Guardiola visitó a Bono en el camerino a petición del cantante

Guardiola visitó a Bono en el camerino a petición del cantante
• Márquez y Piqué vieron desde la tribuna cómo U2 convirtió el Camp Nou en un templo consagrado a su rock épico

Son otro tipo de fans. La antítesis de las más de 500 personas que hicieron cola ya desde la noche anterior para lograr los mejores sitios en pista. Algunos de los vips que ayer acudieron al Camp Nou para ver a U2 acostumbran a correr por ese mismo césped, sí, pero en pantalón corto y con una camiseta azulgrana. Y ayer vieron el macroespectáculo del 360° tour desde la tribuna, al lado del siempre repeinado presidente Joan Laporta, ajeno al alboroto mediático que curiosamente también se vivió anoche en el Bernabéu. Desde el palco vieron cómo U2 convirtió una catedral futbolística como el Camp Nou en un templo consagrado a su rock.

El estadio cambió a los héroes del triplete por los mitos de U2. Si el lunes, en el ensayo ante solo 500 privilegiados, la mayoría de caras famosas eran extenistas, ayer eran cracks del fútbol y la cultura, como el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu y el vicepresidente ejecutivo del Grupo Zeta, Antonio Asensio Mosbah, que fue acompañado de su esposa, Irene Salazar Grau.

Tampoco se perdieron el majestuoso show el periodista Andreu Buenafuente y el diseñador Custo Dalmau, que no dudó en calificar de «tecnología punta» la americana negra con ribetes de lucecitas rojas que Bono lució al final del concierto.

Márquez fue, con Piqué, uno de los jugadores que más se dejó ver, e incluso Belletti volvió al Camp Nou para ver a la banda irlandesa. El cineasta David Trueba fue invitado por Guardiola.

Bono, que a media actuación se puso la camiseta del Barça con el dorsal 1 ante el delirio del público, quiso conocer en el camerino al entrenador azulgrana, que lo visitó antes y después del concierto.

Todos disfrutaron de un rock épico que volvió a convertir el Camp Nou en templo de la música. Y de la solidaridad, pues U2 repartió caretas de la nobel Aung Sang Suu Kyi. Muchos fans se las pusieron, casi tantos como los que dieron colorido a las gradas con globos naranjas.