Penya Barcelonista de Lisboa

dijous, de març 19, 2009

CURIOSIDADES: En Palestina se considera que ser culé representa luchar contra las injusticias


En Palestina se considera que ser culé representa luchar contra las injusticias

Si se acercan a cualquier país del mundo árabe verán por las calles a muchos niños con la camiseta del Barça. Calles de Jordania, de Arabia Saudí, de Marruecos, de Argelia, de Egipto... e incluso en la recientemente bombardeada franja de Gaza, en Palestina, mi país.
¿Dónde empezó todo? ¿Dónde se inicio ese romanticismo entre el Barça y el mundo árabe? El auge que ha llevado al Barça a convertirse en el conjunto europeo más seguido en los países árabes se debe a Ronald Koeman y su famoso gol que permitió al Barcelona ganar su primera Champions de la historia en el estadio de Wembley en 1992. Desde ese memorable día --afirman todos los culés árabes-- el enamoramiento y el romanticismo con la camiseta azulgrana no han hecho más que crecer de forma exponencial. Y no se ha parado todavía.
El fútbol es pasión, que se acentúa con la Liga española y se desborda con el Barça. Sus jugadores son estrellas; más que estrellas, son héroes y gracias a la televisión por satélite se vibra con sus hazañas, con sus goles. Pero, en mi país, el Barcelona desata una pasión muy especial. En Palestina, a la historia espectacular del club y al festival garantizado sobre el césped hay que sumar una cierta identificación con la entidad deportiva que representa en todo el mundo al pueblo catalán. En mi país, el Barça adquiere una dimensión muy especial, un sentimiento compartido de igual forma a miles de kilómetros. La población palestina se identifica con la identidad del club barcelonista porque también se siente reflejada en el pueblo catalán, en sus sentimientos, en su forma de ser. Los catalanes, igual que sus homólogos palestinos, se esfuerzan por proteger su singular identidad.
Esta simpatía culé en Palestina aumenta de forma especial cada vez que se ve una bandera de mi país en el Camp Nou o se grita "Palestina, llibertat", como sucedió hace muy poco en el Palau Blaugrana, en la Euroliga de baloncesto en un partido contra el Maccabi de Tel-Aviv.
A diferencia de otros pueblos árabes, el ciudadano palestino cree que ser del Barça es luchar contra las injusticias --tal vez también ayuda el logotipo de Unicef que aparece en las camisetas del primer equipo-- y por eso se reúne en los restaurantes o cafés para ver a Xavi, Messi, Etoo, Henry y compañía jugando los fines de semana y los días de competición internacional. El Barça se convierte entonces una receta infalible para olvidarse, por lo menos durante 90 minutos, de la guerra que azota esta zona del mundo desde hace 60 años y sus repercusiones diarias con los asedios, los bombardeos y los puestos de control.Más lejos de Palestina, en todas las zonas de influencia árabe, la afición al Barça va en aumento y cada vez más se repiten auténticas peregrinaciones a la capital catalana desde distintos países para poder ver en directo un partido del Barça en el Camp Nou. Pero, a la vez, estos seguidores se sienten algo marginados por parte de la dirección del club, puesto que consideran que es insuficiente que solo una vez al año el equipo viaje a nuestros países para disputar un partido. Sabe a poco.