Penya Barcelonista de Lisboa

dijous, de novembre 15, 2007

Ronaldinho y Messi: ataque desproporcionado


Ronaldinho y Messi: ataque desproporcionado

Se destaca, en efecto, la baja forma de Ronaldinho y se ha dado cobertura mundial y reiterada a filtraciones muy interesadas sobre si un día, una noche para ser exactos, a cuarenta y ocho horas de jugar, el brasileño salió de noche. Eso fue antes del desplazamiento a Pamplona donde el Barça empató a cero, sin que ni antes ni ahora esta cuestión sobre cuándo pueden o no salir los jugadores haya sido reglamentada por el célebre régimen interno prometido. En realidad, si lo que el vestuario necesita es disciplina, control y mano dura, nadie desde la directiva, la secretaría técnica, el entrenador o el vestuario parecen tener prisa por aplicarlo, pues se siguen dando permisos injustificados para no entrenar.
Pasó el verano, sin más novedad que los fichajes, todos en principio necesarios y acertados, pero permanecen las malas vibraciones en un equipo más vulnerable y con los mismos defectos, y más acusados, que antes.
¿Culpa de Ronaldinho, que fue el máximo goleador de la última temporada? ¿Culpa de Messi, que es candidato al Balón de Oro y que ha sido hasta hace nada Pichichi de la Liga? Evidentemente, ambos merecen su cuota de responsabilidad y de crítica, como otros jugadores, técnicos y directivos.
Aunque el club mantiene un discurso claro de apoyo a Ronaldinho y, por supuesto a Leo, la actual joya de la corona, parece no tener controlados, en cambio, a directivos que, por su cuenta, deslizan opiniones y criterios personales que a menudo, utilizados como 'fuentes' de la directiva, acaban entrando en conflicto con la versión oficial y desorientando a los medios. Mientras, hace poco, el vicepresidente Ferran Soriano declaraba su voluntad de que "Ronnie se retire en el Barça", la prensa sabe y tiene identificados a compañeros de junta que, si por ellos fuera, ya lo habrían sancionado, criticado y traspasado porque le consideran el eje del mal.
Este tipo de filtraciones, unido a la falta de un criterio más objetivo y razonado, está dando como resultado un alud de críticas unipersonal, como si Ronaldinho, y ahora Messi, tuvieran la culpa de todo.
Otros factores
Ahí ya entran en juego otros factores, como que Ronaldinho no da entrevistas a según quien y que el brasileño tiene una personalidad humana y deportiva contra la que un ejército de detractores tiene poco que hacer. Se le ataca por su bajo rendimiento en Getafe, donde fue golpeado y lesionado, pero nada se dice de su ausencia en la derrota ante el Villarreal donde las otras vacas sagradas del equipo, intocables para la crítica en general, se pasearon como si fueran ellos los que hubieran estado en la fiesta de cumpleaños de Robinho. Por cierto que en aquel partido Messi fue el mejor, el único junto con Bojan que tenía ganas de marcar.
Igual de cierto que en Getafe Messi quiso resolver él solo el partido, lo que resultó ser una estrategia inútil y equivocada, fruto tanto de la aplicada defensa rival como del mal día de sus compañeros y de su aislamiento táctico. Messi no estuvo bien, no resolvió del mismo modo que estuvieron espesos tantos jugadores como Milito, Abidal, Touré Yaya, Xavi, Thuram y el propio Henry, que falló la más clara ocasión del Barça, la que seguramente habría cambiado el partido. Es verdad que el crack argentino ha reducido su rendimiento a medida que, por lo visto, se ha ido esfumando la posibilidad de ser Balón de Oro. Ahí entra en juego la labor de direccción de club y del vestuario, tratar de reconducir esa frustración, lógica porque Leo se habría hecho ilusiones, y convertirla en motivación.
A Ronnie, por su parte, no se le vio en Getafe. Lo pasó mal porque venía recuperando el tono tras marcar en Valladolid y salvar otra derrota, exhibirse ante el Betis en casa y ser el jugador clave ante el Rangers, donde inició la jugada del primer gol y fabricó el segundo entre vítores, entusiasmo, aplausos y cataratas de buenas crónicas a sulabor.
En definitiva, parece más importante tener buena prensa que merecerla y que ser simpático produce más beneficios mediáticos que asumir el rol de estrella, para lo bueno y para lo malo. Esta última faceta es la que ahora esta aprendiendo Messi, al que se debe ayudar como hasta ahora se le ha auxiliado mientras ha ido creciendo entre títulos y golazos que dan la vuelta al mundo. Ayudarle a madurar no es regalarle los elogios pero sí no atribuirle cargos injustamente. En los tiempos de crisis como los actuales, según qué críticos aprovechan para atacar desproporcionadamente a unos, encubriendo la cuota de culpabilidad que otros también tienen. Mano dura, sí. Con todos
En el peliculón azulgrana de esta semana los malos son Ronaldinho, que ya se ha convertido en un personaje recurrente en las crisis, y Leo Messi, que es el último protagonista invitado. Sin embargo, en la versión original subtitulada, la que ve menos gente, la responsabilidad del increíble balance menguante del equipo fuera de casa aparece mucho más repartida y refleja mejor la realidad de lo que está ocurriendo. Puede que Ronnie y Messi se hayan convertido en el paraguas mediático que encubre a otros compañeros igual de culpables y a quienes desde más arriba no han sabido gestionar la crisis de la temporada pasada.