Penya Barcelonista de Lisboa

diumenge, d’agost 30, 2009

LIGA 2009-2010|EL DESAFÍO DE SER TAL COMO ERA


El Barça de Guardiola inicia la Liga obsesionado con partir de cero y ser fiel al espíritu del triplete

La Liga se abre y el mundo entero sigue a los pies del Barça de Pep Guardiola, encumbrado como el mejor equipo de la historia, y que ha echado a andar otra vez sin perder el paso, adornando el triplete con la Supercopa de España y la de Europa, en una primera declaración de principios que le deja a salvo de la decadencia que siguió al Barça de Ronaldinho después de París. Este Barça no ha cambiado, y si el éxito fuera cuestión de «feeling», es difícil no pensar que a esas cinco Copas les seguirán alguna más, por más que el Madrid de Florentino y Ronaldo pueda imponer respeto. De momento, es un equipo en el aire que ha costado 250 millones, el precio del triplete. Pero el «feeling» es solo una sensación que a Guardiola le ha llevado a cambiar a Etoo por Ibrahimovic y a la mayoría de los culés les mantiene el cosquilleo en el cuerpo que sintieron con el 2-6 del Bernabéu, y en Mestalla con la primera Copa y en Roma, en el final más mágico jamás vivido. Y ahora el «feeling» que tiene Guardiola y que intenta inculcar a sus campeones es que todo está por hacer, y nada mejor para reforzar ese discurso que el sufrimiento ante el Shaktar. Así que vuelta a empezar.

ESFUERZO Y HUMILDAD /

Hace un año, en la presentación, el técnico lanzó un mensaje que entonces pasó de largo y quedó en una de sus brillantes ocurrencias: «Abrochénse los cinturones que lo pasaremos bien». El viaje fue mucho más excitante de que lo ni él ni nadie podía imaginar y, en el fondo, aún no ha acabado. El círculo de esa aventura se cerrará en diciembre, en Abu Dhabi, con la búsqueda de la sexta copa, el Mundial de Clubs, la única que el club no ha ganado nunca.Pero antes de ese viaje, al Barça le esperan la Liga y la Champions. Y en el inicio de esta segunda aventura, el empeño de Guardiola es que el equipo baje de las nubes y se ponga a correr a ras de tierra, fiel a los mandamientos que todos siguieron a rajatable, del primero al último: humildad, trabajo, esfuerzo, solidaridad, valentía...Y todo, sin perder nunca el estilo. El Barça ha desfilado por la Liga y por la Champions como un enorme seductor, capaz de conquistar a sus víctimas mientras las liquidaba con una exquisita crueldad. Una muerte dulce para muchos, rendidos ante un rival celestial, y una agonía terrible para otros, arrodillados ante el peor enemigo, con el Madrid en primera fila.

EL PESO DE LOS JÓVENES /

Por más que ahora intenten enterrarlo, ahí queda para siempre el recuerdo del 2-6, de aquella obra maravillosa que enmudeció al Bernabéu, y acabó con la lamentable cantinela del canguelo. Si algo no tiene este equipo es miedo, a imagen y semejanza de la mano que le guía, un Guardiola que siempre mira adelante, obsesionado con atacar, atacar y atacar, y que ha ido engordando el peso de los jóvenes, sin temblarle el pulso a la hora de darles bola. En Montecarlo, sin ir más lejos cambió a Ibra por Pedro y a Henry por Bojan, y justo entonces sonó la flauta, con ese punto de suerte a la que también corteja como buen discípulo de Cruyff que es.Así que como ferviente cruyffista ha escuchado un sínfín de veces aquel proverbio de que «el segundo año es el más díficil» y la coletilla de que «lo difícil no es llegar sino mantenerse”, un mensaje que le servirá para intentar mantener a la plantilla al margen de la tentación de la autocomplacencia, uno de los pecados a los que sucumbió el Barça de Ronaldinho. No parece que vaya a seguir el mismo camino. De momento, algo ya ha cambiado. En Montecarlo, el escenario de aquel declive, Guardiola se emparentó con el Barça de las Cinco Copas por la vía del sufrimiento. Una buena señal. Con Ibrahimovic como gran atracción y al mismo tiempo el foco de las dudas de algunos culés, Guardiola respira un poco más tranquilo con la llegada de Chigrinskiy, un central por el que ha perdido la cabeza y que el club ha tardado más de la cuenta en fichar, pese a la carta blanca que merece el autor de esta gran obra. El mejor Barça de la historia tiene ante sí el reto de volver a ser tal como era.