Penya Barcelonista de Lisboa

divendres, de febrer 16, 2007

Los últimos días de un triángulo


El caso Etoo ha reforzado la idea de que la renovación del Barça es inevitable y que no solo afectará a piezas menores. Parece imposible que Etoo y Ronaldinho puedan seguir conviviendo mucho más tiempo.

Lo que es seguro es que no van a estar juntos hasta el 2010, que pasaba por ser la fecha de caducidad de este proyecto, coincidiendo con el final de los contratos de la columna vertebral del equipo.Más de uno no llegará tan lejos.

Empezando por Rijkaard.

Le quedan dos años de contrato, pero la sensación es que se irá antes; es probable que esta misma temporada. Pero si es así, el detonante no será este último episodio. Si es que no lo ha decidido ya, Rijkaard decidirá su futuro por sí solo, al margen de retrasos, pataletas, abrazos e incluso resultados.

Él está por encima de todo eso. También por encima de Etoo y de Ronaldinho.

Y el club lo sabe. Siempre lo ha sabido. Siempre ha asumido que llegará el día en que el técnico dirá que su ciclo se ha acabado y que esa decisión no necesariamente implicará que se vaya al Milan o a otro club. Igual se marcha a casa.

La crisis ha dejado otro debate abierto: ¿cómo afectará todo esto al equipo? Nadie lo sabe. Dependerá de los resultados. Etoo y Ronaldinho seguirán bajo la permanente amenaza de que esa pugna de egos provoque otro incendio. El abrazo fue solo una actuación, una manera de escenificar ante las cámaras el pacto de no agresión forjado y forzado en el vestuario. Ni siquiera fue espontáneo.

La presencia de Motta tampoco es casual. Es uno de los mejores amigos de Ronaldinho.

Ahora, las dos estrellas están más expuestas que nunca a que todos sus actos --si se entrenan, si conectan en el campo, si se abrazan-- sean examinados del derecho y del revés.

Así que harán bien en no dar que hablar.

Con o sin abrazo, el vestuario, con la ayuda de Rijkaard y Txiki, ha aparcado un problema que inicialmente parecía irreparable. En un plis plas. Como ocurrió con el retraso de Ronaldinho y la espantá de Etoo en la Supercopa.

Nada que ver con las crisis que han afectado a la institución (Rosell, Echevarría, China o las elecciones), que se convirtieron en dolorosos culebrones Algunos siguen sin cerrarse.