Penya Barcelonista de Lisboa

dimarts, de març 30, 2010

ENTREVISTA: LIGA DE CAMPEONES - Ida de los cuartos de final GABY MILITO Central del Barcelona

"El fútbol me gusta mucho más tras la lesión. Disfruto de otra manera"



"A veces pienso que es imposible jugar mejor"
En Manchester, el 29 de abril de 2008, en la semifinal de la Champions, Gaby Milito (Bernal, Argentina; 1980) se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. "Mínimo: seis meses", le avisaron. Tardó 21 en jugar de nuevo. Desde que empezó 2010 ha disputado 12 partidos con el Barcelona, seguidos los últimos cuatro. Dice que ha cambiado su manera de entender el juego y, aunque no le gusta, en el vestuario, empezando por Pep Guardiola, el técnico, se le señala como líder involuntario del equipo. Hoy vuelve a Reino Unido dispuesto a dar un paso más camino de las semifinales de la Copa de Europa.
Pregunta. Después de haberse pasado 21 meses sin jugar, ¿tiene más mérito haberse recuperado o que su esposa todavía le aguante?

Respuesta. ¡Un monumento se merece mi esposa! Le juro que trataba de no llevar mi problema a casa, pero... ¿Qué iba a hacer? ¿Cortarme la pierna? Yo tuve muy claro que volvería a jugar, pero ella no lo dudó nunca. Estoy aquí por su ánimo, por el de la familia y por Emili Ricart [fisioterapeuta del club], que apareció a las dos semanas y ya no me dejó. Me hizo de recuperador, psicólogo, amigo... Cuando se iba a de casa, venía Santi, mi hijo de cinco años, y me hacía repetir los ejercicios. "Lo tienes que hacer así, papá" me decía. El día que volví a jugar el más contento de todos era mi hijo. Más que yo. Mi verdadera felicidad fue volver a entrenarme con el equipo a diario. Jugar fue tremendo, pero reencontrarme con el día a día fue la mayor alegría. Un futbolista no está preparado ni para una lesión de dos semanas. Imagine lo que son diez meses... Eso ha hecho que ahora disfrute de otra manera. Soy mucho más positivo. Disfruto más todos los detalles. Lo que antes me parecía un problema ahora ni me preocupa. Ahora me gusta mucho más el fútbol.

P. Desde que ha vuelto, a Messi se le ve más contento. Decía que le echaba de menos, que durante la lesión casi no hablaban.

R. Es que no estaba de muy buen humor. Somos muy amigos y, claro, ahora nos vemos más.

P. Piqué le señala como su maestro. ¿Por qué?

R. No lo sé. Soy yo el que he aprendido a jugar en el equipo de Guardiola viéndole el año pasado... Nos conocimos en Zaragoza y tuvimos piel desde el primer día. Éramos compañeros de habitación y me volvía loco. Me cambiaba el canal que estaba viendo en la tele y se llevaba el mando. Nos reíamos mucho.

P. ¿Lo suyo es oficio por encima de todo?

R. El oficio lo da la experiencia, no sólo en la defensa. La experiencia te da recursos sobre todo a nivel de equipo, a manejar el tiempo. Yo creo que ser defensa es un estado de ánimo. Sabes que el equipo tiene que recuperar el balón y vives con esa idea.

P. ¿Un central debe ser duro?

R. No, no creo. Yo no soy duro, soy normal. El fútbol tiene dos cosas: jugar sin la pelota y jugar con ella. Y eres agresivo o tardas en recuperarla. Aquí necesitamos la pelota. Así que eso aumenta la exigencia: hay que agarrarla pronto.

P. ¿Partidos como el de Mallorca demuestran que el Barça ha aprendido a defenderse sin necesidad de tener la pelota?

R. No, la voluntad es defendernos teniéndola. Pero sabemos sufrir si no la tenemos.

P. El Arsenal también quiere la pelota. En ese sentido, ¿es un buen rival para el Barça?

P. No creo. El Arsenal es un equipo tremendamente complicado para cualquiera. Para nosotros, también. Pero, es cierto, somos dos equipos que crecemos desde el balón. El Arsenal juega muy bien al fútbol.

P. Usted se lesionó en el campo del Manchester United. ¿Volver a Reino Unido cierra el paréntesis?

R. No. El paréntesis se cerró el día que volví a entrenarme.

P. Dice que con Piqué tuvo piel desde el principio. ¿Le pasó lo mismo con Guardiola?

R. Le estaré eternamente agradecido por el trato que me dio en los peores momentos. Es una persona muy especial para mí y un entrenador enorme. Evidente, ¿no?

P. Usted ha trabajado con Marcelo Bielsa. ¿Se parecen?

R. Sí. En cosas, en detalles, se parece a Bielsa. Por ejemplo, los dos tienen una capacidad de análisis muy grande, y no sólo en temas futbolísticos. A diferencia de Marcelo, Pep es más cercano al jugador. También se parecen en la obsesión por la perfección y en la pasión y la exigencia. Comparten la búsqueda de la perfección. Nuestro problema es que este equipo está cerca de la perfección.

P. Pep reclama la excelencia para ganar títulos.

R. Cuando estaba lesionado, veía al equipo y pensaba que era imposible jugar mejor. Siempre pensé que era muy difícil jugar tan bien como lo hizo el equipo el curso pasado. Ahora que estoy dentro, en el campo, a ratos, pienso lo mismo: es imposible jugar mejor. Pero, cuando estás rodeado de gente de tanta calidad, no parece tan difícil. Este equipo es maravilloso y tiene excelentes jugadores. Así que, cuanto más exigente es Pep, mejor jugamos. Este equipo no pasa por el rival, pasa por tener la voluntad de seguir ganando. Y eso existe. Estamos muy fuertes, pero el Madrid lo va a dar todo, porque no tiene más que ganar. No sé qué pasará, pero estamos en el buen camino.

P. Con Messi es más fácil, supongo.

R. Leo ha convertido en habitual cosas imposibles. El problema es que hace dos o tres veces por partido cosas que otros no haremos en la vida. Es un jugador maravilloso. Pero hemos demostrado que no sólo dependemos de él. Contra el Inter, estaba lesionado y jugamos a un nivel altísimo. Si te dejas la vida y, encima, tienes calidad, es difícil que alguien te gane. Y este equipo sabe sufrir y tiene calidad. Me enseñaron que lo principal, a lo único que no puede renunciar el equipo, es a vaciarse en la cancha. Y el Barça vive así.

P. ¿Quién le enseñó eso?

R. Bielsa me enseñó que el compromiso es el camino, que lo principal es darlo todo, el máximo, todo el tiempo. No en el partido, sino en cada minuto del entrenamiento. El jugador valora al entrenador que habla claro y que tiene mensaje, no al que habla y no dice nada. Y Guardiola, como Bielsa, transmite con la palabra, pero también con la actitud.

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