Guardiola quiere combatir la dureza de los rivales con un equipo fresco de mente
Guardiola quiere combatir la dureza de los rivales con un equipo fresco de mente
"El Chelsea me recordó al Madrid". Andrés Iniesta no tuvo pelos en la lengua para reconocer una realidad que hace tiempo que en el vestuario azulgrana se callan. Hasta los grandes juegan con el Barça como si fuesen un pequeño. El genio manchego, harto de la dureza de Ballack, no se calló. "El Chelsea dio muchas patadas a Messi e Iniesta", defendió Touré Yaya. Tras 55 partidos, los que lleva jugados el equipo de Guardiola este curso, parece que los rivales han encontrado la fórmula que más daño hace al Barcelona de los récords. No se trata de un punto débil, de un talón de Aquiles, sino que es más parecido a arrebatarle su poder como si le cortasen el pelo a Sansón. Por eso Pep ya busca un antídoto para una semana que puede decidir una temporada. Y es que, como dice el propio Messi, "duele más no ganar que todas las patadas".
El primero en poner en práctica la idea fue el Madrid, hace ahora justo una vuelta. Juande Ramos acababa de aterrizar en el banquillo blanco cuatro días antes del clásico y decidió que la mejor forma de jugarle al Barcelona era sacarlo del partido. La artimaña de desconectar a Leo Messi a base de seis entradas durísimas en la primera parte no le salió bien, pues el Barça impuso su superioridad en la recta final. Pero el Espanyol rescató la táctica en el derbi del Camp Nou con 23 faltas cometidas. El Barça cayó en la trampa y los blanquiazules se llevaron el triunfo. Despersonalizar al Barcelona lo llamó Unai Emery hace una semana. El Valencia realizó 22 infracciones. Para ello, los chesadelantaron a Marchena al mediocentro para ayudar a Alexis, un central diestro que jugó de lateral izquierdo para cortar las diagonales de Leo. El Chelsea dio una vuelta de tuerca más. Además de las 20 faltas (13 de ellas por centrocampistas), y de la entrada de Mikel en el pivote y de Bosingwa, un 2, para marcar a Messi, añadió el pelotazo para sacar el balón. Así fue imposible que el Barça robase en campo contrario. Guardiola se resiste a creerlo, pero mucho se teme que jugar en casa y ante su público no hará variar ni un ápice su táctica ni al Real Madrid, en el Bernabeu el sábado en Liga, ni al Chelsea, en la vuelta de las semifinales en Stamford Bridge. Por mucho que a ambos sólo les sirva ganar al Barcelona para seguir con opciones. "Lo que más preocupa del Madrid es el papel de víctima que siempre quiere llevar", corrobora Gerard Piqué la idea de Pep. "Después de ganar en Sevilla se ha quitado.
"El Chelsea me recordó al Madrid". Andrés Iniesta no tuvo pelos en la lengua para reconocer una realidad que hace tiempo que en el vestuario azulgrana se callan. Hasta los grandes juegan con el Barça como si fuesen un pequeño. El genio manchego, harto de la dureza de Ballack, no se calló. "El Chelsea dio muchas patadas a Messi e Iniesta", defendió Touré Yaya. Tras 55 partidos, los que lleva jugados el equipo de Guardiola este curso, parece que los rivales han encontrado la fórmula que más daño hace al Barcelona de los récords. No se trata de un punto débil, de un talón de Aquiles, sino que es más parecido a arrebatarle su poder como si le cortasen el pelo a Sansón. Por eso Pep ya busca un antídoto para una semana que puede decidir una temporada. Y es que, como dice el propio Messi, "duele más no ganar que todas las patadas".
El primero en poner en práctica la idea fue el Madrid, hace ahora justo una vuelta. Juande Ramos acababa de aterrizar en el banquillo blanco cuatro días antes del clásico y decidió que la mejor forma de jugarle al Barcelona era sacarlo del partido. La artimaña de desconectar a Leo Messi a base de seis entradas durísimas en la primera parte no le salió bien, pues el Barça impuso su superioridad en la recta final. Pero el Espanyol rescató la táctica en el derbi del Camp Nou con 23 faltas cometidas. El Barça cayó en la trampa y los blanquiazules se llevaron el triunfo. Despersonalizar al Barcelona lo llamó Unai Emery hace una semana. El Valencia realizó 22 infracciones. Para ello, los chesadelantaron a Marchena al mediocentro para ayudar a Alexis, un central diestro que jugó de lateral izquierdo para cortar las diagonales de Leo. El Chelsea dio una vuelta de tuerca más. Además de las 20 faltas (13 de ellas por centrocampistas), y de la entrada de Mikel en el pivote y de Bosingwa, un 2, para marcar a Messi, añadió el pelotazo para sacar el balón. Así fue imposible que el Barça robase en campo contrario. Guardiola se resiste a creerlo, pero mucho se teme que jugar en casa y ante su público no hará variar ni un ápice su táctica ni al Real Madrid, en el Bernabeu el sábado en Liga, ni al Chelsea, en la vuelta de las semifinales en Stamford Bridge. Por mucho que a ambos sólo les sirva ganar al Barcelona para seguir con opciones. "Lo que más preocupa del Madrid es el papel de víctima que siempre quiere llevar", corrobora Gerard Piqué la idea de Pep. "Después de ganar en Sevilla se ha quitado.
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