EL BARÇA HUYE DEL RUIDO
El Barça huye del ruido
El campeón se prepara para una gran fiesta e intenta reducir la crispación
Las entradas se agotan en media hora y la afición no quiere caer en la trampa de Mourinho
El club azulgrana abre la sala París del Camp Nou para el encuentro de los dos presidentes
CARLES RUIPÉREZ Barcelona 27/11/2010
Que hable el balón. Que decida el fútbol. En el campo es donde se tiene que demostrar quién es el mejor. No hay mejor ágora que el césped donde pontificar, donde vencer y convencer. Ni antes ni después. Y no hay que perder energías empezando a jugar el clásico antes de tiempo. Se debe derrotar al Madrid el lunes por la noche. Ese es el momento de dar el golpe encima de la mesa. De gritar "aquí estoy yo". Marcando más goles, jueces neutrales. El Barcelona ha decidido poner todos los focos sobre los jugadores, rebajar el ruido y reducir la crispación para que mande la pelota.
Después de tanto hablar desde el entorno blanco, es la hora de jugar a fútbol, que es donde el Barça se siente cómodo. Que sea una fiesta y no un drama. La tensión en la Liga llegó a su punto más álgido con el intercambio de acusaciones entre Manolo Preciado y José Mourinho hace dos semanas y si hubiera seguido creciendo a medida que se acercaba el clásico, la situación sería insostenible pero el Barcelona decidió que por el bien de todos se tenía que frenar la bola de nieve antes de que se hiciera muy grande.
Desde que llegó Pep Guardiola al banquillo del Camp Nou, ha sido siempre la Ciutat Esportiva y no los despachos la que ha marcado la línea del equipo. Y en esta política de promover el fair play de nuevo se nota la mano de Pep y sus chicos. El técnico de Santpedor ha limitado las entrevistas y los actos publicitarios coincidiendo con la llegada del partido contra el máximo rival. Incluso se han escogido las voces del vestuario que se oirían en la sala de prensa. El jueves habló Javier Mascherano y hoy se pronunciará el capitán Carles Puyol. Dos portavoces que pertenecen al sector comedido del conjunto barcelonista.
El mosaico con el que la grada recibirá a los equipo es un nuevo ejemplo de que el Barcelona prefiere fijarse en hacer bien su trabajo que en minar la moral del rival. "T´estimo, Barça", se leerá en la fachada lateral del Estadi. Un lema amable y que hace hincapié en el sentimiento de los aficionados por su club para que no paren de animar a los suyos. Siempre con civismo y educación, como promovió ya desde Atenas el presidente Sandro Rosell.
Animar a once y no insultar a uno, que además no juega. Otra forma de no dar demasiado protagonismo a los que quieren robar flashes a los jugadores. Ni de encender demasiado los ánimos, que es lo que ocurrió con la operación remontada de la temporada pasada en la vuelta de las semifinales contra el Inter.
Como máxima señal de mano tendida el Barcelona abre las puertas del Camp Nou a Florentino Pérez para el tradicional encuentro de presidentes. Por primera vez un mandatario madridista podrá hablar desde las instalaciones del club azulgrana. Antes de la comida oficial, que se celebrará en el Reial Club de Tenis de Barcelona, Sandro Rosell y Florentino Pérez comparecerán ante los medios en un espacio noble del Estadi. No será un emplazamiento cualquiera el que cederá el Barcelona. Sino que será la sala París, bautizada en el 2006 tras la segunda Champions del equipo, donde se presentan los fichajes de los cracks y donde Rosell fue proclamado presidente, la que acogerá el primer encuentro entre Sandro y Florentino.
Pero esa calma institucional no quitará ni un ápice de pasión al duelo entre los dos primeros de la Liga cuando el árbitro señale el inicio del partido. Conseguir una entrada para el clásico del lunes es a estas alturas una quimera. Ayer se puso a la venta el último paquete de 2.000 localidades disponible y los billetes se agotaron en treinta minutos. Para presenciar en directo el cara a cara entre Messi y Cristiano, entre Guardiola y Mourinho, en el pase del Barcelona y la pegada del Madrid, ahora sólo queda la opción de que algún socio libere su asiento. Nadie se lo quiere perder.
CARLES RUIPÉREZ Barcelona 27/11/2010
Que hable el balón. Que decida el fútbol. En el campo es donde se tiene que demostrar quién es el mejor. No hay mejor ágora que el césped donde pontificar, donde vencer y convencer. Ni antes ni después. Y no hay que perder energías empezando a jugar el clásico antes de tiempo. Se debe derrotar al Madrid el lunes por la noche. Ese es el momento de dar el golpe encima de la mesa. De gritar "aquí estoy yo". Marcando más goles, jueces neutrales. El Barcelona ha decidido poner todos los focos sobre los jugadores, rebajar el ruido y reducir la crispación para que mande la pelota.
Después de tanto hablar desde el entorno blanco, es la hora de jugar a fútbol, que es donde el Barça se siente cómodo. Que sea una fiesta y no un drama. La tensión en la Liga llegó a su punto más álgido con el intercambio de acusaciones entre Manolo Preciado y José Mourinho hace dos semanas y si hubiera seguido creciendo a medida que se acercaba el clásico, la situación sería insostenible pero el Barcelona decidió que por el bien de todos se tenía que frenar la bola de nieve antes de que se hiciera muy grande.
Desde que llegó Pep Guardiola al banquillo del Camp Nou, ha sido siempre la Ciutat Esportiva y no los despachos la que ha marcado la línea del equipo. Y en esta política de promover el fair play de nuevo se nota la mano de Pep y sus chicos. El técnico de Santpedor ha limitado las entrevistas y los actos publicitarios coincidiendo con la llegada del partido contra el máximo rival. Incluso se han escogido las voces del vestuario que se oirían en la sala de prensa. El jueves habló Javier Mascherano y hoy se pronunciará el capitán Carles Puyol. Dos portavoces que pertenecen al sector comedido del conjunto barcelonista.
El mosaico con el que la grada recibirá a los equipo es un nuevo ejemplo de que el Barcelona prefiere fijarse en hacer bien su trabajo que en minar la moral del rival. "T´estimo, Barça", se leerá en la fachada lateral del Estadi. Un lema amable y que hace hincapié en el sentimiento de los aficionados por su club para que no paren de animar a los suyos. Siempre con civismo y educación, como promovió ya desde Atenas el presidente Sandro Rosell.
Animar a once y no insultar a uno, que además no juega. Otra forma de no dar demasiado protagonismo a los que quieren robar flashes a los jugadores. Ni de encender demasiado los ánimos, que es lo que ocurrió con la operación remontada de la temporada pasada en la vuelta de las semifinales contra el Inter.
Como máxima señal de mano tendida el Barcelona abre las puertas del Camp Nou a Florentino Pérez para el tradicional encuentro de presidentes. Por primera vez un mandatario madridista podrá hablar desde las instalaciones del club azulgrana. Antes de la comida oficial, que se celebrará en el Reial Club de Tenis de Barcelona, Sandro Rosell y Florentino Pérez comparecerán ante los medios en un espacio noble del Estadi. No será un emplazamiento cualquiera el que cederá el Barcelona. Sino que será la sala París, bautizada en el 2006 tras la segunda Champions del equipo, donde se presentan los fichajes de los cracks y donde Rosell fue proclamado presidente, la que acogerá el primer encuentro entre Sandro y Florentino.
Pero esa calma institucional no quitará ni un ápice de pasión al duelo entre los dos primeros de la Liga cuando el árbitro señale el inicio del partido. Conseguir una entrada para el clásico del lunes es a estas alturas una quimera. Ayer se puso a la venta el último paquete de 2.000 localidades disponible y los billetes se agotaron en treinta minutos. Para presenciar en directo el cara a cara entre Messi y Cristiano, entre Guardiola y Mourinho, en el pase del Barcelona y la pegada del Madrid, ahora sólo queda la opción de que algún socio libere su asiento. Nadie se lo quiere perder.
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