Año Nuevo, triunfo nuevo: Iniesta resuelve dos meses después
Iniesta resuelve dos meses después
El Barça de Guardiola sigue imparable. Para ganar, ni siquiera necesita jugar bien. Esta vez, con Messi finalmente descartado y en la grada, firmó una de sus peores actuaciones, pero se llevó los tres puntos. Henry, el bien regresado Iniesta, aunque con la involuntaria colaboración de los colegiados, y Touré remontaron el gran tanto inicial de Aduriz (3-1). Los azulgrana prolongan su dictadura. Por ahora. [Estadísticas] [Goles 3D]
El Mallorca interpretó a la perfección el guión marcado por Manzano en la previa. Si el Barça era el más que favorito, lo mejor era esperarlo parapetado en defensa y tratar de sorprenderlo a la contra. En definitiva, el método habitual cuando se juega en el campo de un grande. El conjunto de Guardiola, con Messi en la grada y Alves como téorico último recurso en el banquillo, jugaba con una defensa inédita, con Víctor Sánchez como central y Puyol ejerciendo las funciones del lateral brasileño. En todo, de tal manera que se pasaba mucho más tiempo en el campo contrario que en el propio.
El conjunto azulgrana, no obstante, se mostraba demasiado estático, carecía de la movilidad de otras ocasiones y le costaba un mundo llegar con peligro al área rival. Sólo servicios en diagonal, bien de Touré, bien de Márquez, daban algo de trabajo a Lux, aunque el primer tiro, de Eto'o, salió sólo un poco desviado y el remate de cabeza de Henry fue demasiado tibio. Pero llegó el fallo que esperaba el Mallorca. Touré erró en el pase y Aduriz, por velocidad, superó a toda la defensa rival y se plantó solo ante Valdés. Su definición fue, sencillamente, perfecta. No se había cumplido el primer cuarto de hora y el grupo de Manzano mandaba en el marcador. Eso le permitió encerrarse aún más. El Barça tenía que nadar contracorriente y a punto estuvo el Mallorca de golpear otra vez en un nuevo despiste defensivo.
El tanto rival despertó en parte a los azulgrana. Gudjohnsen rozó el gol en una jugada ensayada que acabó con el balón estrellándose en el travesaño y Lux frustró 'in extremis' y con algo de fortuna un remate de Touré que olía a gol. La insistencia del Barça merecía premio. Y lo encontró tras un córner peinado por Puyol y rematado por Henry, casi sin ángulo, que devolvía la igualada al marcador. El francés, en racha, mostró sus peores modos también en un rifirrafe con Josemi que se saldó con amarilla para ambos. El partido empezaba otra vez. Ahora, con ventaja para el Barça, que incluso reclamó un posible penalti sobre Puyol, volcado al ataque metido en su disfraz de Alves. El empate, no obstante, se prolongó hasta el descanso.
La segunda parte empezó revolucionada. Xavi pudo marcar tras un centro de Henry y Márquez se jugó la expulsión hasta por dos ocasiones en los primeros diez minutos de la reanudación. El mexicano sí vio la quinta amarilla y se perderá el duelo contra Osasuna en Pamplona. También podría haber acabado en la caseta Scaloni, tras una dura entrada sobre Xavi que no se llevó ni la amarilla. Guardiola quería un revulsivo, y apostó por sacar a Dani Alves, el auténtico, aunque Puyol rendía más que bien improvisadamente metido en sus zapatos. Víctor Sánchez, su apuesta menos comprensible, le cedió el puesto al brasileño, que había regresado a Barcelona el viernes, en su caso sin los líos de aeropuerto que retrasaron a Messi.
También llegó el deseado regreso de Andrés Iniesta, recibido con una cálida ovación por todo el Camp Nou. Hleb, una vez más, se quedó con las ganas de jugar todo un partido de Liga. Así, el manchego se colocaba en ataque, la posición que tan bien se le daba al principio de la temporada. La lesión de Márquez, que obligó a la entrada en el campo de Sylvinho, fue un nuevo jarro de agua fría para los de Guardiola.
Iniesta volvió de la mejor manera posible: con gol. Un disparo de Xavi se estrelló en la defensa y Gudjohnsen, que partía en fuera de juego, centró el balón para que el de Fuentealbilla adelantara a los azulgrana entre las protestas del Mallorca. El Barça no jugó su mejor partido, no tuvo la noche. Pero ganó. Casi, por inercia, aunque también con la colaboración de un trío arbitral que anduvo demasiado errático durante toda la velada y que obvió también un codazo de Nunes sobre Alves. Touré, tras la expulsión por doble amarilla de Josemi, acabó por matar definitivamente el partido con un gran gol en jugada personal. La suya fue una guinda inesperada.
El Mallorca interpretó a la perfección el guión marcado por Manzano en la previa. Si el Barça era el más que favorito, lo mejor era esperarlo parapetado en defensa y tratar de sorprenderlo a la contra. En definitiva, el método habitual cuando se juega en el campo de un grande. El conjunto de Guardiola, con Messi en la grada y Alves como téorico último recurso en el banquillo, jugaba con una defensa inédita, con Víctor Sánchez como central y Puyol ejerciendo las funciones del lateral brasileño. En todo, de tal manera que se pasaba mucho más tiempo en el campo contrario que en el propio.
El conjunto azulgrana, no obstante, se mostraba demasiado estático, carecía de la movilidad de otras ocasiones y le costaba un mundo llegar con peligro al área rival. Sólo servicios en diagonal, bien de Touré, bien de Márquez, daban algo de trabajo a Lux, aunque el primer tiro, de Eto'o, salió sólo un poco desviado y el remate de cabeza de Henry fue demasiado tibio. Pero llegó el fallo que esperaba el Mallorca. Touré erró en el pase y Aduriz, por velocidad, superó a toda la defensa rival y se plantó solo ante Valdés. Su definición fue, sencillamente, perfecta. No se había cumplido el primer cuarto de hora y el grupo de Manzano mandaba en el marcador. Eso le permitió encerrarse aún más. El Barça tenía que nadar contracorriente y a punto estuvo el Mallorca de golpear otra vez en un nuevo despiste defensivo.
El tanto rival despertó en parte a los azulgrana. Gudjohnsen rozó el gol en una jugada ensayada que acabó con el balón estrellándose en el travesaño y Lux frustró 'in extremis' y con algo de fortuna un remate de Touré que olía a gol. La insistencia del Barça merecía premio. Y lo encontró tras un córner peinado por Puyol y rematado por Henry, casi sin ángulo, que devolvía la igualada al marcador. El francés, en racha, mostró sus peores modos también en un rifirrafe con Josemi que se saldó con amarilla para ambos. El partido empezaba otra vez. Ahora, con ventaja para el Barça, que incluso reclamó un posible penalti sobre Puyol, volcado al ataque metido en su disfraz de Alves. El empate, no obstante, se prolongó hasta el descanso.
La segunda parte empezó revolucionada. Xavi pudo marcar tras un centro de Henry y Márquez se jugó la expulsión hasta por dos ocasiones en los primeros diez minutos de la reanudación. El mexicano sí vio la quinta amarilla y se perderá el duelo contra Osasuna en Pamplona. También podría haber acabado en la caseta Scaloni, tras una dura entrada sobre Xavi que no se llevó ni la amarilla. Guardiola quería un revulsivo, y apostó por sacar a Dani Alves, el auténtico, aunque Puyol rendía más que bien improvisadamente metido en sus zapatos. Víctor Sánchez, su apuesta menos comprensible, le cedió el puesto al brasileño, que había regresado a Barcelona el viernes, en su caso sin los líos de aeropuerto que retrasaron a Messi.
También llegó el deseado regreso de Andrés Iniesta, recibido con una cálida ovación por todo el Camp Nou. Hleb, una vez más, se quedó con las ganas de jugar todo un partido de Liga. Así, el manchego se colocaba en ataque, la posición que tan bien se le daba al principio de la temporada. La lesión de Márquez, que obligó a la entrada en el campo de Sylvinho, fue un nuevo jarro de agua fría para los de Guardiola.
Iniesta volvió de la mejor manera posible: con gol. Un disparo de Xavi se estrelló en la defensa y Gudjohnsen, que partía en fuera de juego, centró el balón para que el de Fuentealbilla adelantara a los azulgrana entre las protestas del Mallorca. El Barça no jugó su mejor partido, no tuvo la noche. Pero ganó. Casi, por inercia, aunque también con la colaboración de un trío arbitral que anduvo demasiado errático durante toda la velada y que obvió también un codazo de Nunes sobre Alves. Touré, tras la expulsión por doble amarilla de Josemi, acabó por matar definitivamente el partido con un gran gol en jugada personal. La suya fue una guinda inesperada.
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