Un gato bajo palos y un lince en la banda
Un gato bajo palos y un lince en la banda
Contracrónica - Valdés salvó al Barça al final y el linier Fidalgo enervó a la grada con su banderín
Fernando Polo / BARCELONA
Víctor Valdés hizo ayer nuevos méritos para que la afición culé coree algún día su nombre a pleno pulmón. El hombre que salvó al Barça en la final de París se puso ayer el mismo traje de superhéroe para saltar como un gato hasta su escuadra derecha y sacar un cabezazo de Mikel González que se colaba ya en tiempo de descuento. Diez minutos antes también había abortado con una parada de valiente un chut a bocajarro de ese punta incombustible llamado Kovacevic.
Todo eso con 1-0 en el marcador y con la Real volcada sobre el área azulgrana y envalentonada por la expulsión de Sylvinho.
Anoche, el portero azulgrana fue decisivo de nuevo para ganar un partido que en la grada se estaba viviendo con muchos nervios. Entre otras cosas, por la actuación de un juez de línea que acertó bastante –y eso es noticia– pero que también se quedó a oscuras en un par de acciones que protestaron los jugadores del Barça.
Anoche, el portero azulgrana fue decisivo de nuevo para ganar un partido que en la grada se estaba viviendo con muchos nervios. Entre otras cosas, por la actuación de un juez de línea que acertó bastante –y eso es noticia– pero que también se quedó a oscuras en un par de acciones que protestaron los jugadores del Barça.
En estos tiempos que corren en que en el coto de Doñana se teme por la supervivencia de los últimos doscientos linces ibéricos, anoche en el Camp Nou un auxiliar de Turienzo Álvarez rivalizó en agudez visual con este felino. José Ignacio Fidalgo era el linier que cubrió en el primer tiempo el ataque del Barça, y lo cierto es que hiló muy fino, acertando casi siempre.
Los culés que veían el partido por televisión le dieron la razón a regañadientes cuando en el minuto 18 anuló un gol a Gudjohnsen por fuera de juego, o cuando hizo lo mismo con Xavi por idéntico motivo (22'). Sin embargo, los que estaban en la grada no tenían tele y la tomaron con él creyendo que levantaba la banderita a bulto. Por eso, cuando en el minuto 25 se torció un tobillo al intentar esquivar a Giuly con un salto nada felino, la gente se mofó de él. Las risas se acabaron cuando, diez minutos después, paró un ataque de 'Guddy' por un 'orsay' que no era.
En la segunda parte, Fidalgo volvió a estar bien en el fuera de juego, pero lo que no vio fue un penalti a Sylvinho. Le cogía algo lejos. En cambio, sí le pillaba cerca un lance en que Kovacevic le dio un sopapo a Gudjohnsen. Pero no vio nada. La afición, que poco antes había ovacionado a Deco al ser sustituido por Iniesta, acabó de calentarse con la expulsión de Sylvinho por dos acciones sin peligro físico para los rivales que le valieron dos amarillas. Por suerte, Víctor devolvió la calma a la grada
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