El Barcelona espera en la final
El Barcelona espera en la final
El FC Barcelona vuelve a estar presente en una final de la Copa del Rey. Aunque el billete ya lo dejó reservado tras el partido de ida en el Camp Nou, había que pasar por el Juegos del Mediterráneo para certificarlo. Al final el Almería respondió a las expectativas y el encuentro se convirtió en un trámite (0-3) que sirvió para que los barcelonistas completaran otro 0-8 en dos plazos. [Narración y estadísticas].
El baile de máscaras obligaba a que ni unos ni otros dieran la eliminatoria por sentenciada antes del pitido inicial, pero ya con las alineaciones unos y otros confesaron: los 90 minutos que quedaban por delante eran una mera formalidad. Un mero papeleo para los clubes, que por incluir hasta incluyeron en el formulario a un chico (Feghouli) del que hace un día conocían a duras penas el nombre.
A la luz del resultado de la ida se esperaba algo de relajación, pero no por parte del equipo que tenía que hacer lo posible por despedirse de una histórica participación copera con una buena imagen. El estadio presentó una entrada para la ocasión, pero el Almería no estuvo a la altura. Salvo por pequeños destellos, fue el FC Barcelona quien puso todo de su parte para llevarse la victoria.
La clave parece ser el hambre, y Guardiola alineó arriba a tres jugadores que quieren hacerse un hueco por todos los medios. Salió Nolito, que tentó y tentó a Míchel hasta que el lateral pudo meterle en cintura con una entrada de tarjeta. Por su banda llegó el primer tanto azulgrana, aunque el protagonista fue otro. Adriano, que llevó culpas de la derrota contra el Betis, pidió perdón culminando una buena internada. Combinó con el canterano y batió por bajo a Esteban.
Salió Thiago, que fue una parte fundamental en el dominio del Barça. Y además encontró el gol. El imaginativo centrocampista firmó un remate de cabeza impecable, de los que merecen hacerse un hueco en las escuelas. Le valió un gesto con el cuello para colocarla en la escuadra. Si los azulgranas siguieron moviendo el balón con la misma soltura de siempre fue tanta culpa suya como de Keita.
El malí le puso el tercero a Afellay como le podía haber puesto otro par más. El holandés quiere adaptarse cuando antes, quiere agradar a su técnico y por eso no deja de intentarlo. Obutvo la recompensa del gol con un buen disparo cruzado y pudo haber logrado alguno más, aunque quizá lo intentó con demasiada insistencia desde lejos, una especialidad que no está en su catálogo.
Pero al menos lo hizo, cosa que se le resistió a Bojan. De nuevo. El 'nueve' de hoy tuvo oportunidades de todos los colores. Manos a manos, disparos a bocajarro... todo le dio la espalda a Bojan. Cuando no falló el control, falló el remate. Y cuando todo lo hizo bien, estuvo Esteban. Muy participativo, pero sin gol con el que reivindicarse.
Esteban tuvo un par de buenas intervenciones, pero lo más destacable de los hombres de Oltra fue el joven Sofiane Feghouli. El francés, presentado ayer, salió como titular y dejó claro lo primero: no es tímido. Salió descarado, como si en un día no le hubiera dado tiempo a enterarse de que el equipo daba la eliminatoria por perdida. Hasta remató al palo, empalmando un balón que le caía peinado de Goitom.
Fue la mejor noticia de un Almería que plantó cara en la previa y se rindió con el pitido inicial. Fueron significativos los minutos finales, con todo el equipo encerrado en su campo evitando el cuarto en lugar de un tanto que sirviera pequeña despedida a una participación histórica. Pero las necesidades que impone la Liga y sus puestos de descenso son demasiadas como para gastar energías en una utopía.
El baile de máscaras obligaba a que ni unos ni otros dieran la eliminatoria por sentenciada antes del pitido inicial, pero ya con las alineaciones unos y otros confesaron: los 90 minutos que quedaban por delante eran una mera formalidad. Un mero papeleo para los clubes, que por incluir hasta incluyeron en el formulario a un chico (Feghouli) del que hace un día conocían a duras penas el nombre.
A la luz del resultado de la ida se esperaba algo de relajación, pero no por parte del equipo que tenía que hacer lo posible por despedirse de una histórica participación copera con una buena imagen. El estadio presentó una entrada para la ocasión, pero el Almería no estuvo a la altura. Salvo por pequeños destellos, fue el FC Barcelona quien puso todo de su parte para llevarse la victoria.
La clave parece ser el hambre, y Guardiola alineó arriba a tres jugadores que quieren hacerse un hueco por todos los medios. Salió Nolito, que tentó y tentó a Míchel hasta que el lateral pudo meterle en cintura con una entrada de tarjeta. Por su banda llegó el primer tanto azulgrana, aunque el protagonista fue otro. Adriano, que llevó culpas de la derrota contra el Betis, pidió perdón culminando una buena internada. Combinó con el canterano y batió por bajo a Esteban.
Salió Thiago, que fue una parte fundamental en el dominio del Barça. Y además encontró el gol. El imaginativo centrocampista firmó un remate de cabeza impecable, de los que merecen hacerse un hueco en las escuelas. Le valió un gesto con el cuello para colocarla en la escuadra. Si los azulgranas siguieron moviendo el balón con la misma soltura de siempre fue tanta culpa suya como de Keita.
El malí le puso el tercero a Afellay como le podía haber puesto otro par más. El holandés quiere adaptarse cuando antes, quiere agradar a su técnico y por eso no deja de intentarlo. Obutvo la recompensa del gol con un buen disparo cruzado y pudo haber logrado alguno más, aunque quizá lo intentó con demasiada insistencia desde lejos, una especialidad que no está en su catálogo.
Pero al menos lo hizo, cosa que se le resistió a Bojan. De nuevo. El 'nueve' de hoy tuvo oportunidades de todos los colores. Manos a manos, disparos a bocajarro... todo le dio la espalda a Bojan. Cuando no falló el control, falló el remate. Y cuando todo lo hizo bien, estuvo Esteban. Muy participativo, pero sin gol con el que reivindicarse.
Esteban tuvo un par de buenas intervenciones, pero lo más destacable de los hombres de Oltra fue el joven Sofiane Feghouli. El francés, presentado ayer, salió como titular y dejó claro lo primero: no es tímido. Salió descarado, como si en un día no le hubiera dado tiempo a enterarse de que el equipo daba la eliminatoria por perdida. Hasta remató al palo, empalmando un balón que le caía peinado de Goitom.
Fue la mejor noticia de un Almería que plantó cara en la previa y se rindió con el pitido inicial. Fueron significativos los minutos finales, con todo el equipo encerrado en su campo evitando el cuarto en lugar de un tanto que sirviera pequeña despedida a una participación histórica. Pero las necesidades que impone la Liga y sus puestos de descenso son demasiadas como para gastar energías en una utopía.
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