BARCELONA 4 - ATHLETIC 1
Como un reloj
El Barcelona no acusa los múltiples cambios en la alineación y golea al Athletic
La máquina del Barcelona funciona como un reloj, más allá de las piezas que escoja Guardiola. Antes justo que caprichoso, llegados a la semana decisiva del año, el técnico bajó la pelota al suelo, levantó la cabeza, miró tanto el calendario como lo que tenía en el garaje, ejerció de entrenador y lo pagó el Athletic, que le plantó cara como pocos y perdió como casi todos los que han visitado el Camp Nou. Movió Guardiola la alineación de tal manera que reaparecieron Chigrinski y Abidal, Maxwell actuó de volante, y Jeffren repitió como extremo. No jugó Ibrahimovic, que enfiló la enfermería en el calentamiento, pero lo hizo Bojan, que marcó dos goles y tiró del equipo como si fuera el sueco.
Este equipo es talento y compromiso a partes iguales y ese es el gran mérito de Guardiola, que ha conseguido un equipo reconocible y autoritario, juegue contra el rival que juegue. Será por eso que Henry sólo asomó por el banquillo cuando se lesionó Ibrahimovic.
Mandó el Barcelona con la autoridad que emana de un equipo hecho en el que no importa quien juegue, sino a lo que juega. Ayer salió sin Alves ?provocó la quinta amarilla contra el Mallorca? pero nada es un problema cuando en la rebotica siempre hay piezas de recambio. Le sobró con arrastrar a Puyol al lateral derecho. A partir de ahí, revolucionó la defensa: recuperó a Chigrinski, que no jugaba desde el 6 de enero; y le abrió la puerta de la reaparición a Abidal. Una solución generada por las circunstancias, que incluyen el calendario porque Puyol y Piqué no pueden jugar contra el Arsenal, así que guardó a Milito, por eso de nadar y guardar la ropa. Como la cuesta se enfila y no tiene a Iniesta, Guardiola también reservó a Xavi, así que montó el equipo con Busquets y Touré Yayá y Maxwell. Seguramente hubiera sido injusto borrar al brasileño de buenas a primeras, porque había dado mucho en ausencia de Abidal; bastó con cambiarle el rol. La respuesta fue demoledora. Tácticamente perfecto, Maxwell completó un excelente partido como volante, interpretando la hoja de ruta como si se conociera el camino de memoria, ejemplo perfecto de cómo vive este equipo.
Si goleó el Barcelona fue por un excelente juego de posición y porque no dudó ni un segundo qué hacer. Así, corrió mucho el Athletic detrás del balón y cuando lo recuperó, se lanzó cuesta abajo, hasta toparse siempre con los centrales o con Valdés, que jugó al límite, como último defensa y también como primer delantero, cuando le tocó empezar la salida del balón. Le costó al Barcelona generar ocasiones de gol, porque el Athletic es un equipo al que cuesta roer. Pero tuvo paciencia y dejó pasar el tiempo: tic-tac, tic-tac, poco a poco descosió al rival, seguramente porque con tanta pieza nueva, había que sincronizar bien el pulso. Lo hizo en 27 minutos. Si el miércoles necesitó rematar 16 veces antes de meter un gol, ayer le bastó con la primera, que llegó tras una jugada elaborada por la izquierda que liquidó Jeffren al otro lado. El segundo gol también fue una demostración magnifica del compromiso de un equipo que no parece tener nunca bastante. Sacó el Athletic de banda y el Barcelona achicó tanto los espacios, con tanto orden, que los jugadores del Athletic tuvieron que sacarse la pelota de encima como pudieron, hasta que al otro lado del campo la robó Puyol que se la dio a Bojan. Puro instinto, la clavó.
La salida de Xavi permitió a Busquets descansar. Se lesionó Jeffren y salió Pedro, y el Barcelona siguió a los suyo: repitió Bojan y marcó Messi, generoso como pocas tardes, paradigma de que nadie es más importante que nadie. El argentino se echó el equipo a la espalda como siempre y participó más en la creación que en la definición.
El Barça de Guardiola, definitivamente, convierte otra vez cada partido en un festival de fútbol, empezando por el portero, sensacional Valdés cuanto más apretó el Athletic. Así se escribe la vida de un equipo incomparable.
0 Comments:
Publica un comentari a l'entrada
<< Home