porque Martínez Vilaseca le preguntó: “¿Quieres fichar por el Barça? Pues córtate el pelo?”. Carles contestó “lo que usted diga”, pero en otra muestra de su ‘punto de inconsciencia’ se dejó las greñas y con ellas se consagró en el primer equipo. Puyol será recordado como el capitán que levantó dos Champions League para el Barça en cuatro años, pero antes tuvo que pasarse cinco campañas de dura sequía. Unos años en los que le partieron la cara -literalmente- dos veces y en los que se convirtió en el símbolo de la resistencia blaugrana ante tanto desgobierno en lo económico, lo social y lo deportivo. Las imágenes de Carles lanzándose como un portero y parando con el pecho un disparo de Obiorah a puerta vacía durante un Barça-Lokomotiv, o sacando con la cara un remate de gol de Roberto Carlos en un Madrid-Barça dieron la vuelta al mundo.Y el caso es que a Carles le habían dicho, solo cuatro años antes, que dejara el Barça cuando aún estaba en el filial y aprovechara una oferta del Málaga si quería tener una oportunidad en Primera División. Fiel a su forma de ser, prefirió quedarse. “Estoy contento de que tú no te vayas”, le dijo Louis van Gaal (al que considera su padre deportivo) cuando se enteró. “Si te quedas, pasarás a formar parte de mi selección. entrenarás conmigo y jugarás con el B”. La recompensa llegaría el 2 de octubre de 1999 con el debut en un Barça-Valladolid, pero los títulos se harían esperar. “A veces llegué a pensar que nunca ganaría nada”, ha confesado el defensa barcelonista en alguna ocasión. Sería con la llegada de Frank Rijkaard, Ronaldinho, Deco y Eto’o cuando el Barça recuperó la senda de los títulos. Para entonces, Carles Puyol ya se había convertido en el capitán del equipo y pudo levantar dos títulos de campeón de Liga y una Liga de Campeones. Si Ronnie representaba el talento y el punto cosmopolita del ‘círculo virtuoso’, ‘Puyi’ simbolizaba el compromiso de la cantera y la entrega sin límites.El Barça parecía haber entrado en una dinámica ganadora cuando la relajación y los celos entre las estrellas dinamitaron el vestuario. Ronaldinho, Deco y Frank Rijkaard saltaron por los aires y Josep Guardiola llegó para hacerse cargo de un equipo que había dilapidado todo su crédito en dos años.Pep, un hombre de la casa, se aferró a los excelentes futbolistas de la cantera para armar un nuevo equipo ganador. Con los capitanes Puyol, Xavi, Valdés e Iniesta y el crack indiscutible, Messi, creó un núcleo duro que tiró del resto de la plantilla para completar una temporada de ensueño cuando menos se podía esperar.Puyol volvió a ser durante la temporada un ejemplo de lo que es un futbolista de club. Carles jugó de lateral derecho, de central y de lateral izquierdo según las necesidades del equipo e incluso recuperó sus viejos instintos de goleador cuando contribuyó al 2-6 del Santiago Bernabéu marcando en segundo tanto del equipo, el que ponía por delante al Barça en el marcador.En el Estadio Olímpico de Roma completó otra actuación excepcional, resumiendo en noventa minutos todo su repertorio. Impecable en defensa, en la recta final del partido protagonizó una jugada excepcional que por muy poco no acabó en el 3-0. Van der Sar se lo llevó por delante y le torció el tobillo, pero ‘Puyi’ aún tuvo arrestos para regresar a la defensa y colaborar para neutralizar el contragolpe. Después tuvo que pedir el cambio. Ya se sabe, es ese ‘punto de inconsciencia’.

5 Comments:

Publica un comentari a l'entrada

<< Home