Penya Barcelonista de Lisboa

dilluns, de febrer 12, 2007

Conexión culé


Conexión culé
• El Barça da un salto en la clasificación y celebra una jornada solo rota por el enfado de Etoo


El Camp Nou acabó haciendo ayer la ola, entre gritos de "campeones, campeones", y una alegría que no se palpaba desde hacía tiempo. Los culés se sintieron en la gloria, conectados desde la distancia con el equipo de básquet y entusiasmados más de cerca por un Barça que, al fin, pegó un salto en el campo y en la Liga.

En medio de tanta alegría hubo también un mal gesto. Etoo estaba listo para volver, como hizo Messi, pero cuando le llegó la hora, le pareció que era demasiado tarde, y se negó a jugar. Cosas del Barça.

Antes de ese episodio, de siete a nueve de la tarde, todo le salió redondo. Fue una fiesta con mucho para elegir.

Para empezar, una Copa. Y no ante cualquiera. El Madrid es el Madrid y, a diferencia de lo que sucede en el Bernabéu, en Vistalegre las cosas funcionan. Al revés que en el Palau hasta hace dos días. Quién lo iba a decir, los chicos de Ivanovic jugaron como suelen o solían hacerlo los de Rijkaard. Y arrollaron.

Signos de confianza

Simultáneamente, el Camp Nou fue calentándose. El paradón de Valdés en el penalti con 0-0, los dos goles de Ronaldinho, el regreso de Messi, la sensación de que el equipo anda cada día un poco más fino, y para acabar, ya con la Copa en la mano, repasar la clasificación y comprobar que el Barça ha abierto un pequeño hueco. Poca cosa, pero suficiente para marcar distancias.

El Sevilla no acaba de pillarle nunca, y está a tres puntos, el Madrid no pierde el paso gracias al proscrito Beckham y está donde estaba --a cinco--, y el Valencia sufre revolcones --ayer en Getafe (3-0)-- cuando más fiable parece.

Y ese es justo el rival que le espera el domingo en Mestalla, en el inicio de una cuesta que puede determinar el futuro de la Liga.El Barça da signos que invitan a pensar en la recuperación de lo mucho que ha perdido en los últimos meses, una confianza reforzada por la vuelta de Messi y de Etoo, a quienes el Camp Nou tanto echaba de menos.

Pero, curiosamente, después de días y días de hablar solo de ellos, quien apareció ayer a lo grande fue Ronaldinho, con dos goles, un poste y algo de la chispa de antes. ¿Casualidad? Tal vez, sí. O tal vez, no. Quizá fue una manera de reivindicar su nombre, una manera de recordar que él sigue aquí y que, cuando se le necesita, aparece casi siempre.

Es verdad que, a menudo, ahora quiere y no puede. Pero, ayer, quiso más que últimamente, vaya si quiso.Etoo también quería más de lo que Rijkaard le ofreció a última hora. Estaba ansioso por jugar en el Camp Nou, por oír corear su nombre, como ocurrió cuando salió Messi, por reanudar su estancada cuenta de goles, por sentir que su rodilla es la de antes... P

ero se quedó en el banquillo más de lo que esperaba y cuando el técnico le dijo que saliera, él dijo que nones.

El toque de Ronaldinho

Un lío en medio de la fiesta. Un episodio que dará que hablar y que cobrará más o menos fuerza según actúe el delantero. De entrada, Rijkaard lo contó tal cual. Ronaldinho también lanzó un mensaje muy claro, que sonó a reproche: "Siempre hay que pensar lo que es mejor para el grupo".

La cuestión es si para Etoo será un enfado pasajero, como el verano pasado cuando se fue irritado a casa tras ser sustituido y no salió en la foto oficial de campeón de la Supercopa. Luego se disculpó en el vestuario. Es lo que se espera que haga ahora. El Barça no está para malos rollos.

El Camp Nou está más que nunca con los suyos. Con quienes ganan partidos, como Ronaldinho, Messi y Etoo, y con quienes escriben lo que piensan, como Oleguer.