El Barça inicia la escapada
El Barça inicia la escapada
La Liga 2009-10 llegará a la mitad del recorrido con un campeón de invierno sólido y convencido, cinco puntos por encima de su descarnado rival madridista. Un Sevilla que no gana en Liga desde el 12 de diciembre quedó descuartizado por un Barcelona idéntico al que había descarrilado de la Copa del Rey el miércoles pasado en el Sánchez Pizjuán. Cuánto se pueden parecer un 0-1 inservible en Sevilla y un 4-0 reparador en Barcelona, siempre que se fije la atención en el verde ayer empapado, no en el registro de resultados.
El balón, tarde o temprano, elige a su mejor amigo, el Barcelona de Pep Guardiola. Le dio la espalda el miércoles, con ese tanto de Leo Messi escaso para los méritos contraidos en el Pizjuán. Esta vez no podía fallarle. Aunque se hizo el remolón y no regaló el primer gol hasta poco después del descanso, en una carambola nefasta para Escudé y para ese otro 'San Andrés' que sembró la duda en los delanteros azul y grana con extraordinarias paradas: Palop.
'Terminator' Pedro, centenario Messi
La barra libre para el Barça quedó declarada más tarde, con la entrada del chico sonriente a quien nada le queda grande. Incapaz de desperdiciar una maravilla tejida por Xavi, Pedro Rodríguez sentenció con un toque preciso por encima de la salida de Palop. Maneja todos los registros y define como un auténtico 'Terminator': de volea, de disparo duro, por abajo o de vaselina como en este caso.
Antes de Escudé y de Pedro, Lionel Messi había chocado contra el porterazo visitante. Se le hizo la meta chica, inaccesible. Como le había sucedido a Henry, quien entregaría su puesto al canario a la hora de partido. El enésimo 'pedritazo', sin embargo, abrió las puertas de su ingenio y el argentino marcó los dos goles de postre, que le alzaron a la cifra centenaria con el Barcelona (101) a una edad tan temprana como 22 años.
Al Sevilla y a Manolo Jiménez les esperan momentos duros. La Copa le espera, pero la Liga, el pan y la mantequilla diarios que decía aquel, está poniéndose áspera. De alternativa, a la nada. Cierto que al club hispalense le falta media plantilla entre lesiones y expropiaciones de la Copa de África. Pero la decisión de poner en liza a jugadores inexpertos como Marc Valiente o José Carlos, insistir con el recién fichado lituano Stankevicius -lamentables 90 minutos- y dejarse en el banquillo a tipos como Renato, Adriano, Capel o Negredo va a pasarle factura.
Además, Jiménez maldijo su suerte, porque en el descanso había dejado a los dos chicos en la caseta para forzar conr Duscher y con Capel. Y entonces se produjo el rebote fatídico en Escudé y el partido se le puso tirando a imposible ante un Barcelona que multiplicaba su producción ofensiva. La vuelta a la heterodoxia, con la entrada de Adriano -aunque con Navas siempre exiliado de la banda, de mediapunta-, fue tardía e improductiva.
El balón, tarde o temprano, elige a su mejor amigo, el Barcelona de Pep Guardiola. Le dio la espalda el miércoles, con ese tanto de Leo Messi escaso para los méritos contraidos en el Pizjuán. Esta vez no podía fallarle. Aunque se hizo el remolón y no regaló el primer gol hasta poco después del descanso, en una carambola nefasta para Escudé y para ese otro 'San Andrés' que sembró la duda en los delanteros azul y grana con extraordinarias paradas: Palop.
'Terminator' Pedro, centenario Messi
La barra libre para el Barça quedó declarada más tarde, con la entrada del chico sonriente a quien nada le queda grande. Incapaz de desperdiciar una maravilla tejida por Xavi, Pedro Rodríguez sentenció con un toque preciso por encima de la salida de Palop. Maneja todos los registros y define como un auténtico 'Terminator': de volea, de disparo duro, por abajo o de vaselina como en este caso.
Antes de Escudé y de Pedro, Lionel Messi había chocado contra el porterazo visitante. Se le hizo la meta chica, inaccesible. Como le había sucedido a Henry, quien entregaría su puesto al canario a la hora de partido. El enésimo 'pedritazo', sin embargo, abrió las puertas de su ingenio y el argentino marcó los dos goles de postre, que le alzaron a la cifra centenaria con el Barcelona (101) a una edad tan temprana como 22 años.
Al Sevilla y a Manolo Jiménez les esperan momentos duros. La Copa le espera, pero la Liga, el pan y la mantequilla diarios que decía aquel, está poniéndose áspera. De alternativa, a la nada. Cierto que al club hispalense le falta media plantilla entre lesiones y expropiaciones de la Copa de África. Pero la decisión de poner en liza a jugadores inexpertos como Marc Valiente o José Carlos, insistir con el recién fichado lituano Stankevicius -lamentables 90 minutos- y dejarse en el banquillo a tipos como Renato, Adriano, Capel o Negredo va a pasarle factura.
Además, Jiménez maldijo su suerte, porque en el descanso había dejado a los dos chicos en la caseta para forzar conr Duscher y con Capel. Y entonces se produjo el rebote fatídico en Escudé y el partido se le puso tirando a imposible ante un Barcelona que multiplicaba su producción ofensiva. La vuelta a la heterodoxia, con la entrada de Adriano -aunque con Navas siempre exiliado de la banda, de mediapunta-, fue tardía e improductiva.
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