El Barcelona se pone serio
El Barcelona se pone serio
El empate (2-2) le vale al Barcelona el primer puesto de su grupo en un partido difícil, que sacó adelante sin Ronaldinho -sólo jugó los últimos 20 minutos-, y sin Frank Rijkaard en el banquillo durante toda la segunda parte, por su expulsión.
Así de tensas están las cosas en el Barcelona. Hasta el pacifista Frank ha perdido el talante afable. Los resultados y las críticas provocan reacciones tan inesperadas como la suya en los últimos instantes del primer tiempo, cuando en el césped brotó un conato de batalla entre jugadores.
Rijkaard sacó a pasear su indignación, a insultar, a encararse con todos los árbitros hasta que el principal decretó su expulsión. Ya el sábado, frente al Recre en el Camp Nou, se le observó la rareza de meterse muy dentro del campo para ¿sofocar? una pelea entre futbolistas.
La rabia azulgrana se nota en su fútbol también. El Barça, sobre todo durante el primer tiempo, mostró un aspecto radicalmente distinto al que venía enseñando fuera de su refugio del Camp Nou. Sin perder el estilo ofensivo, le echó agallas a cada lance. Ronaldinho, en el banquillo y sonriente, parecía el único del grupo ajeno a tanta tensión.
El Barcelona alcanzó rapidamente su velocidad competitiva, posiblemente gracias al acierto en su primera jugada de ataque, una combinación fresca y cristalina como agua de manantial: Messi lanzó la ofensiva, encontró el desmarque de Bojan en el flanco derecho y el debutante como titular en 'Champions' envió al otro costado un balón que Iniesta no podía fallar y no malgastó.
El Lyón, que necesitaba ganar para recuperar el terreno perdido en un horrible comienzo de la competición, recibió auxilio inesperado casi de inmediato. Juninho, experto en acciones a balón parado, envió 'a la olla' un lanzamiento desde el centro del campo y nadie lo remató. Una cascada de despreoupaciones lo llevó directamente al interior de la portería de Víctor Valdés.
El regalo no echó atrás al Barça, pero sí supuso un refuerzo indudable para el Lyón, que decidió dar al choque la vistosidad de un enfrentamiento entre dos buenos adversarios.
A ratos, el Lyón se creció y destrozó las intenciones del Barcelona, dueño del balón durante casi toda la noche. Govou y Juninho, en la misma jugada, pusieron a prueba a Valdés antes de que Abidal evitara el 2-1 debajo del larguero.
Dos penaltis
Se puede resumir que en la primera parte fue el Barça el que tuvo el partido bajo su autoridad. La reanudación fue más complicada, ya que el Lyón dio un paso más decidido hacia la victoria y empujó a su rival a una zona defensiva donde no se siente cómodo.
Los dos goles del segundo tiempo se fabricaron desde el punto de penalti. Una ráfaga de calidad de Bojan dibujó la jugada casi perfecta, con pase adelantado a Messi al corazón del área. El argentino cayó en pugna con Juninho y convirtió en gol la discutible pena máxima.
Así de tensas están las cosas en el Barcelona. Hasta el pacifista Frank ha perdido el talante afable. Los resultados y las críticas provocan reacciones tan inesperadas como la suya en los últimos instantes del primer tiempo, cuando en el césped brotó un conato de batalla entre jugadores.
Rijkaard sacó a pasear su indignación, a insultar, a encararse con todos los árbitros hasta que el principal decretó su expulsión. Ya el sábado, frente al Recre en el Camp Nou, se le observó la rareza de meterse muy dentro del campo para ¿sofocar? una pelea entre futbolistas.
La rabia azulgrana se nota en su fútbol también. El Barça, sobre todo durante el primer tiempo, mostró un aspecto radicalmente distinto al que venía enseñando fuera de su refugio del Camp Nou. Sin perder el estilo ofensivo, le echó agallas a cada lance. Ronaldinho, en el banquillo y sonriente, parecía el único del grupo ajeno a tanta tensión.
El Barcelona alcanzó rapidamente su velocidad competitiva, posiblemente gracias al acierto en su primera jugada de ataque, una combinación fresca y cristalina como agua de manantial: Messi lanzó la ofensiva, encontró el desmarque de Bojan en el flanco derecho y el debutante como titular en 'Champions' envió al otro costado un balón que Iniesta no podía fallar y no malgastó.
El Lyón, que necesitaba ganar para recuperar el terreno perdido en un horrible comienzo de la competición, recibió auxilio inesperado casi de inmediato. Juninho, experto en acciones a balón parado, envió 'a la olla' un lanzamiento desde el centro del campo y nadie lo remató. Una cascada de despreoupaciones lo llevó directamente al interior de la portería de Víctor Valdés.
El regalo no echó atrás al Barça, pero sí supuso un refuerzo indudable para el Lyón, que decidió dar al choque la vistosidad de un enfrentamiento entre dos buenos adversarios.
A ratos, el Lyón se creció y destrozó las intenciones del Barcelona, dueño del balón durante casi toda la noche. Govou y Juninho, en la misma jugada, pusieron a prueba a Valdés antes de que Abidal evitara el 2-1 debajo del larguero.
Dos penaltis
Se puede resumir que en la primera parte fue el Barça el que tuvo el partido bajo su autoridad. La reanudación fue más complicada, ya que el Lyón dio un paso más decidido hacia la victoria y empujó a su rival a una zona defensiva donde no se siente cómodo.
Los dos goles del segundo tiempo se fabricaron desde el punto de penalti. Una ráfaga de calidad de Bojan dibujó la jugada casi perfecta, con pase adelantado a Messi al corazón del área. El argentino cayó en pugna con Juninho y convirtió en gol la discutible pena máxima.
Con el marcador en contra, al Lyón volvió a perder el oremus, pero en una jugada bien armada, Abidal cometió una falta más que clara dentro de su área sobre el recién incorporado Keita. Juninho hizo el doblete con un lanzamiento perfecto del penalti y creó las máximas expectativas en el estadio Gerland.
A los 70 minutos, Ronaldinho sustituyó a Gudjohnsen, el jugador que chirría en la maquinaria ofensiva del Barcelona. Pero el de Porto Alegre no mejoró el juego de su equipo y apenas se le recordará una acción en ese tiempo.
El Lyón se lanzó a la victoria por las bravas, con lanzamientos largos que ni la velocidad ni las buenas maneras de Keita y del otro hombre de refresco, Rémy, pudieron cambiar el rumbo del partido.
El equipo francés se descuelga de sus opciones de clasificación, aunque la derrota del Glasgow le ofrece una nueva oportunidad dentro de dos semanas, en la última jornada, en su viaje al estadio escocés.
El Barcelona, primero de grupo, ya puede pensar exclusivamente a darle lustre a su competición liguera. La 'Champions' puede quedar aparcada hasta el cruce de febrero, aunque aún le quede el trámite de recibir al Stuttgart dentro de 15 días.
A los 70 minutos, Ronaldinho sustituyó a Gudjohnsen, el jugador que chirría en la maquinaria ofensiva del Barcelona. Pero el de Porto Alegre no mejoró el juego de su equipo y apenas se le recordará una acción en ese tiempo.
El Lyón se lanzó a la victoria por las bravas, con lanzamientos largos que ni la velocidad ni las buenas maneras de Keita y del otro hombre de refresco, Rémy, pudieron cambiar el rumbo del partido.
El equipo francés se descuelga de sus opciones de clasificación, aunque la derrota del Glasgow le ofrece una nueva oportunidad dentro de dos semanas, en la última jornada, en su viaje al estadio escocés.
El Barcelona, primero de grupo, ya puede pensar exclusivamente a darle lustre a su competición liguera. La 'Champions' puede quedar aparcada hasta el cruce de febrero, aunque aún le quede el trámite de recibir al Stuttgart dentro de 15 días.
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