Penya Barcelonista de Lisboa

dimarts, de maig 01, 2007

Pepe Reina lleva al Liverpool a la final


Pepe Reina lleva al Liverpool a la final

Se lo mereció el Liverpool, tras una incesante lucha que sólo pudo desequilibrar Pepe Reina, un especialista en neutralizar la amenaza del penalti. Dos paradones suyos derrumbaron al Chelsea después de los 120 minutos de juego directo, a los que se llegó con el 1-0 con el que Agger había igualado la eliminatoria a los 22 minutos.

El portero del Liverpool, hijo del que fuera portero del F.C. Barcelona fue titular en esta ocasión, es posiblemente el mejor especialista mundial en la suerte de los penaltis. Ni la tensión de una semifinal europea funde sus reflejos visionarios. Paró el primer penalti a Arjen Robben; intuyó el obusazo de Frank Lampard, el único gol encajado en la tanda, y atrapó el tercer lanzamiento, del recién entrado Geremi Nijtab, precisamente por su destreza en la suerte.
A la espléndida actuación de Reina colaboraron sus compañeros, sin fallo en los tiros: Boudewijn Zenden, Xabi Alonso, Steven Gerrard y, finalmente, Dirk Kuyk, completaron la eliminación del Chelsea, otra vez apeado de la gloria continental, pese a sus inversiones desmesuradas.
Temblores en el tiempo extra
En una prórroga el miedo manda. Ninguno de los dos contendientes arriesga lo más mínimo. Se sabe que un error, siempre más probable con las reservas físicas agotadas, es la sentencia de muerte.
Hubo ocasiones para la sentencia: un tiro de Xabi Alonso, que partió como suplente, rechazado por Petr Cech pudo tumbar a los londinenses en el tiempo extra, si el linier español no hubiera acertado a ver un fuera de juego milimétrico de Dirk Kuyk, que llegó al rechace y metió el balón entre las redes.
La eclosión de juego de banda que el técnico de los 'Blues' se dejó para el postre, con la incorporación de Robben y Wright-Phillips, tambén ofreció la oportunidad a Drogba, que no acertó a rematar.
Con el tiempo de desempate a punto de completarse, Dirk Kuyk provocó el último gran acierto de Cech, en un tiro aparentemente mortal. La decisión a tiro de penalti había quedado ya sellada en un partido que el Liverpool se había merecido resolver a su favor.
Gol en el primer acto
La mística de Anfield Road elevó al Liverpool por encima de su oponente en media hora de ritmo físico infernal. Los azules de José Mourinho volearon constantemente el balón a campo contrario para evitar los remates de los rojos de Rafa Benítez. Y vuelta a empezar: pelotazo ofensivo local y patadón defensivo londinense.
La superioridad del Liverpool, de origen testicular, le otorgó también la ventaja en los rechaces, eso que los entrenadores de hogaño definen 'segunda jugada'. En este caso, tercera, cuarta y quinta.
En una de las innumerables faltas (23 en la primera mitad), el Liverpool convirtió su empeño en resultado. Daniel Agger ejecutó al portero Petr Cech con un toque preciso a un palmo de la base del poste, tras recibir en posición cómoda el lanzamiento de Steven Gerrard. Con la eliminatoria empatada, los 'supporters' entraron en éxtasis. Y de inmediato, comenzaron a sufrir.
La tranquila existencia de Pepe Reina, único jugador español en el campo, se terminó. La reacción del Chelsea se concretó con el disparo a bocajarro de Didier Drogba, neutralizado por la buena colocaciónn del guardameta madrileño del Liverpool.
El balón empezó a rodar por fin, dejó momentáneamente las alturas para moverse entre la hierba, con cierto sentido entre los jugadores de azul, si bien los dos remates peligrosos que siguieron hasta el descanso procedieron de jugadas a balón parado: un cabezazo de Michael Essien tras un saque de esquina y un disparo directo de Frank Lampard con el tiempo cumplido.
Mucho más claras fueron las ocasiones de marcar que encadenó el Liverpool después del intermedio, en otra fase de dominio avasallador de los dueños de Anfield. A la parada apurada de Cech al cabezazo imposible de Peter Crouch le siguió otro testarazo intencionado de Dirk Kuyt, que marcó una huella en el larguero.
El Chelsea se veía por segunda vez en la noche, acogotado por la fortaleza física y mental de los futbolistas del Liverpool. A Mourinho se lo comían los nervios, pero en su mente vislumbraba con claridad que un gol de los suyos, frente a dos de los rivales, le daba el pase a la final de la 'Champions'.
Por eso los primeros movimientos de banquillo los ordenó Benítez, pues observó la necesidad de aumentar la presencia española en el mediocampo con Xabi Alonso. Justo después de que una llegada por banda de Ashley Cole se convirtiera en una gran ocasión de gol del Chelsea. Por poco no lo mete en propia puerta Jamie Carragher.
Por entonces, el partido ya había pasado a ser un intercambio de misiles, ninguno con la inteligencia suficiente de destruir el objetivo. El tiempo de prórroga, en teoría, favorecía a un Chelsea que se había desgastado menos en la pelea y por tanto, contaba con reservas más cuatiosas para resolver a su favor.