Penya Barcelonista de Lisboa

dimecres, de maig 27, 2009

La Copa de Messi


La Copa de Messi

“¿Y Leo?”. “¿Dónde está Leo?”, se preguntaban los jugadores del Barcelona la noche del 17 de mayo de 2006 sobre el césped de Saint Dennis. El Barcelona acababa de ganar la Copa de Europa ante el Arsenal. Todo eran abrazos, felicidad, alegría. ¿Todo? No; todo, no. En el vestuario, Leo Messi, solo, ajeno a la celebración, se enrocaba en su rabieta. La Pulga no obtuvo el permiso de los médicos para jugar aquel partido por mucho que se empeñara en que estaba bien de la lesión en el muslo, que no le dolía. Frank Rijkaard escuchó a los galenos y le dejó en la grada. “No sentía la Copa como mía. Ahora sé que me equivoqué”, reconoce Messi al recordar aquel día.

Seguramente, Messi sólo tiene una manera de sentirse de verdad campeón y no pasa por ver el partido, sino por jugarlo. Aquella noche tuvieron que sacarle Deco y Ronaldinho de su injustificada desilusión, convencerle de que aquella Copa también era suya.

Seguramente, Messi sigue pensando que no, que su Copa es ésta, la que hoy se juega en Roma contra el Manchester United de Cristiano Ronaldo. Por fin ha llegado.

Un año inolvidable termina hoy en Roma, un año en el que Messi ha crecido como futbolista. Se fue Ronaldinho, cogió el 10 y asumió que debía dar un paso adelante. “Lo ha dado con suma naturalidad”, asegura Iniesta. “Sencillamente, es el mejor. Sabe que le buscamos, sabe que el equipo le necesita... Leo no se esconde”, añade el volante.

Después de ganar la Liga y la Copa españolas, después de marcar 37 goles, nadie duda de que esta noche, del duelo entre el Manchester y el Barça, o sea, entre Cristiano Ronaldo y Messi, saldrá el próximo balón de oro. El año pasado, el delantero del conjunto inglés marcó 42 goles, ganó la Liga y la Community Shield en Inglaterra y la Copa de Europa, además del pasado Mundial de clubes. Messi le reconoció como el mejor: se llevó dos trofeos, el Balón de Oro y el FIFA World Player.

Ahora, el candidato Messi —entonces terminó segundo en ambos premios— pide paso. El mundo espera al mejor. Pero el argentino se rebela: “Eso no se decide esta noche”.

Pep Guardiola le da la razón: “No cambiará mi opinión sobre Messi ni sobre Cristiano Ronaldo, gane o pierda el que gane o pierda”. “Yo le veo bien. Espero que nos ayude y nosotros ayudarle a él”, insiste el técnico. “Sabe que para nosotros es el mejor. No tengo dudas de que hará un gran partido”, concluye.

“Messi se crece cuando está picado y ha habido mucha comparación en los últimos meses. Tiene algo que demostrar y, en esas circunstancias, su capacidad para desequilibrar aumenta”, apostilla Txiki Begiristain, el director deportivo del club azulgrana.

“Tengo un especial respeto por Messi porque está jugando muy bien, pero no me preocupa nada que no sea ganar el partido. Lo demás no importa. Sólo pienso en ganar la Copa de Europa”, dice Cristiano Ronaldo. “Pienso lo mismo. No jugamos él y yo, sino el Manchester y el Barça”, responde Messi cuando se le pregunta.
“Lo único que puedo decir es que respetamos a Messi. Mucho”, zanja Ferguson.
“Es muy difícil pararle cuando lleva la pelota pegada al pie”, se rinde Rio Ferdinand, el central más caro del mundo.

“Si le entras, la lía. Si le aguantas, la lía. Es imposible detenerle si está inspirado por más patadas que le den”, apunta Piqué, que le conoce desde niño y sabe que ni siquiera las patadas pueden frenarle. “Messi no se queja si le dan patadas, nunca se queja”, agrega el central. “Lo que ocurre es que se enfada. Cuando eso sucede, aumenta su capacidad creativa”, matiza la mano derecha de Guardiola, Tito Vilanova.

Los compañeros de Messi no ignoran su influencia en el juego. Dice Xavi: “Messi se crece en estos partidos porque le gusta la responsabilidad. No se esconde. Es un privilegio tenerle ante una final de este tipo”. “No es su partido por ese duelo particular contra Cristiano Ronaldo del que tanto se habla. Cualquier partido es igual para Messi. Estoy seguro de que demostrará que es el mejor. Sabe que lo es y va a enseñar a todos que es el número uno”, insiste uno de los capitanes azulgrana. “Es un ganador. Tendría que ver cómo se enfada cuando pierde. No es que le guste ganar, es que odia perder”, termina Xavi. El 10 espera su gran noche.