Penya Barcelonista de Lisboa

dijous, de gener 01, 2009

UNA REAPARICIÓN ESPERADA


Iniesta baja al césped

"Tengo unas ganas tremendas de jugar, casi nunca había estado lesionado", dice el jugador, a punto para reaparecer el sábado

El "pesao", como lo llegó a calificar el propio Pep Guardiola en estos dos largos meses sin él, ya puede callarse. Bajará el sábado de la grada al césped, terminando con una larga lesión muscular que le ha convertido en un simple espectador de la asombrosa marcha del Barça. Tanto en la Liga como en Europa.

Él, el pesao, o sea Andrés Iniesta, una de las estrellas del equipo, ha vivido una condena inesperada. Se rompió el músculo del chut del muslo derecho --"por la zona donde está la lesión es de fácil reproducción", advirtió Ricard Pruna, el médico del equipo-- y al Barça le entró, de forma inmediata, un sentimiento de orfandad.

Sufrimiento sin miedo

Ahora, dos meses más tarde, el equipo ha solventado con éxito la ausencia del pesao. Él, sin embargo, lo ha pasado mal. "Nunca tuve miedo por el equipo. He disfrutado mucho con su juego, sabía que estaba por encima de cualquier individualidad. Pero he sufrido bastante", confesó Iniesta el martes. Sufrió porque apenas se lesiona y, cuando empezaba a obtener el reconocimiento internacional, se le desgarró el muslo. Sufrió porque se había hecho intocable en la banda izquierda del Barça, ya fuera como extremo --la versión moderna de Ronaldinho-- o de interior zurdo. Sufrió porque pasó de ser uno de los actores principales de un equipo que encandila a verlo por la televisión o desde la grada."Tengo unas ganas tremendas de jugar, nunca he estado tanto tiempo lesionado", recordó, cansado ya de ver el balón correr por la hierba. Y él, en la grada. En su ausencia, Henry ha ido ganando adeptos tras un inicio de temporada irregular. Pero Iniesta no se preocupa. Sabe que Guardiola lo considera, junto a Xavi, una de las piedras filosofales del Barça. ¿Dónde? Donde sea. La bendición de Iniesta es que juega bien a fútbol en cualquier sitio. De interior, de pivote defensivo, de extremo zurdo. Ayer, al ser preguntado sobre si esa polivalencia no le resulta un problema, fue rotundo: "¿De qué jugaré? Hasta que me lesioné, intercambié la posición de interior y extremo; la cosa seguira por ahí", precisó.

Recuperación controlada

Mientras Henry metía goles, Iniesta torturaba primero a Emili Ricart, uno de los recuperadores del equipo, y luego a Guardiola, obsesionado en volver cuanto antes. Pudo hacerlo en los dos últimos partidos grandes de diciembre (Madrid y Villarreal), pero el técnico lo frenó. "Es verdad que es una lesión que pronto te da la sensación de que estás bien, pero debes ir con cautela", explicó para autoconvencerse de que perderse 10 partidos le ha venido muy bien."Me lo he pasado muy bien desde fuera, pero me habría gustado más estar dentro", admitió Iniesta. Lógico. Y desde dentro tampoco ve un problema en el permiso que Guardiola dio a Etoo, Messi, Alves, Keita y Cáceres para llegar más tarde. "Son compañeros que merecen unos días más, viajan muy lejos y no ven a su familia en todo el año. No hay ningún inconveniente. Si el vestuario no hubiese visto bien el permiso extra a esos cinco compañeros, no se habría dado".