Penya Barcelonista de Lisboa

dilluns, de novembre 12, 2007

Begiristain aprieta a Rijkaard


Begiristain aprieta a Rijkaard
El director deportivo del Barça pide acabar con el politiqueo y recuperar el espíritu de equipo

Varado en cancha ajena, el Barcelona no despega en la Liga ante la preocupación de la directiva, que no quiere que le arrastre la corriente después de practicar una política contemplativa cuando los resultados invitaban a sacudir el vestuario. El director deportivo, Txiki Begiristain, se reunió ayer con el entrenador, Frank Rijkaard, y el capitán, Carles Puyol, para reconducir la situación del Barça, que sólo ha sumado seis de los 18 puntos posibles en campo contrario. Aunque el técnico ya asumió su responsabilidad en Getafe, Begiristain le instó a tomar medidas mientras Puyol reiteraba su discurso: "Tenemos un problema de actitud. Hay que jugar más como un equipo".

La consigna es recuperar el sentido de equipo perdido por el excesivo culto a las individualidades. Rijkaard se ve abocado de alguna manera a acabar con el politiqueo en las alineaciones y, en este sentido, la sustitución el sábado de Ronaldinho y Messi fue un síntoma de que el entrenador está dispuesto a intervenir con decisiones de calado. Ronaldinho sigue en el punto de mira tanto por su momento de forma como por la repercusión negativa que pueda tener respecto a los jugadores sobre los que tiene ascendiente. El comportamiento de algún futbolista está poniendo al técnico en una situación comprometida. Ya no se trata sólo de un problema de autoridad de Rijkaard, sino de credibilidad ante su plantilla.
De acuerdo con el diagnóstico de algunos directivos y un núcleo de jugadores, la solución pasaría por el intervencionismo de Rijkaard. "No es un problema de futbolistas, sino de la tontería de alguno de ellos", coinciden fuentes de la junta y del vestuario; "para entendernos, a Cruyff le llevaría diez minutos arreglar lo que pasa". Ocurre que Cruyff no es el entrenador, sino uno de los ideólogos del proyecto que preside Joan Laporta. Aunque personas próximas a Cruyff explican que se le han pedido pocos consejos, sí recuerdan que fue requerido en la única crisis vivida con anterioridad, nada más llegar Rijkaard, y que se solucionó con el fichaje de Davids, el sacrificio de un delantero por un medio y la alineación de Ronaldinho en la banda izquierda.
Los mejores partidos del Barcelona esta curso coinciden con la ausencia de Ronaldinho y la alineación de Iniesta como falso extremo, planteamiento que permitió llenar mejor el campo, juntar las líneas y generar espacios en el ataque con dos puntas con llegada. Rijkaard aspira precisamente a que el equipo sea más contundente y directo en campo ajeno y, por lo tanto, podría introducir cambios.
Hay otros directivos y jugadores, sin embargo, que apuntan a una situación más delicada y "compleja" y opinan que, consecuentemente, no se puede simplificar el conflicto en la actitud de determinadas figuras como Ronaldinho. No juegan a que Ronnie sea el malo y Henry el bueno. Personas próximas al brasileño estiman que el fichaje del delantero francés fue una declaración de intenciones de la junta que puede volverse en su contra: "A rey muerto, rey puesto". La pugna de egos está destruyendo el espíritu de equipo, convertido en una postal, falto de movimiento, solidaridad, complicidad y cohesión y, sobre todo, entusiasmo. El cuerpo técnico no es ajeno, en cualquier caso, a la imagen de parálisis. La sensación es que a veces Rijkaard parece un jugador más. Aunque subraya la capacidad manifiesta del entrenador y sus ayudantes, la junta coincide en que se impone una mejor preparación física y táctica.
"Hay que delimitar responsabilidades", se insiste desde el consejo. Así que, de momento, el secretario técnico ha invitado al entrenador a reaccionar de inmediato. El objetivo es recuperar al equipo a costa de combatir a las figuras, por más que ahora se eche en falta a Eto'o, compendio de cuantas cosas le faltan al cuadro de Rijkaard. Los directivos no quieren perder más tiempo porque son conscientes de que, a día de hoy, el Barça parece estar más cerca de una derrota en el Camp Nou que de una victoria en campo contrario, riesgo que no quieren correr porque saben del cabreo acumulado por la hinchada por tanta negligencia. Nadie quiere pagar ahora el pato que no se pagó cuando tocaba en verano.