Penya Barcelonista de Lisboa

dilluns, de desembre 08, 2008

El ejército de Pancho Villa


El ejército de Pancho Villa
• Desconfíen de la visita del Madrid; las batallas desequilibradas son las más peligrosas

Martí Perarnau,periodista

Francamente, no sé si impresiona más la finezza florentina del diputado Tardà o la visión profética del aún entrenador Schuster, aspirantes ambos a un papel protagónico en el nuevo club de la comedia. Como demuestra con su confusión gigantesca sobre las fechas y la cantera blanca, Schuster no sabe en qué tiempos vive. Su Madrid ya no es el Madrid glorioso, sino un club que se desmorona, partido socialmente pese a los pro-nósticos del técnico, que auguraba placidez asamblearia para Calderón sin prever el desvarío colectivo en que anda sumergido el club, antaño referencia universal y hoy pasto de ultras, advenedizos, revanchistas y demás raleas que pululan por el que en otros tiempos fue "palco de los negocios".

Su equipo es ahora mismo el ejército de Pancho Villa: un puñado de jugadores que mezclan talento y mediocridad en proporciones dispares y derrochan sin freno amor propio y coraje, únicas virtudes de un vestuario que cada semana lo apuesta todo a la ruleta rusa. Talento en cuentagotas y amor propio a brochazos, eso es el Madrid. Ningún esquema de juego, improvisación, desconcierto, el caos como medio de vida.Schuster, al que ya apenas nadie llama Bernardo, se comerá el marrón del Camp Nou, pues como fusible es impagable y con la que está cayendo Calderón le necesita, al menos hasta que en enero lleguen Huntelaar, el otro fichaje y un posible nuevo técnico. Bunquerizado ante el sistemático asalto del florentinismo renacido, Calderón casi no tiene fondo de armario al que echar mano: su credibilidad está por los suelos, en especial tras encomendarse a los Ultras Sur para salvar la asamblea, pero aún le queda algún cirio por encender: fichar algo más, recuperar lesionados, dejar que Schuster se haga el haraquiri final-En estas condiciones es cuando más peligroso resulta el Madrid. Recuerden aquel Madrid de Capello que agonizaba, exhausto por la eliminación de Champions ante el Bayern, la cabeza del técnico ensartada en el palo mayor, Raúl, Salgado, Guti, Cannavaro, Higuaín, una plantilla cuestionada e indefendible. El Camp Nou les resucitó gracias a la indolencia que ya infectaba a los de Rijkaard. Hoy no parece posible repetir tal pecado, pero puede aparecer cualquier otro.

Frente al caos madridista está el oasis azulgrana, paz y sosiego, un lago en calma. La excelencia futbolística, un recorrido impecable, un patrón de juego que envidia medio mundo, el juego colectivo elevado a la suma perfección. Jugadores en plena forma, sin lesiones, poseídos por una dinámica triunfal, efervescente y contagiosa, dirigidos por un técnico brillante aunque sobrio. Equipo intimidador, capaz de que Sevilla o Valencia no puedan disparar contra Valdés en toda la segunda parte, un prodigio de presión defensiva y un volcán en ataque. Pocas veces habrá habido un duelo tan desigual: el ejército más disciplinado del mundo contra los de Pancho Villa.

Desconfíen: esas son las batallas