El Barça mete la directa
El Barça mete la directa
El equipo azulgrana brilla y se repone de su eliminación copera con una goleada al Sevilla
El Barcelona se zampó al Sevilla. En su tercer duelo en doce días, el Barça venció por KO a un rival que salió decidido a morder antes que a jugar y lo pagó, porque Palop, aunque de nuevo sacó todas las manos del mundo para mantener vivo a su equipo, no pudo con todo y claudicó ante la decidida voluntad azulgrana. Dicen que la suerte hay que buscarla y los de Guardiola se la ganaron a pulso hasta encontrarla en el autogol de Escudé al inicio de la segunda parte. Ese tanto, tras un centro de Márquez y remate de Piqué, desencalló el partido. Por méritos, se mereció el Barça sentenciar el duelo mucho antes pero tuvo que esperar 70 minutos a que Pedro diera la puntilla cuando sólo hacía seis minutos que había sustituido a Henry. Fue Messi quien cerró la fiesta con dos goles con los que suma 101 desde que debutó en el primer equipo.
Caer eliminado de la Copa es lo que tiene; con dos partidos por semana hay tiempo para recuperar. Guardiola fue consecuente con aquello de que la culpa de que el Barça fuera eliminado en la Copa fue suya y no de los jugadores y alineó a los mismos que jugaron en el Sánchez Pizjuán el miércoles, a excepción de Pinto, que cedió el sitio a Valdés. Tan necesitado de puntos, no gana desde hace cinco jornadas, como consciente de que el miércoles se juega media semifinal copera, Manolo Jiménez hizo todo lo contrario y revolucionó el once titular para administrar minutos y, en algún caso, forzado por las circunstancias. Repitió con Palop y mantuvo a los cuatro de atrás (Konko, Dragutinovic, Escudé y Navarro) que soportaron el arreón de los barcelonistas hasta eliminarlos de la Copa y les dio protección con tres hombres por delante. De nuevo confió en Navas, que también repetía en el equipo titular, para que respaldara a Kone. Lo importante, lo principal, era que el Barça no jugara. Cambió músculo por plomo, y más bilardista que nunca, pensó que todo vale si de lo que se trata es de rapiñar un punto. No gana un partido de Liga desde la jornada 14, en Gijón.
El Sevilla, que no conoce el empate fuera de su casa y, hasta ayer, era el tercer mejor equipo a domicilio por detrás del Valencia y del propio Barça, sólo salió de la cueva al inicio de la segunda parte, cuando aparecieron Duscher y Capel. Seguramente consciente de que haber llegado al descanso empatando a cero era una casualidad dada las constantes llegadas azulgranas, movió ficha Jiménez. Que Palop siguiera parándolo todo parecía inviable, así que se estiró el Sevilla. Entonces, como acostumbra, apareció Valdés para robarle el gol a Kone. Dos minutos después, Escudé logró el gol que se mereció antes Henri, Ibra, Messi o incluso Puyol en un espectacular remate a la salida de un córner en una primera mitad en la que los andaluces defendieron a machete, perdieron tiempo, hicieron tantas faltas como fue necesario... pero ni por esas, porque sufrieron y el Barça sólo dejó de acosar a Palop cuando pitaba el árbitro, con frecuencia a destiempo. El Sevilla que no conoce el empate fuera de su casa y hasta ayer, era el tercer mejor equipo a domicilio, por detrás del Valencia y del propio Barça, se venció de entrada así que el Barcelona atacó con todo y especuló poco. Sobre un campo mojado por la lluvia, corría el balón y corría el Barça tratando de activar a Ibrahimovic cuando robaba la pelota en su campo, para no dar tiempo a que el Sevilla montara su barricada sobre la frontal.
Los andaluces prefirieron llenarse de tarjetas y forzar ataques estáticos del Barcelona. Los azulgrana llegaron mucho con Messi, que se ofreció como siempre, y Alves. Pero con frecuencia el camino mas rápido que encontró el Barcelona para llegar al campo contrario lo marcó Abidal, que jugó un partidazo. Del francés a Iniesta hay un paso y un pase y es consigna permanente del entrenador que el de Fuentealbilla, Xavi y Messi se activen cuanto antes. Eso hizo Iniesta, que masacró al lituano Stankevicius, a quien de forma imprudente mandó su entrenador medirse al manchego. El canterano se dio un festín y lo hizo todo bien, incluso cuando jugó por la derecha en el segundo tiempo. A su vera, creció Henry, presente por incisivo en el frente de ataque, aunque negado otra vez de cara a puerta. La afición le agradeció el esfuerzo y no echó en falta sus goles porque para eso está Messi, que cambió las lágrimas del vestuario en el Sánchez Pizjuán, el miércoles, por dos goles anoche que completaron la goleada de un Barcelona que puso la directa y ya tiene al Madrid a cinco puntos.
El Barcelona se zampó al Sevilla. En su tercer duelo en doce días, el Barça venció por KO a un rival que salió decidido a morder antes que a jugar y lo pagó, porque Palop, aunque de nuevo sacó todas las manos del mundo para mantener vivo a su equipo, no pudo con todo y claudicó ante la decidida voluntad azulgrana. Dicen que la suerte hay que buscarla y los de Guardiola se la ganaron a pulso hasta encontrarla en el autogol de Escudé al inicio de la segunda parte. Ese tanto, tras un centro de Márquez y remate de Piqué, desencalló el partido. Por méritos, se mereció el Barça sentenciar el duelo mucho antes pero tuvo que esperar 70 minutos a que Pedro diera la puntilla cuando sólo hacía seis minutos que había sustituido a Henry. Fue Messi quien cerró la fiesta con dos goles con los que suma 101 desde que debutó en el primer equipo.
Caer eliminado de la Copa es lo que tiene; con dos partidos por semana hay tiempo para recuperar. Guardiola fue consecuente con aquello de que la culpa de que el Barça fuera eliminado en la Copa fue suya y no de los jugadores y alineó a los mismos que jugaron en el Sánchez Pizjuán el miércoles, a excepción de Pinto, que cedió el sitio a Valdés. Tan necesitado de puntos, no gana desde hace cinco jornadas, como consciente de que el miércoles se juega media semifinal copera, Manolo Jiménez hizo todo lo contrario y revolucionó el once titular para administrar minutos y, en algún caso, forzado por las circunstancias. Repitió con Palop y mantuvo a los cuatro de atrás (Konko, Dragutinovic, Escudé y Navarro) que soportaron el arreón de los barcelonistas hasta eliminarlos de la Copa y les dio protección con tres hombres por delante. De nuevo confió en Navas, que también repetía en el equipo titular, para que respaldara a Kone. Lo importante, lo principal, era que el Barça no jugara. Cambió músculo por plomo, y más bilardista que nunca, pensó que todo vale si de lo que se trata es de rapiñar un punto. No gana un partido de Liga desde la jornada 14, en Gijón.
El Sevilla, que no conoce el empate fuera de su casa y, hasta ayer, era el tercer mejor equipo a domicilio por detrás del Valencia y del propio Barça, sólo salió de la cueva al inicio de la segunda parte, cuando aparecieron Duscher y Capel. Seguramente consciente de que haber llegado al descanso empatando a cero era una casualidad dada las constantes llegadas azulgranas, movió ficha Jiménez. Que Palop siguiera parándolo todo parecía inviable, así que se estiró el Sevilla. Entonces, como acostumbra, apareció Valdés para robarle el gol a Kone. Dos minutos después, Escudé logró el gol que se mereció antes Henri, Ibra, Messi o incluso Puyol en un espectacular remate a la salida de un córner en una primera mitad en la que los andaluces defendieron a machete, perdieron tiempo, hicieron tantas faltas como fue necesario... pero ni por esas, porque sufrieron y el Barça sólo dejó de acosar a Palop cuando pitaba el árbitro, con frecuencia a destiempo. El Sevilla que no conoce el empate fuera de su casa y hasta ayer, era el tercer mejor equipo a domicilio, por detrás del Valencia y del propio Barça, se venció de entrada así que el Barcelona atacó con todo y especuló poco. Sobre un campo mojado por la lluvia, corría el balón y corría el Barça tratando de activar a Ibrahimovic cuando robaba la pelota en su campo, para no dar tiempo a que el Sevilla montara su barricada sobre la frontal.
Los andaluces prefirieron llenarse de tarjetas y forzar ataques estáticos del Barcelona. Los azulgrana llegaron mucho con Messi, que se ofreció como siempre, y Alves. Pero con frecuencia el camino mas rápido que encontró el Barcelona para llegar al campo contrario lo marcó Abidal, que jugó un partidazo. Del francés a Iniesta hay un paso y un pase y es consigna permanente del entrenador que el de Fuentealbilla, Xavi y Messi se activen cuanto antes. Eso hizo Iniesta, que masacró al lituano Stankevicius, a quien de forma imprudente mandó su entrenador medirse al manchego. El canterano se dio un festín y lo hizo todo bien, incluso cuando jugó por la derecha en el segundo tiempo. A su vera, creció Henry, presente por incisivo en el frente de ataque, aunque negado otra vez de cara a puerta. La afición le agradeció el esfuerzo y no echó en falta sus goles porque para eso está Messi, que cambió las lágrimas del vestuario en el Sánchez Pizjuán, el miércoles, por dos goles anoche que completaron la goleada de un Barcelona que puso la directa y ya tiene al Madrid a cinco puntos.
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