Penya Barcelonista de Lisboa

dilluns, de febrer 21, 2011

Larga vida a Messi




Larga vida a Messi
El Barça se impone al final en un encuentro muy disputado frente al Athletic
RAMON BESA - Barcelona - 20/02/2011

Messi reapareció a tiempo para suerte del Barça y desdicha del Athletic. Justo cuando parecía un autista, un jugador fuera de forma perdido en un equipo fatigado, la Pulga marcó la diferencia con dos jugadas prodigiosas que convirtieron en anecdóticos los pasajes del partido protagonizados por Alves, Llorente, Toquero, Villa. "¡Vive Dios que vive Messi!", exclamó un socio de tribuna, cansado de que le preguntaran desde hace días si a Messi no se le habría acabado la cuerda. No por el momento: gol número 41 de la temporada en su partido 250 con la zamarra del Barcelona.

Un empate y una derrota consecutivos son demasiado partidos sin ganar para un equipo récord y para un jugador único. A Messi le debieron silbar los oídos porque su respuesta a la crítica fue estupenda. Desde el esfuerzo colectivo y la figura del argentino, el Barça levantó una jornada muy complicada y temida por el barcelonismo. A los malos resultados se añadía la presión del Madrid y noticias tan sorprendentes como la lesión de Valdés, el caldo de cultivo para la habitual tragedia culé. El triunfo se imponía en el Camp Nou como un acto de fe.

Y si los azulgrana cantaron victoria fue por los arrebatos de Alves, el oportunismo de Villa, la clarividencia de Xavi y por el talento de Messi, competitivo por naturaleza. El equipo ha perdido finura, toque, precisión y ya sabe que su fútbol sincronizado depende de la velocidad y del espacio. Al Barça le falta un metro, llega un segundo tarde a la jugada, resbala Pedro, los árbitros ya no siempre pitan a favor y los rivales son gigantes. Ayer el Athletic fue físico, agresivo y ambicioso. Pocas veces se había vio un partido tan abierto. Hasta que se presentó Messi.

No hay receta que valga en el fútbol, tampoco para enfrentarse al Barça, equipo con mucha riqueza ofensiva, no solo por la distribución de sus delanteros sino por su despliegue defensivo, incluso en malos momentos como el actual. Los azulgrana partieron ayer con dos centrales, Piqué y Abidal, mientras Busquets basculaba entre líneas y Alves y Pedro abrían el campo. Muchos futbolistas se agrupaban por dentro alrededor de Messi, no se vislumbraba lateral izquierdo, salvo cuando retrocedía Pedro y en cambio Alves funcionaba como 7 y Villa de 9.

Un plan novedoso para contrarrestar un antídoto ya conocido. Caparrós afrontó el partido de Liga con el mismo dispositivo que tan buen resultado le dio en la Copa, simbolizado en un jugador como Iturraspe, un medio centro de corte defensivo que actúa por detrás de Llorente. Anoche, sin embargo, no pudo aguantar el 0-0 sino que a los tres minutos ya había tomado un gol que respondía exactamente al dibujo de Guardiola: Xavi revoloteó con su pelopina en la medular, profundizó para Alves y el centro del brasileño lo empaló Villa de primera.

El Guaje ya le ha marcado 11 goles en 16 partidos al Athletic, el de anoche en una posición que rozaba el fuera de juego, muy al límite. Los rojiblancos taparon muy bien las líneas de pase y se arrimaron al área del Barcelona con movimientos muy interesantes, sobre todo por parte de Llorente, estupendo en el cuerpo a cuerpo, en el regate y en el remate. El ariete riojano forzó dos ocasiones extraordinarias, una ganada después de sentar a Piqué en el área, y la segunda en un cabezazo picado después de un centro de Gabilondo. A las dos respondió muy bien Pinto.

El portero suplente sacó la mano de manera rápida a los dos remates del Athletic, un equipo más directo y selectivo que el Barça tan honesto y dominador como barroco. Las mejores noticias en el bando azulgrana no son ahora precisamente los pases y el juego fluido y asociativo sino la intensidad en la recuperación y las roturas de Villa.

La salida de Toquero alteró el paisaje del partido, tanto para el Athletic, que se desplegó con un 4-4-2, como para el Barça, que replicó con su 4-3-3. La remodelación desajustó la defensa del Barça. Al poco de empezar, falló Abidal en la entrega y no estuvo atento en la recepción Busquets, que tiró a Llorente. El penalti lo transformó Iraola. Y, acto después, el árbitro perdonó la expulsión de Piqué después de derribar a Toquero cuando enfilaba a Pinto.

El partido estuvo un buen rato dominado por el impacto de Toquero. Hasta que reapareció Messi. La Pulga enchufó a la hinchada en el partido después que el árbitro le negara un penalti por una entrada de Javi Martínez. A la presión ambiental siguió la carga futbolística. Insistió Xavi en la apertura a Alves y el centro lo remató Messi. Desapareció el miedo, y se volvieron a contar las jugadas preciosistas. Había pasado lo peor para el Barça, merecedor de una sufrida victoria, reparadora para su ánimo.