Luis Navarro: "Mis tatuajes me han convertido en el talismán del Barça"
Luis Navarro: "Mis tatuajes me han convertido en el talismán del Barça"
Medio Barça vuela hacia el título de Liga cabalgando a lomos de sus tatuajes. No le gusta el fútbol, pero sabe cómo golear.
EMILIO PÉREZ DE ROZAS.El Periodico
--Para que se haga cargo del tipo de entrevista: no voy a irme de su estudio, al que usted llama mi castillo, ni pienso moverme de su rincón de trabajo, al que denomina mi templo, sin que me diga qué lleva tatuado Henry en la muñeca.
--Para que se haga cargo del tipo de entrevista: no voy a irme de su estudio, al que usted llama mi castillo, ni pienso moverme de su rincón de trabajo, al que denomina mi templo, sin que me diga qué lleva tatuado Henry en la muñeca.
--Para que se haga cargo del tipo de entrevista: no pienso responderle así, de pronto, de sopetón, para que usted consiga lo único que le ha traí- do hasta aquí, al número 13 de la plaza de la Revolució de Setembre de 1868. O sea, le va a costar un poquito arrancarme esa información.
--Le advierto de que tengo a mano las agujas que usted maneja y sería capaz de utilizarlas para conseguir saber lo que quiero. Esto debe de hacer un daño que no veas...
--Ciertamente, Henry fue uno de los chicos que con más miedo se sentó en ese sillón, pero estaba convencido de hacerse los tatuajes. Es verdad que esto no es como pintar o dibujar: esto hace daño, aunque, si logras abstraerte, puedes conseguir pasar la sesión sin dolor. Pero, sí, a menudo pienso que estoy trabajando con papel de lija y algo de pupa hago, sí. No hay más remedio, lo siento.
--¿Qué condujo a Henry hasta su sillón, hasta su templo?
--Supongo que sus compañeros. Tenga en cuenta que me he convertido en el talismán del Barça. Mis tatuajes, mis niños, como yo los llamo, son mi exposición itinerante: van por ahí dando saltos de alegría, goleando, ayudando al Barça a hacer feliz a la gente. Supongo que Henry pensó que yo también podía ayudarle.
--Perdón, ¿ayudarle a qué?
--Bueno, se supone que el que sabe algo de fútbol es usted; yo no tengo ni idea, ni siquiera soy aficionado. Cuando les dije a mis amigos culés que Henry había venido a visitarme, me contaron que estaba pasando un mal momento, que no se sentía a gusto, que no estaba cómodo en Barcelona, que no le salían las cosas, que jugaba pero no goleaba como en el Arsenal, que andaba como desaparecido. Venía en busca de ayuda, como todos los demás.
--¿Los demás? ¿Quiénes?
--Los demás, sí, los demás. Puyol ganó la Liga dos semanas después de tatuarse. Rijkaard ganó la Champions 10 días después de tatuarse. De la Peña se llevó la Copa 15 días después de tatuarse. Y así, todos. Es más: Henry marcó al día siguiente de tatuarse, y lo hizo en el minuto 13, es decir, el número donde tengo el estudio. Hasta Bojan marcó de cabeza, con lo pequeñito que es, al día siguiente de tatuarse.
--Pero ¡si me han dicho que hasta aquí ha llegado Cesc con muletas!
--Pues sí, es el último futbolista que ha venido a verme. Venía en busca de fuerza, de algo que le ayudase a pasar el mal trago de la lesión.
--Y usted, lo primero que hizo, como hace con todos sus clientes, fue mandarle hacer los deberes.
--Un psiquiatra de Ibiza me contó que lo primero que hace con sus pacientes es pedirles que graben sus sensaciones en un casete porque es una manera de desnudarte, de enfrentarte a ti mismo, sin nadie delante. Yo hago lo mismo, pero les pido que, antes de tatuarse, antes de que me cuenten qué quieren tatuarse y dónde, se enfrenten al papel, escriban lo que sienten, por qué vienen, qué piensan, cuáles son sus miedos, de qué quieren desprenderse, qué quieren abrazar, sin tapujos. Yo, luego, interpreto todo eso y les propongo unos dibujos, en un intento de ayudarles a conseguir lo que pretenden. Utilizando la simbología callejera trato de encontrar la unión entre estética, dibujo y protección.
--Protegerse del fracaso, supongo.
--El 90% de mi gente busca protección, sí, algo que les ayude a cambiar la situación que viven. Quieren provocar un cambio, protegerse de sus miedos, sentirse a gusto, salir animados, motivados, de mi templo.
--¿Qué es lo que más le gusta de tener clientes como Rijkaard, Henry, Puyol, Bojan, Valdés, Cesc?--Me encanta que gente de esa talla, popularidad y reconocimiento social luzca mis obras, mis dibujos. Pero lo que más me gusta es que la gente de corbata, tan reticente a estas cosas, empieza a ver que tatuarse es algo normal, una de las tradiciones más viejas: tiene más de 7.000 años de historia. Es posible que, gracias a estos chicos, la gente sepa que tatuarse tiene un sentido y que, si indagamos en el interior de las personas, sabremos por qué se tatúan.
--Perdón, pero intuyo, temo, me da que quiere escaparse sin contarme qué lleva Henry en la muñeca.
--Necesitaba fuerza, y yo se la provoqué dibujándole algo que le protegiese las espaldas, que le impulsara hacia el gol, que le ayudase a resurgir, a sacar todo el fútbol que lució en el Arsenal. Y creo que lo logré.
--¿Me lo va a decir o no?
--Lleva una serie de símbolos de agua. Lleva una ola, la mejor representación de la fuerza, de la vitalidad. Y, por supuesto, una referencia, en símbolos tahitianos, de su hija Tea, su gran amor, su razón de ser y lo más importante de su vida.
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