El Barça seguirá con el mando de la Liga
El Barça seguirá con el mando de la Liga
El Barcelona respondió con una victoria al riesgo de abrir la jornada 33ª. Espantó sus miedos. Vivirá un domingo tranquilo, feliz. Si la Real Sociedad le hubiera arañado puntos, padecería ahora un feroz ataque de ansiedad. Sin elevar la categoría de su fútbol, despachó a los donostiarras, que seguirán más cerca de la Segunda que de la permanencia. [Vídeo]
El Barcelona rompió la mala racha fuera de casa, tras sus derrotas en La Romareda y El Madrigal, en un momento muy oportuno: un día antes de que sus dos máximos rivales por el título se intenten destrozar entre ellos. No combatirán por el liderato, sino por la segunda plaza.
La Real Sociedad, que sirvió el bálsamo curativo a los azulgrana a costa de envenenar su futuro, opuso algo de orden y alguna gota de carácter defensivo. Esos ingredientes le permitieron aguantar el 0-0 durante 45 minutos.
Pero en el 46, recién comenzada la segunda fase, una asistencia de Ronaldinho dejó a Iniesta citado cara a cara con el gol. Y desde entonces, el orden donostiarra desapareció, aumentaron las probabilidades de goleada y la Real perdió el libreto. Le faltó convicción en la faceta ofensiva para cazar el resultado sorpresa y dormir por una vez fuera de los puestos de descenso.
Si la goleada no culminó fue, fundamentalmente, porque al Barcelona le sigue faltando la pegada. Y eso, hoy por hoy, quiere decir que añora al mejor Samuel Eto'o. El camerunés marcó su gol, pero a los 88 minutos. Antes, aunque trabajó con fe, malgastó munición. Como sus compañeros de línea.
Esa falta de tino para abrochar los resultados, nada nueva esta temporada, condenó al Barcelona a pasar apuros por los últimos coletazos 'txuri-urdin'. Pero tampoco Kovacevic, o Savio, están para dar lecciones de puntería.
La melodía monocorde, el 'tempo' andante del Barcelona, le permitió a la Real acoplarse al partido, aunque nunca tuvo los arrestos de tomar la iniciativa. Los azulgrana precisaban de un solista que rompiera: Messi, el más capacitado del momento, apareció en contadas ocasiones. Y no defraudó: deslumbra siempre.
Los donostiarras dependen de que Savio conduzca la pelota, en carrera o a balón parado, hacia el área contraria. Pero la falta de compañía le obliga a firmar un final poco feliz a sus jugadas.
La llegada del gol dio otro aire al partido. Quien esperara que se plasmase en una reacción donostiarra se quedaría pasmado. El Barcelona intensificó su mando. Los cambios de cariz ofensivo que hizo Lotina apenas tuvieron efecto, porque su equipo se vio obligado a echarse atrás.
Sin embargo, entre los fallos de remate azulgrana y los aciertos del portero chileno Bravo, la Real llegó a contar con oportunidades de igualar el partido. Fue unos segundos después de la mejor, un remate sin control de Savio desde la frontal, cuando apareció de nuevo Ronaldinho y combinó con Eto'o. Y terminó la función.
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