Penya Barcelonista de Lisboa

dilluns, de novembre 30, 2009

EL CLÁSICO DE LA LIGA // EL PROTAGONISTA EN LA DEFENSA


Puyol, el eterno coloso
• El capitán completó un encuentro impecable desquiciando a los delanteros del Madrid y el Camp Nou lo aclamó

• "Ha hecho un partidazo", dice Piqué, su socio del eje de la zaga

No, no tiene Puyol 20 años. Aunque lo parezca. No, no tiene 20 años aunque su fútbol desprendiera anoche un aire juvenil, rebelde y, sobre todo, impecable. Sostenido a sus 31 años por un físico de acero, el capitán completó anoche un partido sublime. Sublime estuvo en todas las facetas del juego. Casi perfecto. Por no decir perfecto. Sublime en la anticipación, sublime en la entrega --eso no es ninguna novedad en Puyol--, sublime en la lectura táctica y, especialmente, sublime porque entendió donde debía estar en cada momento.
No solo lo entendió sino que llegó a tiempo. Ahí radicó la grandeza del partido de Puyol. Del "partidazo", como lo calificó ayer Gerard Piqué, su compañero en el eje de la defensa azulgrana. "Se le ve muy rápido, muy fuerte, parece que tenga 20 años", añadió el otro central azulgrana. No, no era suya la frase. La paternidad corresponde a Pep Guardiola, el técnico que resoplaba aliviado cada vez que veía al capitán barrer el área de Valdés como si fuera un huracán. "Puyi está impecable, parece que tenga 20 años", dijo el técnico. Llegó antes que el lento y torpe Marcelo. Llegó antes que Higuain, a quien no toleró que le engañara con un recorte que a cualquier defensa habría dejado desnudo. A Puyol, no. Y llegó, por supuesto, antes que Benzema, ese melancólico delantero francés que evoca más a Anelka que a Ronaldo.
Ni gol ni penalti
En todas esas decisiones, el capitán acertó. En todas esas decisiones había un riesgo infinito porque se producían dentro del área azulgrana, tan cerca de Valdés que la afición sintió la angustia del gol. O del penalti. Pues ni gol ni penalti. Solo así se explica la grandeza de su partido. En las tres decisivas acciones, Puyol se interpuso en el camino del Madrid, que acabará soñando con esa eterna melena que se pasea desde hace una década por el Camp Nou. El estadio se lo agradeció de la mejor manera posible. Lo ovacionó en cada una de sus jugadas, transformando a Puyol en un coloso.
"Estoy orgulloso de lo que ha hecho mi defensa y de lo que ha hecho el capitán", dijo luego Valdés. Precisamente él, otro de los héroes de la noche. Pero lo de Puyi adquirió dimensiones épicas. "Es muy grande, estuvo inmenso", subrayó el portero, coronado de nuevo ante Cristiano Ronaldo, a quien tiene atormentado. Tanto, tal vez, como lo que hizo ayer Puyol porque a medida que pasaban los minutos y el Madrid se iba encogiendo, él pareció agigantarse. Sus estadísticas no reflejan ese partido que quedará en el recuerdo del barcelonismo como cuando anuló a Figo en octubre del 2000 en el retorno de este al Camp Nou tras su traumática marcha al Madrid. Hace justo ahora nueve años y un mes. La prueba, por si alguien tenía dudas --¿existe alguien?--, de que el tiempo no pasa para Puyol. "No sé cuánto aguantará, pero ha estado muy bien. Muy bien", reiteró Guardiola.
Bojan en la grada
Nadie sabe cuanto resistirá ese coloso en pie. Tras recuperar cuatro balones y perder solo uno, después de haber hecho 12 despejes y completar 26 pases buenos de los 29 que realizó, Puyol entró orgulloso en el vestuario. Allí le esperaba un equipo entero para aplaudirle por el portentoso partido. Y un portero entregado a su capitán. "¡Qué grande Puyi, qué grande!", le dijo en privado Valdés cuando se abrazó con él. Y después lo repitió en público mientras el barcelonismo, que no había reparado en que Bojan tuvo que ver el clásico desde la grada por decisión de Guardiola al ser descartado de la lista de 18 jugadores, volvía a casa asombrado. Asombrado porque un hombre que luce desde hace años con honor un brazalete cuatribarrado emergió anoche para demostrar que su cuerpo y su mente son eternas.

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