Guardiola extrema el control

Guardiola extrema el control

Cada semana, una sorpresa. Cada entrenamiento, una novedad. Cada día, un cambio. Todo para mantener la tensión entre los jugadores del Barcelona líder, del Barça de los récords. Desde que los jugadores han llegado a Sant Joan Despí, unos pósters los reciben en el nuevo vestuario construido para sus necesidades. Cada semana los dibujos son diferentes.

Y es que el cuerpo técnico empapela con grandes cartelones las paredes con los movimientos de cada futbolista en las jugadas de estrategia que van a trabajar durante la semana yque intentarán poner en práctica en el siguiente partido. Así, a fuerza de verlo cada mañana y de tenerlo siempre a mano, es como se consigue el éxito en el campo.
Para asegurarse, una hora antes de saltar al terreno de juego, Tito Vilanova, la mano derecha de Pep, se encarga personalmente de recordar a cada jugador su papel dentro de las cinco o seis jugadas de pizarra que han estudiado. "Guardiola es muy meticuloso, muy perfeccionista", dice Xavi sobre los métodos. El entrenador no desea quedarse con la miel en los labios.

Y ahora que se ha entrado en la segunda parte de la temporada, en los meses donde se deciden los títulos, el técnico del Barcelona busca la perfección de la perfección y ha extremado su ya de por sí puntilloso sistema de trabajo. Cuando hay algo en juego, Pep se vuelve metódico, cuida los detalles y no deja cabos sueltos. El traslado a la ciudad deportiva no ha menguado el celo por el secretismo de Pep. Por el efecto del vendaval, cayeron las lonas publicitarias que tapan el campo 1 y durante dos días los encargados de seguridad del club llamaban la atención de cualquier curioso que quisiera espiar los entrenamientos.

Guardiola mantiene conversaciones privadas con sus hombres para corregir errores y motivarlos. En Santander Guardiola rectificó su librillo y utilizó una defensa mixta a balón parado para que Busquets y Touré marcasen individualmente a Zigic. Para medirse el domingo con el Sporting en Liga tendrá que volver a hablar y mucho con los integrantes de una defensa inédita. Sin Alves, al que Competición no le levantó la amarilla y por el que el Barça recurrirá, ni Piqué y Márquez - también sancionados-y, posiblemente, sin Puyol, lesionado.

"Soy muy convincente en el cara a cara", tranquiliza el técnico. "Él cree en blanco y tú en negro y acabas pensando como él", corrobora Xavi en una entrevista en Efe. Y si no, que se lo pregunten a Piqué, que nunca olvidará el mal trago que pasó el día que jugaba por primera vez con el Barça en el Camp Nou. La previa de Champions contra el Wisla era el primer partido oficial y significaba el debut de Pep.

Alves se lesionó y a Piqué, que iba a cumplir un sueño, se le vino el mundo encima porque no estaba preparado. Viendo que tardaba, Guardiola se desesperó. "Me cago en l´ou", rechistó mientras el central se colocaba espinilleras y botas. El domingo le tocó a Cáceres. Expulsado Márquez, el entrenador quiso apuntalar la defensa. "Haz cuatro carreras rápidas", le ordenó, pero vio al uruguayo volver al banquillo. No llevaba puesta la camiseta. Pep no daba crédito.

Desde hace dos semanas, hay una misma frase que cierra el plan de entrenamientos del Barça. Reza así: "Por decisión del entrenador, los días, los horarios y los campos pueden ser modificados". Nadie se puede relajar.