Guardiola, al ataque; Mourinho, conservador
Guardiola, al ataque; Mourinho, conservador
El gran duelo está cada día más cerca. Ambos técnicos parten de estilos, pizarras y conceptos bien diferentes en busca del mismo objetivo: ganar
En el Camp Nou se escenificará el próximo lunes dos formas diferentes de ver el fútbol. Y es que no hay duda que Pep Guardiola y Jose Mourinho cuentan con hojas de ruta bien distintas para alcanzar el mismo objetivo. Ambos son el paradigma del modelo que predican sus equipos. El técnico blaugrana es el abanderado del fútbol control, exigente con el balón e irrenunciable en su apuesta de ataque, mientras que el entrenador madridista es el referente del fútbol resultadista, eficaz hasta la exasperación y que prioriza el fin a los medios.
No es la primera vez que se enfrentan ambos proyectos sobre un terreno de juego. La temporada pasada hasta en cuatro ocasiones se cruzaron por el camino cuando Mourinho estaba al frente del Inter, con un saldo a favor de los blaugrana de dos victorias, un empate y una derrota. Pero el entrenador luso, como ‘prima donna’ del resultadismo, supo sacar tajada al máximo de su único triunfo ante los blaugrana, ya que le sirvió para superar a Guardiola en las semifinales de la Champions. Así pues, los dos triunfos ante el Inter no le sirvieron a Pep para llegar a la final, ya que uno se produjo en la liguilla y el otro fue por un solitario 1-0 cuando en la ida había caído por un 3-1.
Desde que el colegiado italiano Gian Luca Rocci pitara el final del partido ante el Panathinaikos, el de Santpedor sólo tiene una única obsesión en su cabeza: ganar al Real Madrid. Eso sí, teniendo claro que no va a renunciar en ningún caso a su estilo de juego.
Guardiola se pasó el día de ayer, que era fiesta para el equipo, encerrado en su despachó en la Ciutat Esportiva, estudiando y desmenuzando al Real Madrid a base de vídeos e informes. Pep aprovechó para empezar a trabajar los aspectos tácticos del partido y la manera en que puede hacerle daño al Real Madrid. En anteriores ocasiones, siempre que se había enfrentado al club blanco, había realizado alguna modificación táctica para sorprender al rival y pillarle desprevenido. En el último clásico, por poner el ejemplo más reciente, alineó a tres centrales en la defensa -Puyol, Piqué y Milito- y reubicó a Alves como extremo derecho, adelantando también a Maxwell hasta el mediocampo. El partido concluyo con un 0-2 por lo que volvió a ganar otra vez el pulso táctico a su homónimo blanco.
Guardiola ayer ya sacó las primeras conclusiones y ahora tiene dos entrenamientos por delante para aplicarlas. En principio no se espera una revolución ni mucho menos, ya que según aseguran al técnico sólo le ronda en la cabeza un solo cambio del equipo titular, ese que todos tenemos ahora mismo en la cabeza: los ocho campeones del Mundo, Alves, Abidal y Messi.
Por su parte Mourinho es un auténtico especialista en esconder sus cartas. El entrenador portugués está jugando al gato y al ratón con el alemán Khedira y el argentino Higuaín, que siguen sin entrenarse con el grupo por sendas molestias, pero pocos dudan en la capital de que finalmente ambos estarán en el once titular en el Camp Nou.
El técnico del Madrid cerró ayer el entrenamiento -como viene siendo habitual desde que dirige el club blanco- para poder trabajar tranquilo sin cámaras por en medio. En la sesión probó a Arbeloa de lateral y Sergio Ramos como central, pero evidentemente se trataba de un ‘divertimento’ más que otra cosa. A día de hoy todos coinciden en apostar por un Madrid conservador, hasta algunos no descartan la posibilidad de que salga con tres pivotes -Xabi Alonso, Khedira y Lass Diarra- si finalmente Higuaín no pudiera jugar, siendo Cristiano Ronaldo el delantero centro y Ozil y De María en las bandas.
Pero si algo ha demostrado Mourinho es que es un perfecto tahur, escondiendo hasta el último segundo sus alineaciones. Como cuando entrenaba el Chelsea y dio la alineación que jugaría en el Camp Nou, olvidándose de Duff o la entrada de Chivu en el último suspiro la temporada pasada cuando vio que jugaban Busquets y Touré juntos.
En el Camp Nou se escenificará el próximo lunes dos formas diferentes de ver el fútbol. Y es que no hay duda que Pep Guardiola y Jose Mourinho cuentan con hojas de ruta bien distintas para alcanzar el mismo objetivo. Ambos son el paradigma del modelo que predican sus equipos. El técnico blaugrana es el abanderado del fútbol control, exigente con el balón e irrenunciable en su apuesta de ataque, mientras que el entrenador madridista es el referente del fútbol resultadista, eficaz hasta la exasperación y que prioriza el fin a los medios.
No es la primera vez que se enfrentan ambos proyectos sobre un terreno de juego. La temporada pasada hasta en cuatro ocasiones se cruzaron por el camino cuando Mourinho estaba al frente del Inter, con un saldo a favor de los blaugrana de dos victorias, un empate y una derrota. Pero el entrenador luso, como ‘prima donna’ del resultadismo, supo sacar tajada al máximo de su único triunfo ante los blaugrana, ya que le sirvió para superar a Guardiola en las semifinales de la Champions. Así pues, los dos triunfos ante el Inter no le sirvieron a Pep para llegar a la final, ya que uno se produjo en la liguilla y el otro fue por un solitario 1-0 cuando en la ida había caído por un 3-1.
Desde que el colegiado italiano Gian Luca Rocci pitara el final del partido ante el Panathinaikos, el de Santpedor sólo tiene una única obsesión en su cabeza: ganar al Real Madrid. Eso sí, teniendo claro que no va a renunciar en ningún caso a su estilo de juego.
Guardiola se pasó el día de ayer, que era fiesta para el equipo, encerrado en su despachó en la Ciutat Esportiva, estudiando y desmenuzando al Real Madrid a base de vídeos e informes. Pep aprovechó para empezar a trabajar los aspectos tácticos del partido y la manera en que puede hacerle daño al Real Madrid. En anteriores ocasiones, siempre que se había enfrentado al club blanco, había realizado alguna modificación táctica para sorprender al rival y pillarle desprevenido. En el último clásico, por poner el ejemplo más reciente, alineó a tres centrales en la defensa -Puyol, Piqué y Milito- y reubicó a Alves como extremo derecho, adelantando también a Maxwell hasta el mediocampo. El partido concluyo con un 0-2 por lo que volvió a ganar otra vez el pulso táctico a su homónimo blanco.
Guardiola ayer ya sacó las primeras conclusiones y ahora tiene dos entrenamientos por delante para aplicarlas. En principio no se espera una revolución ni mucho menos, ya que según aseguran al técnico sólo le ronda en la cabeza un solo cambio del equipo titular, ese que todos tenemos ahora mismo en la cabeza: los ocho campeones del Mundo, Alves, Abidal y Messi.
Por su parte Mourinho es un auténtico especialista en esconder sus cartas. El entrenador portugués está jugando al gato y al ratón con el alemán Khedira y el argentino Higuaín, que siguen sin entrenarse con el grupo por sendas molestias, pero pocos dudan en la capital de que finalmente ambos estarán en el once titular en el Camp Nou.
El técnico del Madrid cerró ayer el entrenamiento -como viene siendo habitual desde que dirige el club blanco- para poder trabajar tranquilo sin cámaras por en medio. En la sesión probó a Arbeloa de lateral y Sergio Ramos como central, pero evidentemente se trataba de un ‘divertimento’ más que otra cosa. A día de hoy todos coinciden en apostar por un Madrid conservador, hasta algunos no descartan la posibilidad de que salga con tres pivotes -Xabi Alonso, Khedira y Lass Diarra- si finalmente Higuaín no pudiera jugar, siendo Cristiano Ronaldo el delantero centro y Ozil y De María en las bandas.
Pero si algo ha demostrado Mourinho es que es un perfecto tahur, escondiendo hasta el último segundo sus alineaciones. Como cuando entrenaba el Chelsea y dio la alineación que jugaría en el Camp Nou, olvidándose de Duff o la entrada de Chivu en el último suspiro la temporada pasada cuando vio que jugaban Busquets y Touré juntos.
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