Penya Barcelonista de Lisboa

divendres, d’octubre 17, 2008

Iniesta recibe una lluvia de elogios y el reconocimiento de Pelé por su gran gol en Bélgica


Iniesta recibe una lluvia de elogios y el reconocimiento de Pelé por su gran gol en Bélgica

Al entrar ayer en el Miniestadi, acompañado de Valdés, uno de sus mejores amigos, Andrés Iniesta sonreía. Pero tampoco de forma extraordinaria. Con naturalidad, sin darse importancia. Sencillo, discreto, como es él, ajeno a la inacabable lluvia de elogios que ha recibido desde que el miércoles marcó en Bélgica un gol estratosférico. Un gol mágico porque contenía la esencia de Laudrup, Romário y Butragueño en apenas tres segundos prodigiosos, con cinco toques inolvidables. Tan excepcional resultó el gol que hasta O Rei Pelé se inclinó ante el talento de un joven de 24 años cuya evolución es asombrosa. "Hace tiempo que está jugando un gran fútbol, es muy inteligente", afirmó el mítico 10 de Brasil.Cada vez que se ve el gol de Iniesta es mejor. Mucho mejor. Siempre se descubre algo original. En la recepción del pase de Cesc --dejó correr la pelota para burlar a dos atónitos defensas belgas--, en el primer toque con la punta de la bota derecha para quitarse de encima al portero, en la croqueta laudrupiana --uno de sus ídolos de la infancia, junto a Guardiola-- y en el recorte final, ganándole espacio al campo, que se le echaba encima, y al último defensa que pretendía frenarle. Ingenuo. "Ha sido uno de los goles más bonitos de mi vida. Al final todo salió perfecto. El regate, uno de mis favoritos, el remate, el defensa que no llegó... Perfecto. Estoy muy feliz", contó Iniesta para relatar su obra de arte. Sin alardes. Sin presumir.

LA FELICITACIÓN DE GUARDIOLA

Los elogios le llovieron de todas partes. Hasta José Luis Rodríguez Zapatero se rindió a su magia. "Menudo gol de Iniesta. Lo he visto esta mañana y es impresionante", dijo el presidente del Gobierno. En el Miniestadi, Guardiola, antes de empezar a trabajar, se le acercó para felicitarle. Valdés asistía como testigo a la escena. Complicidad, buen rollo, sonrisas y un toque cariñoso del técnico en la cabeza del genio. "Andrés es increíble", dijo ayer Henry, asombrado de convivir con una estrella futbolística que no tiene nada de mediática. "Hace su trabajo y no busca nada más en el campo", afirmó el delantero francés, quien tiene memoria. "Fue el jugador que derrotó al Arsenal en París. Entró él y cambió todo. No me puedo creer que no esté en la lista del Balón de Oro", añadió Henry, sorprendido, como todos, de que Iniesta no tenga el reconocimiento que merece su fútbol galáctico.

GUDJOHNSEN, BAJA

Con Iniesta se da, además, otra circunstancia. Cada temporada es mejor, mucho mejor, que la anterior. Cada año saca trucos nuevos del bolsillo. Con Rijkaard empezó a brillar como falso extremo derecho supliendo entonces a Giuly en las medias horas finales de los partidos. En el camino hacia París, hace dos años, se consagró como pivote defensivo con varios encuentros sublimes: los cuartos de final ante el Benfica, la semifinal en San Siro ante el Milan y una segunda parte estelar en la final que no se le ha borrado todavía de la memoria a Henry. Ahora, en cambio, deslumbra como extremo izquierdo y no se adivina en Europa un futbolista que desequilibre tanto en esa zona.A Messi, los elogios le vienen de lejos y no cesan. "Es una de las grandes figuras y a veces puede pasar más tiempo con la pelota. Eso me pasaba a mí, le pasaba a Maradona, a Cruyff, a Platini, a Beckenbauer y a Francescoli", explicó Pelé. "Yo le daría el Balón de Oro a Messi", dijo Henry. El argentino, que perdió ayer con Chile (1-0), y Alves, que no jugó ni un minuto en el triste empate de Brasil en Maracaná (0-0) con Colombia, llegan hoy a Barcelona. Mientras que Hleb recibió ayer el alta médica, Gudjohnsen será baja durante dos o tres semanas por una rotura fibrilar sufrida con Islandia.