Penya Barcelonista de Lisboa

divendres, de maig 02, 2008

Sin atisbo de autocrítica ante la crisis


Los directivos señalan a las figuras y se preparan para otra inversión importante

Autocrítica la justa. Decisiones muy importantes que se tomarán desde la reflexión y sin querer arriesgar más allá de lo imprescindible. Los errores, especialmente ahora, se pagarían muy caros. La directiva de Joan Laporta encara en las próximas semanas su mayor crisis desde que se hizo cargo de un un club a la deriva, en el verano del 2003. "Hay que actuar con la cabeza fría porque no podemos equivocarnos en ninguna decisión", es una de las reflexiones más extendidas entre los responsables del club. Admiten que han pecado de sobreprotección con unos cracks que han acabado abusando, piensan, del cariño recibido. La idea de que los pesos pesados merecían una segunda oportunidad - y no la han aprovechado- toma fuerza entre una junta que podría perfectamente dividirse en dos bloques no muy lejanos: los que creen que ha llegado el momento de actuar con contundencia y los que opinan que incluso hace falta más y piden beligerancia absoluta con los jugadores que consideran responsables de los fracasos continuados.

"A partir de ahora el único cariño que se les puede dar a los jugadores es el de pagarles puntualmente a fin de mes", señala uno de los componentes de la junta, partidario de la máxima rigidez para enderezar el rumbo. Todos coinciden que es el momento de las decisiones más difíciles, que no se admiten errores y que se avecinan "tres semanas muy duras", hasta el fin de la Liga. El sector más contemporizador opina que la crítica suele ser demasiado agria con los dirigentes del Barça ( "los marrones son siempre para nosotros", lamentan) y temen que no se valore en su justa medida que "al fin y al cabo nos hemos quedado a sólo un gol de la final de la Champions". Por todo ello, es opinión muy arraigada entre los directivos del club y también entre sus altos responsables técnicos que la opinión pública es "durísima" con el Barcelona. Los directivos apuestan por una renovación importante pero sin cargarse todo el edificio. Se sienten respaldados en buena parte por los elogios de la prensa inglesa de ayer al juego del Barça, y por el miedo que se palpaba en el graderío, a ratos enmudecido, de Old Trafford cuando el Barça buscó el valioso gol del empate en el cuarto de hora final. En cualquier caso, en el seno de la junta de Laporta nadie duda de que llega el momento de grandes inversiones económicas, para lo que cuentan, además de lo que se recaude con hipotéticos traspasos, con el beneficio que ha dejado la Champions (sólo por los derechos que paga la UEFA el club ha recaudado 21,2 millones), a lo que cabe añadir los derechos de televisión y las recaudaciones, más las cantidades que el club se ahorra en concepto de primas: ni Liga, ni Copa, ni Champions es igual a gasto cero. Sin embargo, todas estas cantidades pueden quedar pulverizadas en sentido contrario si el equipo se ve forzado a pasar por la fase previa de la próxima Liga de Campeones y cae eliminado. El daño económico y en imagen que supondría no disputar la Champions sería incalculable, según ha podido saber este diario. La mejor solución: superar al Villarreal en la Liga. Quedan tres semanas.