Le llaman 'Il capitano'
Puyol jugará por sexta vez en San Siro, donde sólo ha perdido una vez
El 2 de noviembre de 1999 Carles Puyol Saforcada, jugó su segundo partido en la Champions con el Barcelona. Ha pasado tanto tiempo que Guardiola jugaba a su lado, hoy es su entrenador y está mucho más calvo, tanto como que lleva 97 partidos en Champions y Mourinho, que era uno de sus entrenadores, hoy es el técnico del Inter y peina canas. Ayer Puyol cruzó el primero la puerta del Hotel Martínez y se subió sonriente al autocar dispuesto a concluir el viaje a Italia para jugar hoy en San Siro. Al de La Pobla se le nota a la legua cuando está contento y ayer, cuando pisó uno de los estadios que más le fascinan, parecía ser feliz. Fan confeso del Milan, jugará hoy contra el Inter, en la que será su tercera semifinal consecutiva en la Champions y su séptimo partido en San Siro, si se cuenta el homenaje a Albertini, después de medirse tres veces al Milan y dos al Inter, siempre con empate a cero. En San Siro, sólo ha perdido una vez (1-0 en la temporada 2004-2005), ha empatado tres y ha ganado una, con gol de Giuly, camino de la final de París ante el Arsenal.
Puyol dijo un día: "Yo sólo quería jugar en el Barcelona, todo lo demás es como un regalo". Ha levantado dos Copas de Europa y es el segundo jugador con más partidos en la Champions, por detrás de Xavi. Pero nunca rehuyó la idea de probar cosas nuevas. Estuvo tentado de dejar el Barcelona para jugar en el calcio al menos un par de veces, antes incluso del inicio de la presente campaña. El italiano es un fútbol que le fascina, pero a los 32 años, parece poco probable que lo cate, aunque todavía está a tiempo. Una cláusula del contrato que firmó el 24 de octubre del año pasado le deja libre el 30 de junio, basta con que avise un mes antes. "No es algo que contemplemos, sería una sorpresa", asumen en el club, donde consideran que Puyol se reservó el derecho a no enfrentarse a un cambio de entrenador. Nadie duda de que seguirá porque, entre otras cosas, pretende seguir aprendiendo al lado de Guardiola, el mismo que un día le avisó de que iba marcar a Figo en el Camp Nou, cuando era su capitán pero ya parecía su entrenador.
"Todo lo que tiene se lo ha ganado él sólito, nada ha sido un regalo", discrepa Guardiola de su capitán, al que, cuando se daba por seguro que no quería seguir porque no le gustaba jugar de lateral, le avisó: "Entiendo que se plantee irse a conocer otras experiencias. Es legítimo. Pero que se lo vaya quitando de la cabeza. Le necesitamos. Se quedará y jugará cuando yo le diga y donde yo le diga". El sábado, en Cornellà, contra el Espanyol, Puyol jugó como lateral, en las dos bandas, y un rato de central, en una progresión que parece no tener fin. Este Puyol sólo se parece en el pelo al que pisó Italia por vez primera en 1999. Su crecimiento ha sido tal que ya no vive de su poderío físico, sino que se ha grabado el campo en la sesera y ha aprendido a entender el juego. Empeñado en ser futbolista del Barcelona, cuando lo consiguió decidió convertirse en superhéroe y partirse la cara, literalmente, por honrar la camiseta. Cultivó el cuerpo y lo sigue haciendo -se somete a una sesión de pilates cada vez que puede- y decidido a ser el mejor, se buscó hace un par de años a un profesor particular -Joan Vilà, ex entrenador en el fútbol formativo del Barcelona- con el que durante un año diseccionó tácticamente los partidos que jugaba.
Dicen de Puyol que trabaja mucho, porque se valora poco, y que si no se le han subido los humos a la cabeza es porque sigue sin creerse que ha cumplido su sueño de infancia. "Puyi me parece el mismo que ha trabajado conmigo hace diez años... no parece que tenga 31 años, parece que sigue teniendo 22", dice Mourinho, que le vio debutar en el Barcelona. "Mantiene la misma pasión, y el mismo entusiasmo. Él sabe lo que quiero decir, el fútbol y el éxito no lo han cambiado". "Puyol es un lujo", sostiene Xavi. "Somos Puyol y diez más, máquina" añade. "Es el referente, el ejemplo. Puyol nos obliga a ser mejores cada día", dice Valdés. Han pasado 11 años desde la primera vez que jugó en Italia; Puyol vuelve a San Siro, con los mismos pelos y el brazalete con la senyera que honra desde hace años. Por algo le llaman il capitano.
"Parece que sigue teniendo 22 años", cuenta José Mourinho
Puyol: "Yo sólo quería jugar en el Barça, lo demás es un regalo"
Puyol dijo un día: "Yo sólo quería jugar en el Barcelona, todo lo demás es como un regalo". Ha levantado dos Copas de Europa y es el segundo jugador con más partidos en la Champions, por detrás de Xavi. Pero nunca rehuyó la idea de probar cosas nuevas. Estuvo tentado de dejar el Barcelona para jugar en el calcio al menos un par de veces, antes incluso del inicio de la presente campaña. El italiano es un fútbol que le fascina, pero a los 32 años, parece poco probable que lo cate, aunque todavía está a tiempo. Una cláusula del contrato que firmó el 24 de octubre del año pasado le deja libre el 30 de junio, basta con que avise un mes antes. "No es algo que contemplemos, sería una sorpresa", asumen en el club, donde consideran que Puyol se reservó el derecho a no enfrentarse a un cambio de entrenador. Nadie duda de que seguirá porque, entre otras cosas, pretende seguir aprendiendo al lado de Guardiola, el mismo que un día le avisó de que iba marcar a Figo en el Camp Nou, cuando era su capitán pero ya parecía su entrenador.
"Todo lo que tiene se lo ha ganado él sólito, nada ha sido un regalo", discrepa Guardiola de su capitán, al que, cuando se daba por seguro que no quería seguir porque no le gustaba jugar de lateral, le avisó: "Entiendo que se plantee irse a conocer otras experiencias. Es legítimo. Pero que se lo vaya quitando de la cabeza. Le necesitamos. Se quedará y jugará cuando yo le diga y donde yo le diga". El sábado, en Cornellà, contra el Espanyol, Puyol jugó como lateral, en las dos bandas, y un rato de central, en una progresión que parece no tener fin. Este Puyol sólo se parece en el pelo al que pisó Italia por vez primera en 1999. Su crecimiento ha sido tal que ya no vive de su poderío físico, sino que se ha grabado el campo en la sesera y ha aprendido a entender el juego. Empeñado en ser futbolista del Barcelona, cuando lo consiguió decidió convertirse en superhéroe y partirse la cara, literalmente, por honrar la camiseta. Cultivó el cuerpo y lo sigue haciendo -se somete a una sesión de pilates cada vez que puede- y decidido a ser el mejor, se buscó hace un par de años a un profesor particular -Joan Vilà, ex entrenador en el fútbol formativo del Barcelona- con el que durante un año diseccionó tácticamente los partidos que jugaba.
Dicen de Puyol que trabaja mucho, porque se valora poco, y que si no se le han subido los humos a la cabeza es porque sigue sin creerse que ha cumplido su sueño de infancia. "Puyi me parece el mismo que ha trabajado conmigo hace diez años... no parece que tenga 31 años, parece que sigue teniendo 22", dice Mourinho, que le vio debutar en el Barcelona. "Mantiene la misma pasión, y el mismo entusiasmo. Él sabe lo que quiero decir, el fútbol y el éxito no lo han cambiado". "Puyol es un lujo", sostiene Xavi. "Somos Puyol y diez más, máquina" añade. "Es el referente, el ejemplo. Puyol nos obliga a ser mejores cada día", dice Valdés. Han pasado 11 años desde la primera vez que jugó en Italia; Puyol vuelve a San Siro, con los mismos pelos y el brazalete con la senyera que honra desde hace años. Por algo le llaman il capitano.
"Parece que sigue teniendo 22 años", cuenta José Mourinho
Puyol: "Yo sólo quería jugar en el Barça, lo demás es un regalo"
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