Reina entierra el mito de Mourinho en Anfield
Reina entierra el mito de Mourinho en Anfield
El ciclo del entrenador portugués en Stamford Bridge toca a su fin. Ayer dijo adiós a Europa de la manera más triste...
Fue a través de los penalties. Y en esa tanda fatídica el Liverpool arrolló al Chelsea de la misma manera que lo había hecho durante buena parte de los 120 minutos anteriores. Quería venganza el Chelsea pero repitió éxito el Liverpool.
Y fue un tipo en especial, Pepe Reina, el gran culpable de que los hinchas ‘reds’ ya preparen su desembarco en Atenas. Atajó dos penalties y a punto estuvo de hacerlo con el de Lampard, pero es que antes, durante el encuentro, salvó un obús a bocajarro de Drogba y rechazó al borde del descanso otro remate que se colaba.
El Liverpool es finalista.
Lo es gracias a Reina, sí, pero, también, gracias a la nulidad de Chelsea que tuvo enfrente, un equipo desconocido, triste y sin recursos que mereció el castigo sufrido.Acorralado, atropellado y anulado por una salida fulgurante del Liverpool, al equipo ‘blue’ le vino grande el reto.
Se diría que era nuevo en una situación así, de máximo riesgo y que su mínima ventaja de 1-0 más que suponerle un alivio le pesaba como una losa. No se entiende que tras apenas cinco minutos de jugarle cara a cara a los ‘reds’, los hombres de Mourinho se empequeñecieran de la manera más absurda, buscando el área local a base de balones largos que buscaban a Drogba o Joe Cole y fueran paulatinamente anulados por un rival más consistente y, ante todo, hambriento de gloria. La empezó a encontrar a los 22 minutos con el disparo certero de Agger, pero es que nunca, jamás, desfalleció.
Puede llegar a decirse que el Chelsea jugó una primera mitad deplorable, colgando hasta siete balones desde su propio campo hacia el área de Reina que apenas nunca dieron ningún fruto.Mientras, enfrente, el Liverpool se asemejaba a una locomotora a máxima presión.
Los hombres de Benítez parecían multiplicarse en cada jugada, en cada situación, en cualquier lugar del césped. ya podía lucharse un balón en el corner de Cech o en el de Reina, ahí había un jugador ‘red’ apoyando al compañero.
Más allá de eso, la tela de araña que confeccionó Benítez en el centro del campo ahogó a un Chelsea perdido, sin soluciones ni continuidad.Quiso jugar el Chelsea tras el desastre del primer tiempo... pero ya era tarde.
Ese mismo equipo que arrasó en Mestalla con una segunda mitad de vértigo, no pudo neutralizar a un Liverpool ansioso de gloria, lleno de fe, que no decayó ni tras ver como Mejuto anulaba un tanto de Kuyt en la prórroga.
Mourinho empezó a morir con su rácano planteamiento y falleció definitivamente con su lentitud de reflejos. Ni supo reaccionar a la avalancha primero ni supo cómo hacerse con el control del juego después. Se conformó con alcanzar la prórroga y los penalties...
Y allí un colosal Pepe Reina puso las cosas en su sitio.Y es que este Liverpool que alegró a Laporta cuando se emparejó al Barça ya está camino de Atenas.
Ayer volvió a verse como la fe mueve montañas.
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