Fiesta de Messi en Madrid
Fiesta de Messi en Madrid
Gran doblete de la Pulga: primero aprovechó un centro perfecto, y luego concretó una gran jugada individual. El 2-0 dejó al Barcelona a un paso de la final. El Real terminó con uno menos por roja a Pepe. También fue expulsado el DT Mourinho.
El tercer clásico empezó diferente a los anteriores dos, pero con un denominador común. Esta vez, el equipo de Josep Guardiola arrancó con un dominio que no había tenido en los otros comienzos ante el conjunto de Mourinho. La pelota en los pies, buscando espacios, tratando de cruzar una caliente frontera rival en la mitad de la cancha. Pero todo en un clima de guerra, muy lejos de un partido entre dos de los mejores equipos del mundo.
El primer tiempo fue así. Con un equipo queriendo jugar y con el otro esperando y golpeando para no dejar progresar al rival. Con una marca pegajosa sobre Lionel Messi, pero especialmente con un cerrojo cargado de paciencia, a la espera de una oportunidad para salir de contra. Un dolor de ojos para lo que se planteaba como un verdadero choque de estilos. Pero cuando uno no quiere jugar, el otro a veces tampoco puede.
Esa pasividad del local para jugar, transformada en agresividad para marcar, le quitaron emoción a un primer tiempo cargado de tensión. Poco juego para tantas expectativas en la ida de las semifinales de la Liga de Campeones. Apenas dos chances aisladas del Barcelona y una del Madrid fueron lo más cercano al espectáculo que todo el mundo esperaba ver en el Santiago Bernabéu.
El comienzo del complemento mostró el mismo libreto que en el primer tiempo. Pero antes, en el entretiempo, la historia se calentó por una gresca que empezó con una discusión entre Keita y Arbeloa, pero que terminó con la expulsión de Pinto, el arquero suplente del Barcelona.
Entonces, nuevamente con la pelota en los pies, el visitante intentó jugar pero se encontró con una fortaleza defensiva. Hasta que Pepe puso una piernita de más y todo se desmoronó para el Madrid. El portugués fue con plancha contra Dani Alves y vio la roja. Atrás, se fue expulsado Mourinho por una protesta.
Y ese hombre menos en la defensa movió la estantería, que Messi se encargó de derrumbar. El holandés Affelay, reemplazante de Pedro, le ganó la posición a Marcelo por la derecha y tiró un centro para que La Pulga convirtiera en su entrada por el primer palo, anticipándose a Sergio Ramos. Gol y 1-0 para el conjunto catalán como visitante, clave para la serie de semifinales de la Champions.
Pero no iba a ser todo en un partido clave para el Barcelona. Messi, ahora imparable en el Bernabéu, se mandó una jugada para el recuerdo. Tocó con Sergio Busquets en la mitad de la cancha y su compañero no hizo más que pisarla para que el rosarino comenzara su carrera a la gloria.
Messi encaró a uno, pasó a otro y se metió entre dos defensores para definir cruzado, con derecha, ante la salida de Casillas. Golazo del mejor jugador del Mundo en uno de los partidos más importantes del año. Fenomenal jugada y exquisita definición.
Ese segundo gol fue el broche de oro para una victoria muy necesaria para el Barcelona. Dos tantos como visitante y una tranquilidad elemental para afrontar la vuelta en el Camp Nou, esperando que Mourinho cambie su historia y salga a atacar al mejor equipo de los últimos tiempos.
Gran doblete de la Pulga: primero aprovechó un centro perfecto, y luego concretó una gran jugada individual. El 2-0 dejó al Barcelona a un paso de la final. El Real terminó con uno menos por roja a Pepe. También fue expulsado el DT Mourinho.
El tercer clásico empezó diferente a los anteriores dos, pero con un denominador común. Esta vez, el equipo de Josep Guardiola arrancó con un dominio que no había tenido en los otros comienzos ante el conjunto de Mourinho. La pelota en los pies, buscando espacios, tratando de cruzar una caliente frontera rival en la mitad de la cancha. Pero todo en un clima de guerra, muy lejos de un partido entre dos de los mejores equipos del mundo.
El primer tiempo fue así. Con un equipo queriendo jugar y con el otro esperando y golpeando para no dejar progresar al rival. Con una marca pegajosa sobre Lionel Messi, pero especialmente con un cerrojo cargado de paciencia, a la espera de una oportunidad para salir de contra. Un dolor de ojos para lo que se planteaba como un verdadero choque de estilos. Pero cuando uno no quiere jugar, el otro a veces tampoco puede.
Esa pasividad del local para jugar, transformada en agresividad para marcar, le quitaron emoción a un primer tiempo cargado de tensión. Poco juego para tantas expectativas en la ida de las semifinales de la Liga de Campeones. Apenas dos chances aisladas del Barcelona y una del Madrid fueron lo más cercano al espectáculo que todo el mundo esperaba ver en el Santiago Bernabéu.
El comienzo del complemento mostró el mismo libreto que en el primer tiempo. Pero antes, en el entretiempo, la historia se calentó por una gresca que empezó con una discusión entre Keita y Arbeloa, pero que terminó con la expulsión de Pinto, el arquero suplente del Barcelona.
Entonces, nuevamente con la pelota en los pies, el visitante intentó jugar pero se encontró con una fortaleza defensiva. Hasta que Pepe puso una piernita de más y todo se desmoronó para el Madrid. El portugués fue con plancha contra Dani Alves y vio la roja. Atrás, se fue expulsado Mourinho por una protesta.
Y ese hombre menos en la defensa movió la estantería, que Messi se encargó de derrumbar. El holandés Affelay, reemplazante de Pedro, le ganó la posición a Marcelo por la derecha y tiró un centro para que La Pulga convirtiera en su entrada por el primer palo, anticipándose a Sergio Ramos. Gol y 1-0 para el conjunto catalán como visitante, clave para la serie de semifinales de la Champions.
Pero no iba a ser todo en un partido clave para el Barcelona. Messi, ahora imparable en el Bernabéu, se mandó una jugada para el recuerdo. Tocó con Sergio Busquets en la mitad de la cancha y su compañero no hizo más que pisarla para que el rosarino comenzara su carrera a la gloria.
Messi encaró a uno, pasó a otro y se metió entre dos defensores para definir cruzado, con derecha, ante la salida de Casillas. Golazo del mejor jugador del Mundo en uno de los partidos más importantes del año. Fenomenal jugada y exquisita definición.
Ese segundo gol fue el broche de oro para una victoria muy necesaria para el Barcelona. Dos tantos como visitante y una tranquilidad elemental para afrontar la vuelta en el Camp Nou, esperando que Mourinho cambie su historia y salga a atacar al mejor equipo de los últimos tiempos.
1 Comments:
ninest123 08.11
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By Anònim, at 5:34 a. m.
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