Penya Barcelonista de Lisboa

dilluns, de gener 17, 2011

BARCELONA 4 - MÁLAGA 1


BARCELONA 4 - MÁLAGA 1
Media parte para media Liga
El Barça celebra el título de campeón de invierno con una goleada espectacular ante el Málaga


El Barça se proclamó campeón de invierno en el Camp Nou. Aunque sean honoríficos, hay títulos especialmente esperados y agradecidos, galardones que necesitan ser celebrados, más que nada porque coronan trayectorias prácticamente inmaculadas, momentos que merecen ser recordados, con independencia del resultado final del campeonato. Los azulgrana han completado una vuelta de récord en cuanto a puntos (52), señal de su excelente momento de forma, y por otra parte han batido la marca de partidos invicto (28), registro que remite a los tiempos de Cruyff, a los años setenta, una prueba más de la excelente salud del plantel de Guardiola, protagonista de un fútbol tan exquisito que escapa a cualquier clasificación o control numérico
Los barcelonistas mejoran con el paso de los partidos, convencidos de que su suerte depende sobre todo de su propia dedicación. Juega el Barça con mucho gusto, como si quisiera dejar una última actuación para el recuerdo, y luego resulta que a la jornada siguiente se recrea con un nuevo recital y la serie continua una semana más. Se marcó media parte estelar para celebrar el título de campeón de invierno. La jornada se presentaba demasiado golosa como para despacharla de cualquier manera, tanto porque la victoria situaba al equipo en una posición histórica, como para marcar distancias con respecto al Real Madrid después de su gatillazo en Almería. El día invitaba a la fiesta y hubo una estupenda goleada en el Camp Nou.

Los barcelonistas espantaron la niebla y combatieron el frío ambiental con una actuación futbolística muy caliente, la mejor manera de darse un merecido homenaje y tirar millas en la Liga, disponer de un comodín y medio de ventaja como líder: cuatro puntos. Así que el entrenador dispuso la alineación titular, sinónimo hasta el momento de victoria, y al Málaga no le quedó más remedio que acreditar su condición de equipo más goleado del campeonato. A Pellegrini no le ha dado tiempo de armar un equipo con los millones del dueño del club, el jeque Al Thani, que cada día con el desayuno se compra un jugador, el último el brasileño Baptista, autor del gol que le dio al Madrid la última victoria liguera en el estadio del Barcelona.

Al Málaga no le quedó otra que defenderse del Barcelona. El encuentro no tuvo nada de especial con respeto a muchos otros ya jugados por el Barça. Marcó Villa, no faltó el gol de rigor de Pedro y Messi estuvo muy lúcido como asistente desde la posición de media punta, más cerca de los volantes que de la posición de falso delantero centro, convertido en el jugador universal. Alrededor de La Pulga, los barcelonistas se desplegaron con un fútbol imparable, muy armónico, aseado en la elaboración y contundente en la recuperación, siempre sincronizado. Los azulgrana son hoy un equipo generoso y altruista, todos a una, los once al servicio de una causa común: jugar bien al fútbol.

La diferencia con partidos anteriores estuvo si acaso en el partido de Iniesta. Aunque fue la historia de siempre, anoche pareció más bonita que de costumbre, sobre todo por la finura del manchego. Aparte de Messi, el mejor del mundo cada día, y de Xavi, que siempre juega bien, el hilo conductor del equipo en la Liga ha sido Iniesta, siempre titular desde el inicio, cada vez más regular en su juego, sorprendentemente goleador. Iniesta marcó un gol espectacular, el primero, porque también participó en el origen, y después propició el tercero tras rematar una asistencia de Messi sobre la salida de Asenjo que remachó Pedro. Y en medio de uno y otro quedó el tanto de Villa con la zurda tras una pelota robada por Busquets y jugada por Xavi y Messi.

Los barcelonistas presionaron con intensidad, siempre coordinados por Busquets, y atacaron a una velocidad de vértigo, bien posicionados a partir del triángulo Xavi-Messi-Iniesta, que a veces da la sensación de que juegan sin esfuerzo, sin correr ni mirar, a ciegas, de memoria todo el rato. La lesión muscular de Alves y el gol de Duda, que transformó magistralmente un libre directo, mancharon circunstancialmente el estupendo ejercicio futbolístico del Barça, más contemporizador después del descanso. Los azulgrana solo espabilaron después del 3-1 con un segundo tanto de Villa después de una jugada maestra de Xavi, como si quisieran dejar constancia de que se meterían de nuevo en el partido en cuanto fuera necesario. No hizo falta.

El último cuarto sirvió para celebrar las sustituciones de Pedro e Iniesta y para festejar la salida de un punzante Afellay, una muy buena noticia en una jornada especialmente agradecida para el Barça, campeón de invierno, el título correspondiente para una vuelta muy completa. Quizá porque justamente era consciente de que solo se ha jugado media Liga, le alcanzó con media parte prodigiosa. La hinchada aguarda con ganas al próximo partido.