Penya Barcelonista de Lisboa

dilluns, de juliol 07, 2008

Laporta, al borde del KO, y el Barça, ingobernable


Laporta, al borde del KO, y el Barça, ingobernable

Un Barça dividido y prácticamente ingobernable es lo que dirigirá a partir de hoy Joan Laporta, que ayer fue sometido a un espectacular castigo en la moción de censura. El 60% de los votantes suscribieron la tesis planteada por el socio Oriol Giralt, que reclamaba el cese inmediato de la directiva del club y la convocatoria de elecciones, frente al 37% que abogó por la continuidad del presidente azulgrana y su junta. El porcentaje no alcanzó el 66,6% de votos afirmativos necesarios para que prosperara la moción, y la iniciativa, por tanto, no fructificó.

Laporta y sus directivos se aferraban ayer al exiguo margen favorable que tenían para continuar al frente de la entidad hasta el 2010. Pero en el palco del Camp Nou, en consonancia con la división que reflejó el resultado de las urnas, se inició un debate interno entre los partidarios de agotar el mandato y quienes consideraban que el resultado de la votación era algo más que un aviso. Antes, sin embargo, hubo aplausos y abrazos tras conocer que se habían librado de la destitución popular.OTRA MOCIÓN PERDIDA

Pero el dictamen de la consulta fue una bofetada que nadie esperaba en la junta, aunque ya se empezó a intuir cuando se conoció el primer sondeo, de TV-3 y Catalunya Ràdio, que daba un 59% favorable a la moción y un 38,4% partidario de la continuidad de Laporta. Un resultado inverso a la moción que el ahora presidente entabló contra Josep Lluís Núñez en 1998. En aquella ocasión, el anterior mandatario venció el plebiscito por el 61,5% de los votos.

El resultado definitivo se conoció pasadas las 12 de la noche, tres horas después del cierre de las urnas. Y el resultado indicó que Laporta, el presidente más votado de la historia (2003) y reelegido sin pasar por las urnas (2006) tras sumar dos Ligas y una Champions, pierde a chorros su popularidad, hasta el punto que más de la mitad de la hinchada se manifestó en contra de su gestión. Una situación que se alargará hasta que comience la próxima temporada, cuando el primer equipo dispute sus primeros partidos. Los primeros pasos los dará el próximo lunes con el inicio de los entrenamientos.PANORAMA DESOLADOR

Giralt y Laporta se felicitaron por la gran participación (39.389 socios, apenas un 33,23% del censo) y las actividades programadas en el Camp Nou. Fue una jornada más lúdica que festiva, en tanto que se votaba el cese del presidente actual del Barça. Anoche, una vez se vació el estadio, quedó un panorama desolador por la evidente fractura que arrojó la votación.

El club se enfrenta ahora un delicado y oscuro periodo que estará presidido por una hinchada desmembrada y partida en dos fragmentos. Sometido, además, al dictamen de los resultados del primer equipo, que pueden precipitar en septiembre o retrasar hasta final del curso, noches de protestas y pañoladas. Guardiola y su plantilla son ahora el salvavidas de Laporta. Enormemente satisfecho por la victoria, Giralt no quiso pedir la renuncia del presidente pese a los designios que manifestó la masa social. Solo le invitó a reflexionar. Pero dijo que, ante la derrota de la consulta, dimitiría. Justo lo que reclamaba hace 10 años Laporta a Núñez, que disfrutó de un baño de masas rodeado de acólitos y nostálgicos del pasado.NO EXISTE FRACTURA

Aunque el promotor de la consulta afirmó que no existe una fractura social, falta por ver cuál será la reacción de la afición en las próximas semanas. Y cuál será la de Sandro Rosell y sus colaboradores tras postularse ya como candidatos a las elecciones. De momento, se celebrarán como estaba previsto. En el 2010, sin que nadie tenga la certeza de que deban adelantarse.

Laporta felicitó a todos los socios e insistió en que la salud democrática del Barça había quedado reforzada. Pese a que su situación es débil, con más de la mitad de la masa social en contra. Laporta expresó su propósito de enmienda en los dos años de mandato que le quedan. Si los puede cumplir agarrándose a los triunfos del equipo de Guardiola.