Penya Barcelonista de Lisboa

dilluns, de juliol 07, 2008

El socio da la espalda a Laporta


El socio da la espalda a Laporta

El socio condenó el comportamiento de Laporta y la inoperancia de la junta. El socio expresó con dureza su pérdida de confianza en el líder y en su proyecto. Laporta ha pasado de un triunfo electoral sin discusión en 2003 a una derrota sin paliativos. En sus cinco años de mandato ha dilapidado el capital social, afectivo y cívico del Barça y ha conquistado el dudoso honor de ser el primer presidente rechazado con una unanimidad sin precedentes. Lo tuvo todo en sus manos. Y sobre todo, tuvo la oportunidad de alcanzar la deseada unidad del barcelonismo. Al contrario, gobernó para unos pocos y nunca quiso entender las diferentes sensibilidades que rodean la entidad. Ha acabado por bunkerizarse con los suyos. Los resultados deben abrir un periodo de reflexión. El socio le da la espalda


Laporta, más frágil

Un 60,6% de socios del Barça castigó al presidente, pero la moción no prosperó
Laporta fue derrotado por la mayoría de los socios y mantenido por los Estatutos
El presidente dice que seguirán, pero se abre un periodo de gobierno difícil

El 60,6% de la masa social del FC Barcelona votó ayer 'Laporta, no', apoyando mayoritariamente la moción de censura contra el actual presidente del FC Barcelona y su Junta Directiva. Con una participación tan alta como inesperada (39.389 votos) en un domingo de julio, los socios del Barça dejaron muy claro lo que querían. Con los estatutos en la mano, sin embargo, no se consiguió el 66,6% preceptivo para la dimisión de los dirigentes y la convocatoria de elecciones. Pero en la votación real, la que implicaba un sí o un no a Laporta, el presidente del FC Barcelona salió derrotado por los socios y mantenido por los estatutos.
Con los resultados de ayer va a ser muy difícil gobernar el club. Los dos años que quedan de mandato pueden ser un auténtico polvorín para un club que necesita encarar el futuro de otra manera, como así reflejaron ayer las votaciones de los socios barcelonistas.
UN GOLPE DURO
La legitimación oficial debe respetarse. Si no se ha conseguido el 66,6%, el presidente y su Junta están en su derecho de quedarse al frente del club los dos próximos años. El juicio moral pertenece al ámbito personal de la dignidad de cada persona. La convocatoria de elecciones después de los resultados hubiera sido, sin embargo, una opción también aceptada por la masa social, aunque faltaran apenas seis puntos para lograrlo estatutariamente.
Pero esa debe ser una una convocatoria no forzada, elegida libremente por los directivos de una Junta que debe mirar por el futuro del Barça. Y ayer quedó claro que no pasará. Los directivos se abrazaron alborozados al no obtener la moción el 66,6%. Pero lo de ayer fue algo más que un aviso, bastante más que un aviso. Fue un golpe duro para Laporta.
El presidente llegó a decir en 1998 que si los partidarios de la moción vencían con un 40% de los votos "Núñez debería dimitir por dignidad democrática". Aplicando parecido criterio no habría duda qué es lo que tendría que hacer el actual presidente y esta Junta.
Ayer fue diferente. Joan Laporta dijo que seguirán por coherencia y sentido de la responsabilidad y que entendieron el resultado como un voto de castigo, lo leerán y harán las correcciones que hagan falta para devolver la calma institucional. No hubieron datos más concretos. Fueron buenas palabras. Pero ahora faltan los hechos, porque en los dos últimos años han habido muchas buenas palabras, pero pocos hechos contundentes. El discurso de Laporta, correcto y digno, salvo la referencia a los 80.000 que no fueron a votar, no indicó que realmente se vaya a producir un cambio. Fue correcto, pero poco convincente.
Por su parte, Oriol Giralt, impulsor de la moción fue elegante en su exposición, diciendo que no pedirá la dimisión de Laporta, pero que él en su situación hubiera dimitido. Agradeció al club la fiesta que montó y se mostró dialogante.
NÚÑEZ PIDE CAMBIO
En la jornada de ayer también destacaron otros gestos. Por ejemplo que el presidente Laporta acompañara a votar a Johan Cruyff y fueran abucheados por un sector de socios. Asimismo que Josep Lluís Núñez, el ex presidente, fuera aclamado y volviera a hablar después de un silencio de prácticamente ocho años para decir emocionado que el Barça necesitaba un cambio y pedir responsabilidades por el descenso del patrimonio neto.
Al final quedó una participación excelente en una gran jornada de barcelonismo, empañada con el retraso incomprensible en dar los resultados, con un presidente más frágil, un club más difícil de gobernar y la duda de que, superada la moción estatutaria, la gente que dirige el club tenga verdadera intención de aplicar un nuevo gobierno, trabajar para la unidad y no 'bunquerizarse'.
La celebración de los directivos ayer mismo en el palco del Camp Nou, sin embargo, indicó poca esperanza de cambio de cara al futuro y poco respeto a los socios que expresaron su rechazo de forma mayoritaria. Ayer, para la Junta, no tocaba la euforia.
Las palabras de Laporta fueron de una gran corrección institucional, pero no aportaron datos para pensar que la lectura que se hará de los resultados va a aportar un cambio.