EL BARÇA DERROTA POR 2-0 AL ATHLETIC EN EL CAMP NOU
El Barça despierta ante el Athletic
Los goles de Busquets y Messi ponen al líder a seis puntos del Madrid en la tabla
El equipo de Guardiola dejó escapar una oportunidad para darse un festín de época
Los goles de Busquets y Messi ponen al líder a seis puntos del Madrid en la tabla
El equipo de Guardiola dejó escapar una oportunidad para darse un festín de época
"Nunca desaproveches una buena crisis". La proclama, agenciada esta semana por la flamante secretaria de Estado de la administración Obama, Hillary Clinton, durante su tour por el viejo continente, pasó a manos del Barcelona. Después de cinco encuentros sin conocer la victoria, lastrado por un incomprensible bajón en su juego y tenso ante la cacería del Real Madrid, el equipo de Pep Guardiola volteó la depresión para reencontrarse de nuevo con el placer. Sin tiempo para establecer el término medio, los azulgrana se impusieron con tanta comodidad como grandeza al Athletic y dejaron al Real Madrid a seis puntos, distancia que permite retornar a la calma.
No desaprovechó el Barcelona que su rival en la final de Copa, con los oídos todavía taponados, aún estuviera dándole vueltas a su reencuentro con la historia. No tiene Joaquín Caparrós un fondo de armario con tantas posibilidades como Guardiola, así que no le quedó otra que calcar prácticamente el once que el miércoles arrolló al Sevilla en la semifinal copera. Hasta ocho futbolistas bilbaínos repitieron –sólo cuatro de los titulares azulgrana jugaron el miércoles en Mallorca–. No extrañó entonces la lentitud con la que los rojiblancos se desplegaron sobre el Camp Nou, tanto hacia atrás como hacia adelante, o su escasa pericia para ajustar las coberturas en la medular.
El cuerpo técnico del Barcelona tenía claro que para imponerse al Athletic era más que necesario el retorno a un juego vivaz con el cuero haciendo las veces de bola de 'pinball'. Así que formó por segunda vez esta temporada con su trinidad más técnica en el eje (Sergio Busquets, Xavi e Iniesta, fantásticos en el partido) ante la que Orbaiz y un descentrado Javi Martínez nada pudieron hacer.
Se echó con poca gracia el equipo de Caparrós hacia atrás, incapaz siquiera de oler el balón ante tanto toqueteo, y el Barcelona, feliz ante semejante tesitura, se fue con gusto al monte. Sobre todo después de que Sergio Busquets anotara de certero testarazo tras un saque de falta de Xavi justo después de un error clamoroso de Yeste. El 10 rojiblanco, el particular Curro Romero de Caparrós, disparó fuera el balón en su mano a mano con Valdés. En ese primer cuarto de hora acabaron las noticias del Athletic.
Con el rival hundido físicamente, y con deficientes recursos tácticos, el Barcelona dejó escapar una gran oportunidad para darse un festín de época. Marcó Messi, merced a un discutido penalti de Gurpegui a Iniesta (llegó tarde el rojiblanco, pero el manchego se tiró con muy poco estilo), pero desperdició más de una decena de ocasiones clarísimas. Al menos seis de ellas las marró Eto’o, desesperado ante la gran noche de Gorka y la maldita colocación de los palos, en una segunda parte de absoluto monopolio azulgrana.
No desaprovechó el Barcelona que su rival en la final de Copa, con los oídos todavía taponados, aún estuviera dándole vueltas a su reencuentro con la historia. No tiene Joaquín Caparrós un fondo de armario con tantas posibilidades como Guardiola, así que no le quedó otra que calcar prácticamente el once que el miércoles arrolló al Sevilla en la semifinal copera. Hasta ocho futbolistas bilbaínos repitieron –sólo cuatro de los titulares azulgrana jugaron el miércoles en Mallorca–. No extrañó entonces la lentitud con la que los rojiblancos se desplegaron sobre el Camp Nou, tanto hacia atrás como hacia adelante, o su escasa pericia para ajustar las coberturas en la medular.
El cuerpo técnico del Barcelona tenía claro que para imponerse al Athletic era más que necesario el retorno a un juego vivaz con el cuero haciendo las veces de bola de 'pinball'. Así que formó por segunda vez esta temporada con su trinidad más técnica en el eje (Sergio Busquets, Xavi e Iniesta, fantásticos en el partido) ante la que Orbaiz y un descentrado Javi Martínez nada pudieron hacer.
Se echó con poca gracia el equipo de Caparrós hacia atrás, incapaz siquiera de oler el balón ante tanto toqueteo, y el Barcelona, feliz ante semejante tesitura, se fue con gusto al monte. Sobre todo después de que Sergio Busquets anotara de certero testarazo tras un saque de falta de Xavi justo después de un error clamoroso de Yeste. El 10 rojiblanco, el particular Curro Romero de Caparrós, disparó fuera el balón en su mano a mano con Valdés. En ese primer cuarto de hora acabaron las noticias del Athletic.
Con el rival hundido físicamente, y con deficientes recursos tácticos, el Barcelona dejó escapar una gran oportunidad para darse un festín de época. Marcó Messi, merced a un discutido penalti de Gurpegui a Iniesta (llegó tarde el rojiblanco, pero el manchego se tiró con muy poco estilo), pero desperdició más de una decena de ocasiones clarísimas. Al menos seis de ellas las marró Eto’o, desesperado ante la gran noche de Gorka y la maldita colocación de los palos, en una segunda parte de absoluto monopolio azulgrana.
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