El fútbol no tiene precio
El fútbol no tiene precio
Los títulos no se compran, se ganan. Con o sin la pasarela estival, con mayor o menor dispendio en el rastrillo, llegado el momento crucial el Madrid volvió a descarrilar en la Copa de Europa. Por sexta edición consecutiva su límite fueron los octavos de final. Lo mismo le ha dado medirse con el Juventus, el Bayern, el Arsenal, el Liverpool, el Roma o el Lyon, al que, por cierto, no ha superado en sus últimos seis encuentros. Desde el trono institucional se había propagado un proyecto de ensueño encaminado sin remedio a ganar la 'décima' en Chamartín, al abrigo de la grada. Un regalo para la afición. La realidad, una vez más, desmintió a los despachos. Cuando rueda la pelota, el asunto es de los futbolistas, no importan los fastos hollywoodienses. Ni siquiera es una referencia que el adversario no tuviera chequera para retener a su gran estrella, Benzema. Sin él, con un buen equipo, el Lyon desterró al Madrid. En el deporte todo es posible, salvo para quienes consideran que el césped es un tapiz bursátil. El Madrid sufrió una derrota deportiva, nada más, e incluso pudo haber solventado con creces el duelo en el primer periodo. Pero cuando se aspira a la inmortalidad y ésta cala entre la gente, es lógico que se desate una crisis desproporcionada. O no tanto. Quizá sólo acorde a las grandilocuencias previas.
Los títulos no se compran, se ganan. Con o sin la pasarela estival, con mayor o menor dispendio en el rastrillo, llegado el momento crucial el Madrid volvió a descarrilar en la Copa de Europa. Por sexta edición consecutiva su límite fueron los octavos de final. Lo mismo le ha dado medirse con el Juventus, el Bayern, el Arsenal, el Liverpool, el Roma o el Lyon, al que, por cierto, no ha superado en sus últimos seis encuentros. Desde el trono institucional se había propagado un proyecto de ensueño encaminado sin remedio a ganar la 'décima' en Chamartín, al abrigo de la grada. Un regalo para la afición. La realidad, una vez más, desmintió a los despachos. Cuando rueda la pelota, el asunto es de los futbolistas, no importan los fastos hollywoodienses. Ni siquiera es una referencia que el adversario no tuviera chequera para retener a su gran estrella, Benzema. Sin él, con un buen equipo, el Lyon desterró al Madrid. En el deporte todo es posible, salvo para quienes consideran que el césped es un tapiz bursátil. El Madrid sufrió una derrota deportiva, nada más, e incluso pudo haber solventado con creces el duelo en el primer periodo. Pero cuando se aspira a la inmortalidad y ésta cala entre la gente, es lógico que se desate una crisis desproporcionada. O no tanto. Quizá sólo acorde a las grandilocuencias previas.
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