Partido tenso, vuelve Deco
Partido tenso, vuelve Deco
El ritmo de la Copa es frenético para el Barcelona. En algo más de diez días pasa de un trámite, la visita del Alcoyano al Camp Nou saldada con un mísero empate (2-2), a jugársela frente al Sevilla, el campeón, un equipo con tanta pegada que no pierde en una competición por eliminatorias desde hace dos años: fue en enero de 2006, cuando el Cádiz lo eliminó en los octavos de la Copa.
Desde entonces, ha ganado dos Copas de la UEFA consecutivas y la Copa del Rey. No es un equipo cualquiera en la historia reciente del Barça. Los del Nervión marcaron el inicio de su grandeza apurando a los azulgrana durante dos temporadas en la lucha por el título de Liga y también fueron quienes pusieron fecha al declive ganador azulgrana en Mónaco en la Supercopa europea de 2006. Desde entones, el Sevilla ha cambiado de entrenador —Juande Ramos se fue al Tottenham y cogió el relevo Manolo Jiménez—, pero no de espíritu, lo contrario de lo acontecido en el Barça, que trata de recuperar su esencia, sigue buscando a Ronaldinho, el referente perdido, y espera a Deco.
Con Ronnie y Messi de baja, regresa a la lista el volante portugués en vez de Eto'o, concentrado con Camerún en África. Caminaron el gaucho y Deco de la mano y se llevaron de paseo al Barcelona hasta París, pero, llegados a este punto, con la Eurocopa 2008 en el horizonte, necesita Deco partidos grandes como el de hoy para recuperar su lugar en el Barça y en Europa.
La noche se antoja importante para él y para el barcelonismo, pues la presencia del Sevilla promete pelea de verdad, por mucho que comparezca sin Kanouté ni Keita, absorbidos por la Copa de África. “Es el partido más importante de los que hemos jugado hasta ahora”, interviene Frank Rijkaard, que nunca ganó el torneo con el Barça —el último título se remite a 1998, con Louis van Gaal—, sabe que el Sevilla presume de ser el mejor equipo del mundo desde que cayó el Barça y recuerda la eliminación de la temporada pasada ante el Getafe después del gol maradoniano de Messi.
La última visita liguera del Sevilla al Camp Nou la liquidó Messi en persona. No juega. La duda es saber si lo hará Deco, el barómetro del equipo como le calificó el entrenador cuando marcaba el juego del equipo con su estilo de presión, sus ataques cortos y su acabar siempre las jugadas en campo rival.
Jugador de partidos grandes, Deco ha perdido ascendente en el grupo. Lesionado ante el Levante, se perdió un mes de competición y en el regreso, contra el Madrid, pareció que había decaído su nivel; según Rijkaard, el 50% de su masa muscular. Señalado mucho tiempo como escudero de Ronaldinho dentro del campo y también en el vestuario, el portugués parece dispuesto a caminar solo de una vez por todas. Lleva un año de más a menos, en el peor inicio de temporada desde que llegó al Camp Nou. No sólo se ha perdido ocho partidos de la Liga, sino que en los que ha jugado no lideró al equipo ni marcó diferencias.
Ausente en ocho de los 19 partidos de la Liga, Deco acumula siete tarjetas amarillas, no ha marcado ningún gol y, aunque ha dado dos asistencias, ha perdido 90 balones y sólo ha recobrado 34. Tipo competitivo donde los haya, empezó pidiendo a Txiki Begiristain, el secretario técnico, y a Rijkaard que le fueran sinceros y le dejaran marchar si no contaban con él. Las lesiones le han hecho perder presencia, pero busca su sitio en un equipo que ha dejado de buscarle por incomparecencia.
“Me alegro de que esté en la convocatoria por él y por el grupo”, aseveró ayer el entrenador azulgrana en referencia al volante al tiempo que elogiaba a Henry por ser “un líder generoso”, “inteligente tácticamente” y tener “sentido común”.
El ritmo de la Copa es frenético para el Barcelona. En algo más de diez días pasa de un trámite, la visita del Alcoyano al Camp Nou saldada con un mísero empate (2-2), a jugársela frente al Sevilla, el campeón, un equipo con tanta pegada que no pierde en una competición por eliminatorias desde hace dos años: fue en enero de 2006, cuando el Cádiz lo eliminó en los octavos de la Copa.
Desde entonces, ha ganado dos Copas de la UEFA consecutivas y la Copa del Rey. No es un equipo cualquiera en la historia reciente del Barça. Los del Nervión marcaron el inicio de su grandeza apurando a los azulgrana durante dos temporadas en la lucha por el título de Liga y también fueron quienes pusieron fecha al declive ganador azulgrana en Mónaco en la Supercopa europea de 2006. Desde entones, el Sevilla ha cambiado de entrenador —Juande Ramos se fue al Tottenham y cogió el relevo Manolo Jiménez—, pero no de espíritu, lo contrario de lo acontecido en el Barça, que trata de recuperar su esencia, sigue buscando a Ronaldinho, el referente perdido, y espera a Deco.
Con Ronnie y Messi de baja, regresa a la lista el volante portugués en vez de Eto'o, concentrado con Camerún en África. Caminaron el gaucho y Deco de la mano y se llevaron de paseo al Barcelona hasta París, pero, llegados a este punto, con la Eurocopa 2008 en el horizonte, necesita Deco partidos grandes como el de hoy para recuperar su lugar en el Barça y en Europa.
La noche se antoja importante para él y para el barcelonismo, pues la presencia del Sevilla promete pelea de verdad, por mucho que comparezca sin Kanouté ni Keita, absorbidos por la Copa de África. “Es el partido más importante de los que hemos jugado hasta ahora”, interviene Frank Rijkaard, que nunca ganó el torneo con el Barça —el último título se remite a 1998, con Louis van Gaal—, sabe que el Sevilla presume de ser el mejor equipo del mundo desde que cayó el Barça y recuerda la eliminación de la temporada pasada ante el Getafe después del gol maradoniano de Messi.
La última visita liguera del Sevilla al Camp Nou la liquidó Messi en persona. No juega. La duda es saber si lo hará Deco, el barómetro del equipo como le calificó el entrenador cuando marcaba el juego del equipo con su estilo de presión, sus ataques cortos y su acabar siempre las jugadas en campo rival.
Jugador de partidos grandes, Deco ha perdido ascendente en el grupo. Lesionado ante el Levante, se perdió un mes de competición y en el regreso, contra el Madrid, pareció que había decaído su nivel; según Rijkaard, el 50% de su masa muscular. Señalado mucho tiempo como escudero de Ronaldinho dentro del campo y también en el vestuario, el portugués parece dispuesto a caminar solo de una vez por todas. Lleva un año de más a menos, en el peor inicio de temporada desde que llegó al Camp Nou. No sólo se ha perdido ocho partidos de la Liga, sino que en los que ha jugado no lideró al equipo ni marcó diferencias.
Ausente en ocho de los 19 partidos de la Liga, Deco acumula siete tarjetas amarillas, no ha marcado ningún gol y, aunque ha dado dos asistencias, ha perdido 90 balones y sólo ha recobrado 34. Tipo competitivo donde los haya, empezó pidiendo a Txiki Begiristain, el secretario técnico, y a Rijkaard que le fueran sinceros y le dejaran marchar si no contaban con él. Las lesiones le han hecho perder presencia, pero busca su sitio en un equipo que ha dejado de buscarle por incomparecencia.
“Me alegro de que esté en la convocatoria por él y por el grupo”, aseveró ayer el entrenador azulgrana en referencia al volante al tiempo que elogiaba a Henry por ser “un líder generoso”, “inteligente tácticamente” y tener “sentido común”.
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By Anònim, at 8:36 a. m.
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