Penya Barcelonista de Lisboa

dimecres, de setembre 19, 2007

VICTORIA DEL BARCELONA (3-0) SOBRE EL OLYMPIQUE DE LYÓN


Messi condece un respiro
Giovani y Bojan debutaron en la Liga de Campeones


No hay mejor remedio para suavizar una crisis en ciernes que un firme estreno en la Champions. Con la figura de Rijkaard más cuestionada que nunca, Henry muy lejos del crack que se esperaba y una solitaria victoria en sus tres partidos de Liga, volvió a emerger la menuda pero impresionante figura de Leo Messi para desmenuzar a un Olympique de Lyón (3-0), disminuido por la salida de sus estrellas.
Al partido no le faltaba ni una gota de drama. Sólo unos minutos antes del debut en Liga de Campeones, Laporta ratificaba su confianza a Rijkaard para apaciguar los ánimos. Quizás por eso al técnico holandés pocas veces antes se le había visto celebrar los goles con tanta rabia. Lo hizo en el primero, a pesar de que su autor fuera el desconsolado defensa rival Clerc. Eso sí, la jugada de Messi y su pase de la muerte bien merecían tan genuino visto bueno del rival.
Era el minuto 20 y hasta entonces el Barça sólo había mostrado maneras. Intenciones ante la portería rival que ni Henry ni Messi terminaban de definir, confirmando las carencias goleadoras exhibidas en lo que va de temporada. El Olympique, huérfano por la fuga de sus 'cerebros' (Abidal, Tiago, Malouda), vivía para entonces a expensas de alguna genialidad de su nueva estrella, el joven Benzema, o de algún golpe de inspiración en un libre directo de Juninho.
Sin embargo, al Barça le costó cerrar el partido. No lo consiguió Messi al filo del descanso, después de romper la cintura a un jugador francés, porque su remate a puerta casi vacía se encontró con un vengativo Clerc, que expíaba sus penas ante la sorpresa del Camp Nou. Tampoco Ronaldinho, tras una genial triangulación con Henry, ni mucho menos Henry, que parece tener la cabeza en otro lado y a punto estuvo de ser expulsado en una absurda acción.
Hubo que aguardar al sprint final. Entre la escasa intriga que provocaban las benévolas acometidas de Baros y Benzema y la nula fortuna de Deco, cuyos disparos se encontraban una y otra vez con un inspirado Vercoutre, volvió a aparecer Messi para sellar la primera alegría de la temporada. El argentino puso el lazo a una triangulación perfecta entre Giovani, sustituto de Xavi, Deco e Iniesta, con un disparo seco desde la frontal del área.
La fiesta parecía total a juzgar por los gestos de Rijkaard, que decidió conceder unos minutos al joven Bojan. Con los dos cachorros sobre el césped, el Barcelona cerró la goleada.