Penya Barcelonista de Lisboa

dissabte, de març 28, 2009

LA VIDA DE PEP GUARDIOLA AL DESCUBIERTO (CAPÍTULO I)


“De pequeño ya era sufridor y responsable”
El antiguo director de su escuela y los primeros compañeros detallan el proceso de formación de Guardiola

El balón siempre fue una referencia para Josep Guardiola. Sus amigos de infancia tienen, ante todo, gravada la imagen de Pep con una pelota y con ansias de jugar. En clase era un alumno más, pero cuando realmente centraba las miradas era en los recreos. En la Escola Llissach de Santpedor todos aún tienen muy presente la habilidad innata del hijo de Valentí y Dolors para jugar a fútbol con su físico frágil y menudo.

Guardiola fue educado por las monjas de la escuela bajo la dirección de Toni Besares, quien recuerda distintas anécdotas y, como no podía ser de otra manera, con el balón de por medio. Pep era un niño reservado, cuyas emociones fluían más por dentro que por fuera. Besares explica con un ejemplo muy nítido como era capaz de sufrir sin que se notara lo más mínimo: “Esto no lo sabe prácticamente nadie, pero cuando iba a párvulos se cayó en el patio, como pasa en infinidad de ocasiones. Se dislocó el hombro, pero no dijo ni pío. Volvió a clase, se marchó a su casa y fue entonces cuando confesó que le dolía.

Con este detalle ya se vio que era alguien muy sufridor. ¿Por qué no dijo nada? No sé si fue por miedo a una bronca, por su carácter o por miedo a que no le volvieran a dejar jugar. Era muy responsable”.

Uno de sus compañeros de clase y actual presidente de la Penya Barcelonista de Santpedor, Toni Valverde, no olvida que durante la semana organizaban unas peculiares partidos “que empezaban el lunes y acababan el viernes. El marcador final podría ser de 58 a 49 o algo así. El objetivo de todos lunes era conseguir que Pep estuviera en tu equipo. Era el más buscado. En párvulos o primero de básica destacaba mucho”.

Otro de sus amigos y vecino, Joan Perelló, había pasado muchas horas jugando en la calle con el actual entrenador del Barça y, pese a que Pep no era de los más traviesos, tiene en mente una de las trastadas preferidos de su pandilla. “Era muy habitual jugar en la plaza o en la calle, donde habían los cables de la corriente que atravesaban los pueblos. Cuando nos poníamos a jugar, chutábamos hacia arriba hasta tocar el cable y el pueblo se quedaba sin luz. Luego, llegaba el Land Rover de Fecsa y rápidamente desaparecíamos”.

Perelló tiene claro que había un elemento que iba unido de forma indisociable a Guardiola: el balón. “Jugábamos con todo tipo de objetos, como los arcos con flechas, pero para Pep el balón era fijo. Incluso cuando íba con la bicicleta llevaba la pelota encima ya fuera adelante o enganchada en el cuadro. No se separaba nunca de ella”.

Su vecino describe a Pep como alguien “un poco reservado y, sobre todo, muy vivo e inteligente. Un niño despierto con capacidad de liderazgo”.El técnico del Barça se marchó de Santpedor a los 13 años para ingresar en La Masia. A partir de entonces prácticamente sólo visitaba el pueblo durante las vacaciones navideñas o estivales.

El director de la escuela apunta que durante “la Fiesta Mayor, el club recreativo organizaba torneos de fútbol base y casi todas las entidades del pueblo iban detrás suyo. Entonces, un día me lo encontré solo en la pista chutando con su efecto característico. Nos saludamos y me dijo que estaba practicando. Le comenté que me parecía raro que estuviera allí con lo que le gusta el fútbol. Pero ya tenía muy claras sus responsabilidades y me respondió que no podía arriesgarse a volver lesionado a La Masia por un partido de fútbol sala”.Su andadura profesional le ha alejado de Santpedor y su presencia pasa mucho más desapercibida, según explica Besares, porque “sus padres se hicieron la casa en el inicio del pueblo y ahora no se le ve tanto por el centro.

Es la primera casa del pueblo. No tienen necesidad de venir hasta aquí”.Una de sus pocas citas ineludibles es en la feria de Sant Miquel. Toni Valverde valora de forma especial como “siempre que viene a Santpedor nos saluda y no te hace un extraño. En los últimos 15 años cuando nos hemos encontrado nunca hemos hablado de fútbol. Nos pregunta cómo van las cosas, el trabajo...”.

Su habilidad con el balón le llevó con apenas nueve años a apuntarse en una de las mejores escuelas futbolísticas del Bages como es la del Gimnàstic de Manresa. También cambió de colegio y fue educado en La Salle, a escasos cien metros de los campos de fútbol. Sus entrenadores eran los míticos Casado y Marsol, a los que siempre ha tenido un pedestal y le llevaban a diario en coche hasta Santpedor. Ambos técnicos, ya fallecidos, le guiaron para que su fútbol empezara a lucir por los campos de la comarca.

Uno de sus ex compañeros, Toni Sánchez, actualmente delegado del alevín del club, nunca ha olvidado “el primer partido que jugó con nosotros. Era en el campo del Navarcles. Entró en la segunda parte. En la media parte, entre yo y tres compañeros más le aconsejamos que estuviera tranquilo, que pasara el balón y a los cinco minutos todos nos miramos y nos dijimos: ¡Si este chico juega solo! Era un año y medio más pequeño que nosotros y nos dejó sorprendidos”.

Guardiola era un niño prodigio y “siendo alevín de primer año ya se fue con el infantil del Gimnàstic. Incluso ya resolvía los partidos y el Barça le empezó a seguir”. Casado y Marsol fueron sus mentores y, tal y como explica Toni Sánchez, “son dos instituciones en el Gimnàstic. Marsol, además, había jugado en Can Barça, a finales de los 50 o principios de los 60. Tenía un nombre”.

Pep entró en el vestuario un tanto cohibido ya que “era muy responsable, muy callado y tímido. Al principio no hablaba con nadie. Jugaba y veía que era el mejor del equipo, pero seguía con su prudencia”. Su constitución física seguía llamando la atención y su ex compañero comenta que “sabe mal decirlo, pero era como un palo de escoba. Sólo se le vía la cabeza. En el Barça le dieron más cuerpo”.Otro partido memorable de Guardiola en el Gimnàstic de Manresa fue cuando “él tenía 10 años y jugaba con chicos de 12 y 13. Era en el campo del Sant Vicenç de Castellet y salió tras el descanso cuando perdíamos por 2-0.

El partido acabó 2-5 y todo el público de Sant Vicenç le acabó aplaudiendo”. Pep fue decisivo, aunque en aquella época “su fuerte tampoco era marcar goles. Para esto ya estaba Velasco”. Toni se refería a Enrique Velasco, otro jugador del Gimnàstic que residió en La Masia. Su único lamentó es que Pep no les visite “ni que sea una vez al año”.

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