Penya Barcelonista de Lisboa

dijous, de maig 01, 2008

Del admirado hombre tranquilo al 'pasota'


Del admirado hombre tranquilo al 'pasota'

Quizás nunca se sepa si realmente Rijkaard quería seguir al término de la pasada temporada. Puede que le convencieran Laporta y compañía. También es posible que decidiera quedarse para no dar sensación de abandonar el barco, confiando en que un Barça con tanta calidad volvería a sumar éxitos. A la espera que revele el secreto en sus memorias, una cosa es evidente un año después: debió marcharse.
Hubiera sido lo mejor para él y, ahora, viendo los resultados, para el club. De Rijkaard siempre se tendrá un gran recuerdo por el gran fútbol que hizo el Barça en las temporadas 2004-05 y 2005-06 y por las dos Ligas y la Champions League conquistadas. Sedujo a todo el mundo por su tranquilidad, mano izquierda con la plantilla, educación, ironía... Si hubiese dicho adiós tras un año malo (2006-07), seguramente se le habría exculpado. Pero tras dos campañas horrorosas ya no tiene coartada. Él es tan culpable o más que sus acomodados jugadores. Rijkaard no sólo no ha ganado nada este año con una plantilla extraordinaria. Sus números en la Liga son peores incluso que en su primera campaña (2003-04), considerada de transición.
A estas alturas nadie duda de que no ha sabido controlar el vestuario. No se trata de convertirse de repente en un sargento, sino de actuar de vez en cuando porque ese es su cometido. Su alabada tranquilidad de los primeros años se ha convertido en pasotismo ante los problemas que han ido surgiendo no sólo en lo referente a la indisciplina de varios jugadores, sino también en cuestiones tan importantes como la deficiente preparación física.
Tácticamente se ha quedado estancado en un 4-3-3 que todos los entrenadores del planeta saben contrarrestar. La Liga comenzó hace 8 meses con un 0-0 desesperante en Santander. Nada ha cambiado desde entonces. El Barça nunca intimidó con su juego esta temporada y Rijkaard no encontró soluciones, si es que las buscó