Penya Barcelonista de Lisboa

divendres, de juliol 11, 2008

La crisis del Barça: miscelánea de artículos


EL PROYECTO HA MUERTO

El proyecto ilusionante que nació en el 2003 con el triunfo electoral de Laporta ha muerto sólo cinco años después. El certificado médico de defunción lo firmó Albert Vicens, un veterano ‘Elefant Blau’, al anunciar la dimisión de media junta directiva. Si en el verano del 2005 el proyecto perdía ya a uno de sus cuatro pilares, el vicepresidente deportivo Sandro Rosell, ayer se fueron los otros dos hombres clave de su estructura: Ferran Soriano, el cerebro económico, y Marc Ingla. Incomprensiblemente se ha desmoronado el modelo de club que más se había acercado al corazón de todos los aficionados y que, al mismo tiempo, había modernizado la entidad hasta convertirla en un ejemplo mundial. Lamentablemente se ha dilapidado la credibilidad de un grupo que nos había ilusionado con un Barça diferente, alejado de las luchas intestinas y de la influencia del maldito entorno.Nadie puede entender la degradación que ha sufrido esta junta directiva. Sólo puede interpretarse desde ese sentimiento de autodestrucción que acompaña al club practicamente desde su fundación. El Barça devora presidentes, directivos, entrenadores y jugadores. El Barça devora proyectos y devora personas. Toda la pasión que genera se acaba transformando en descomposición. Y las víctimas van cayendo al mismo tiempo que las épocas van pasando. Esta devastación ha roto la historia de la entidad tantas veces que ya nada puede sorprendernos. Ni siquiera la imagen de ayer: ocho directivos abandonando solidariamente el club después de fracasar en su intento de destituir al presidente. Una imagen dolorosa para todos los culés pero a la que, desgraciadamente, nos hemos ido acostumbrando a lo largo de los últimos años.Laporta pondrá su cargo a disposición de la asamblea de compromisarios a mediados de septiembre, en una estrategia para ganar tiempo y esperar que el equipo le ayude a recuperar la confianza de los socios. Su firme decisión a mantenerse en el cargo le ha costado perder a sus más fieles y directos colaboradores. Los mismos que han estado siempre a su lado, durante estos cinco años, en los momentos buenos y, sobre todo, en los malos. Una vez más, el fin ha justificado todos los medios. Aunque puede que a Laporta le sirva para muy poco. Alargar la agonía es el peor de los suicidios.